Europa no quiere que solo gobiernen los hombres. Esa es la teoría. En la práctica, llegar a la paridad cuesta. Así lo han demostrado los gobiernos de los estados miembros de la Unión Europea en sus propuestas para la Comisión Europea. Sólo cuatro países han propuesto a mujeres como futuras comisarias. Esa realidad complica al presidente, Jean-Claude Juncker, la configuración del que será el Gobierno europeo los próximos cinco años.
Juncker se comprometió a no convertir la Comisión Europea en un “club de hombres” y aseguró que sería intolerable plantear un Gobierno europeo que solo tuviera a “dos o tres mujeres”. Además, el nuevo presidente de la institución tiene la presión del Parlamento Europeo, al que debe plantear una lista cerrada de 28 comisarios que se someterán a un examen en cada una de las comisiones según su área. Los eurodiputados, que votarán el bloque completo, no respaldarán la propuesta de Juncker si tiene menos mujeres que las que configuran la actual Comisión (un 33%, es decir, al menos nueve nombres femeninos).
Por eso, el dirigente luxemburgués pidió a los gobiernos de los estados miembros que le enviaran más de una propuesta para la Comisión y que al menos uno de los nombres fuera el de una mujer. Además, sugirió que premiaría a aquellos que lo hicieran con áreas más importantes, como la económica. Pero la gran mayoría hicieron caso omiso. Sólo cuatro países han propuesto oficialmente a mujeres para la Comisión, según fuentes comunitarias.
La lista que maneja Junker no es pública ni definitiva, ya que está negociando con los estados miembros nuevos nombres con los que cumplir el objetivo de la paridad. Fuentes próximas al luxemburgués se niegan a dar detalles sobre esas conversaciones de alto nivel, pero apuntan a que ya maneja a ocho mujeres para integrarse en el Gobierno comunitario, que debe tener un representante por cada país.
Mariano Rajoy es uno de los líderes europeos que solo ha dado un nombre: Miguel Arias Cañete. El abandono de la cartera de Agricultura para encabezar la lista del PP para las elecciones europeas solo se explicaba si pasaba a ocupar un cargo atractivo, como un sillón en la Comisión. Sin embargo, las declaraciones sexistas de Cañete tras el debate con la candidata socialista, Elena Valenciano, y la relación con sus empresas puede complicar su candidatura al Gobierno europeo.
Los dirigentes que Junker finalmente proponga ante el Parlamento Europeo -previsiblemente en las dos primeras de septiembre después de que el Consejo Europeo del 30 de agosto determine los nombres del Alto Representante de la UE y del presidente del Consejo Europeo- deberán someterse a un examen ante los eurodiputados que integran la comisión del área a la que optan. En esa audiencia deben responder durante tres horas a preguntas de su competencia pero también a cuestiones políticas y personales.
Los eurodiputados de la Izquierda Plural van a promover entre sus colegas el rechazo a Cañete, según han explicado a eldiario.es fuentes de la coalición. Podemos tampoco secundará la lista de comisarios si finalmente Juncker incluye en ella al exministro de Rajoy y el PSOE, que rechazó durante la campaña el nombramiento de Cañete por su “machismo”, ahora apunta al voto en contra de la delegación si no aumenta el número de candidatas, pero no se pronuncia sobre el nombre concreto de Cañete.
Aunque la lista se vota en bloque, los parlamentarios pueden tumbar una candidatura concreta, como ya ha ocurrido en otros casos. Como el del italiano Rocco Buttiglione, que optó en 2004 para la Comisión de Justicia, Seguridad y Libertades pero se quedó fuera ante el rechazo de los eurodiputados por unas declaraciones en las que calificó de pecado la homosexualidad y limitó el papel de la mujer a que “tenga hijos y un hombre que la cuide”. La determinación de socialistas, verdes e izquierda europea a votar en contra obligó a Jose Manuel Durao Barroso a presentar otro candidato.
Una historia europea de hombres
El problema de la paridad al que se enfrenta Juncker no es nuevo. La política europea ha sido tradicionalmente cosa de hombres. Por ejemplo, la Comisión Europea ha estado presidida siempre por varones. Hasta 1989 no hubo ninguna mujer comisaria, es decir, la incorporación femenina tardó 31 años en llegar. En aquella ocasión fueron la francesa, Christiane Scrivener, y la griega, Vasso Papandreou, las designadas.
El número de mujeres comisarias fue aumentando lentamente en parte gracias a la incorporación de los países del este que en 2004 propusieron motu proprio nombres femeninos para ocupar cargos en la institución. No obstante, la paridad efectiva nunca se ha alcanzado y la representanción máxima ha sido del 33% en la comisión Barroso.
La Comisión no es la única institución europea con brecha de género. En el Parlamento solo hay un 37% de diputadas frente al 63% de diputados. Tan solo Malta (67%), Suecia (55%) y Finlandia (54%) tienen más representantes femeninas.