Un cabo del Ejército del Aire ha sido condenado a 21 meses de cárcel por engañar a varios compañeros militares y conseguir que le dieran dinero afirmando que lo necesitaba para tratar a su hija de una enfermedad grave que, en realidad, no tenía. Los jueces de la Audiencia Provincial de Madrid lo consideran culpable de un delito continuado de estafa y le obligan a devolver el dinero a varios militares a los que engañó con la falsa enfermedad de su hija, entre otros a sus propios superiores.
La sentencia a la que ha tenido acceso elDiario.es revela que el condenado era cabo destinado en la sección contra incendios del grupo de seguridad del Cuartel General del Ejército del Aire, en la madrileña plaza de la Moncloa. Fue en 2019 cuando, según los jueces, comunicó a uno de sus compañeros “la difícil situación económica que estaba sufriendo” después de que a su hija le hubieran detectado tumores en el riñón.
Según su relato, el tratamiento era “muy costoso” y, además, era necesario llevar a la pequeña a Boston (Estados Unidos) para poder buscar una cura. Sus compañeros militares crearon unos pocos meses después un grupo de WhatsApp destinado a recaudar dinero para ayudar al cabo. El acusado puso su cuenta bancaria personal y allí llegaron los donativos. Lo que no sabían era que la niña estaba perfectamente y que no tenía ninguna enfermedad grave que necesitara de un tratamiento caro al otro lado del Atlántico.
Varios de sus compañeros militares le hicieron donativos de entre 40 y 100 euros, algunos recuperaron el dinero y ni siquiera reclamaron por la vía judicial. Pero uno de sus jefes directos, un mando del Ejército del Aire, llevó el caso hasta los tribunales porque hizo la donación más alta: 1.000 euros. “Confié plenamente en él, somos militares y compañeros y estábamos destinados en la misma Unidad”, relató al tribunal. A veces, incluso, le facilitaba alojamiento y manutención en el propio cuartel. “Confié en él no solo como militar y compañero de trabajo, sino como amigo”, explicó. Otros engañados relataron que les llegaron rumores de la base de Badajoz de que “posiblemente podían haber sido engañados”.
La Fiscalía llegó a pedir dos años y medio de cárcel para él, y su superior solicitó más de siete años de prisión. La Audiencia Provincial de Madrid, finalmente, le ha considerado culpable de un delito continuado de estafa y le ha impuesto un año, nueve meses y un día de cárcel además de la obligación de indemnizar a sus dos víctimas, a las que no ha devuelto el dinero: 100 euros a uno y 1.000 euros a otro. La sentencia todavía es recurrible ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
El testimonio clave de la madre
En el juicio no solo declararon los militares que habían sido engañados. También lo hizo su pareja y madre de la pequeña, que explicó que la niña no tenía ningún tipo de enfermedad grave y nada que necesitara de un costoso tratamiento en Estados Unidos. Los jueces concluyen, por tanto, que todo era “una falsedad” y que el cabo del Ejército del Aire “supo en todo momento que los aportes económicos que sus compañeros le hicieron no eran para la supuesta enfermedad de la hija sino para hacerlos suyos, e incorporarlos a su propio patrimonio”. Todos actuaron “movidos por un ánimo compasivo”, dice la sentencia.
El acusado, que en el juicio negó los hechos, consiguió su propósito apelando a “la solidaridad humana” de sus compañeros del Ejército del Aire, según la sentencia. Lo que rechazan los jueces es indemnizar al jefe del estafador en los términos que reclamaba: no solo recuperar sus 1.000 euros sino recibir 3.000 más por daños morales. Saber que había sido engañado por su subordinado, alegó, se tradujo en “dificultad en conciliar el sueño y hacerlo con pesadillas”. Esto, dicen los jueces, “no ha sido corroborado por ninguna prueba documental o pericial” y rechazan que deba ser indemnizado en esos términos.
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