Más allá del número de votos a cada partido o de los equilibrios para formar Gobierno, el 23J deja otro dato: el 44% de los escaños del Congreso estarán ocupados por mujeres y el 56%, por hombres. La Cámara Baja mantiene así un nivel de paridad muy similar al de la última legislatura, que terminó con el 42,7% de los asientos ocupados por diputadas. Las cifras muestran cómo el bloque de izquierdas aporta más diputadas que las derechas, pero también cómo los primeros puestos de las listas electorales siguen copados mayoritariamente por hombres.
El 44% de diputadas que sale de estos comicios consolida la tendencia de los últimos años: desde 2015, el porcentaje de mujeres se mantiene en el 40% o por encima. La mejor cifra se obtuvo tras las elecciones de mayo de 2019, cuando el 47,4% de los escaños fueron para mujeres. Ese número llevó a España a convertirse en el quinto país del mundo con más paridad en su Congreso y en el primero de Europa, por encima de Suecia o Finlandia.
La cifra actual hace que España esté entre los veinte países del mundo con más presencia de mujeres en el Congreso, por detrás de Ruanda, Nueva Zelanda, Bolivia, Sudáfrica o Argentina. Si miramos Europa, nuestro país ocuparía la sexta posición en paridad, en un empate con Dinamarca. La lista de los Congresos con más igualdad la encabeza Islandia, con un 48% de diputadas, y le siguen Finlandia, Suecia y Andorra (los tres con un 46%), y Noruega (con un 45%).
Fue a principios de la década de los 2000 cuando la participación política de las mujeres aumentó significativamente. Por un lado, en 2003 el Consejo de Europa hizo una recomendación para que los partidos políticos equilibraran la participación de hombres y mujeres en sus órganos de dirección y en sus candidaturas electorales. En las elecciones generales de 2004, el porcentaje de diputadas pasó a ser del 36%, ocho puntos más que en las de 2000.
Además, en 2007 el Gobierno de Zapatero aprobó la ley de igualdad, que reconocía el “principio de presencia equilibrada” en las listas electorales. Desde entonces, el conjunto de candidatos de un sexo no puede ser inferior al 40%. No obstante, la norma no obliga a que esa presencia se reparta alternativamente en las posiciones de las listas, de manera que puede darse la posibilidad de que los primeros candidatos sean hombres. La ley de paridad que anunció Pedro Sánchez y que ha quedado en un cajón por el adelanto electoral pretendía obligar a adoptar listas cremallera, una fórmula en las que mujeres y hombres deben alternarse en cada posición para que la paridad global del 40% se refleje luego en los resultados y no sea meramente simbólica.
Vox incumple la paridad
El bloque de izquierdas aporta más diputadas que el de derechas. En porcentaje, es ERC quien tiene una cifra más alta de paridad, el 57%, es decir, cuatro de sus siete asientos estarán ocupados por mujeres. En términos absolutos, el PP aporta 59 diputadas y 77 diputados, y el PSOE 60 diputadas y 62 diputados, es decir, el Partido Socialista tendrá una bancada en la que hombres y mujeres supondrán prácticamente el 50%, mientras que la formación de Feijóo contará con un 57% de hombres y un 43% de mujeres.
Todos los partidos que tienen más de un escaño cumplen con la paridad (que establece que la representación de un sexo no debe ser inferior al 40% ni superior al 60%) excepto Vox. El partido de extrema derecha registra el peor dato de todos los partidos con diferencia. Solo el 24% de sus asientos serán para diputadas, frente al 76% que ocuparán hombres.
Las posiciones que hombres y mujeres ocupan en las listas electorales de cada partido tienen mucho que ver en estos resultados. La mayoría de primeros puestos siguen estando ocupado por varones, y esa es la posición que en muchos casos garantiza la elección al Congreso.
Solo ocho provincias envían más diputadas que diputados al Congreso: Girona, Huesca, Almería, Gipuzkoa, Palencia, León, Ourense y Pontevedra. Por contra, Araba, Soria y Guadalajara solo tienen diputados. En nueve provincias, el porcentaje es exactamente del 50% de cada sexo.