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La crisis de Podemos Madrid, en siete claves

Este viernes se cierra el plazo para registrar candidaturas a las primarias de Podemos Madrid para elegir su lista de cara a las elecciones autonómicas de 2019 y el favorito para encabezar la papeleta, Íñigo Errejón, todavía no ha confirmado que vaya a concurrir al proceso. En plena tormenta del PP de Madrid por el caso Cifuentes Podemos ha visto cómo se reabrían las heridas que quedaron sin suturar en Vistalegre 2. Estas son algunas de las claves que explican el conflicto abierto.

Errejón a Madrid: un acuerdo entre dos

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón pactaron en febrero de 2017 una salida digna para quien había sido hasta entonces número dos de Podemos. Errejón perdió ante Iglesias en la II Asamblea Ciudadana, pero logró un tercio del apoyo de las bases.

El partido se tensó en los meses previos a Vistalegre 2 hasta límites cercanos a la ruptura total. Y había que intentar reconducir rápidamente la situación. Lo hicieron ambos líderes, mano a mano, en apenas una semana. Iglesias se garantizaba vía libre para dirigir el partido y Errejón sería el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid si los inscritos lo avalaban.

El máster de Cifuentes acelera los plazos

Errejón traza un plan “a fuego lento” para conquistar la Comunidad de Madrid en 2019. Su intención es mantenerse por debajo del radar el máximo tiempo posible, con la intención de que los avatares de la política nacional le contaminen lo menos posible. La región es una plaza fundamental para Podemos. Si Manuela Carmena da el paso para repetir como candidata a la Alcaldía el tándem, sostienen en el partido, puede ser imbatible. Controlar la capital y la Autonomía con el presupuesto más alto, dos instituciones con una capacidad mediática enorme, puede ser una palanca formidable para las generales previstas en 2020.

A comienzos de 2018 Pablo Iglesias conmina a Íñigo Errejón a acelerar. Le pide en el primero Consejo Ciudadano Estatal del año que haga más evidente su trabajo en Madrid. Una labor que el candidatable prefería que fuera más callado.

El cerco por la corrupción que carcome al PP de Madrid obliga a Errejón a dar algunos pasos hacia el frente. El escándalo del máster de Cristina Cifuentes irrumpe y acaba de trastocar los planes.

Los referentes de Podemos en la Comunidad de Madrid son el secretario general, Ramón Espinar, y la portavoz en la Asamblea, Lorena Ruiz-Huerta. La comparecencia de Cifuentes en el parlamento regional coge a Errejón en un viaje académico en Bolivia. La dirección estatal considera que debe oficializar su candidatura para fijarse como referente claro.

La fórmula de las primarias desata la guerra

El Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos adelanta los plazos “ante la situación de excepcionalidad”. La idea es ratificar a Errejón como candidato “antes del verano” y dejar el resto de la lista para después. Unas primarias en dos tiempos que solo tiene dos precedentes en Podemos, en circunstancias excepcionales.

La primera, en marzo de 2015 en Andalucía, cuando Susana Díaz adelantó las autonómicas y Podemos tuvo que improvisar un proceso exprés. La segunda, ese mismo año en Catalunya y en plenas negociaciones para una coalición con los comunes, ICV y EUiA. Una situación de excepcionalidad que las direcciones estatal y autonómica creen que también se produce ahora ante el caso Cifuentes.

El miércoles 11 de abril se reúne el máximo órgano de dirección regional. Ramón Espinar controla el CCA con mayoría pero cede en su intención ante el riesgo de que Errejón opte por no presentarse a las primarias si persiste en su idea de hacer las primarias separadas y no simultáneas.

El acta de la reunión deja abierta la puerta a las dos opciones. Es una fórmula para seguir negociando el control de la candidatura. Sin embargo, a la salida de la cita, Espinar insiste ante los medios en la idea de las primarias separadas, lo que enfada tanto a los afines a Errejón como a los Anticapitalistas, el tercer sector en peso de Podemos.

Errejón impone su criterio: primarias simultáneas

El enfrentamiento se salda con cesiones por ambas partes. Errejón acepta adelantar el proceso y logra que las primarias sean simultáneas. El reglamento del proceso, además, le garantiza el control del futuro grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid, siempre previa ratificación de los inscritos.

El preámbulo del documento recoge expresamente que el proceso está diseñado para “que la lista que se referencie en el/la candidato/a ganador/a, tenga una mayoría holgada si es la lista más votada”, que “el/la candidato/a ganador/a podrá designar un comité de campaña de su confianza y dirigir la misma en colaboración con el Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos pero con autonomía” y garantiza a Anticapitalistas “posiciones de salida” en la futura lista.

El candidatable, a cambio, debe asumir un calendario acelerado. Este viernes se cierra el periodo para registrar las candidaturas y el periodo de votación será del 9 al 14 de mayo.

Nuevo requisito: la firma ante la Junta Electoral

Los afines a Errejón en el CCA, sin embargo, se resisten a votar el documento. No lo hacen hasta el filo de la medianoche del domingo, cuando vence el plazo. Las exigencias del candidatable van más allá del reglamento de primarias. Quiere autonomía plena en la candidatura. Controlar los resortes políticos pero también los legales y burocráticas.

Errejón pide tener la representación ante la Junta Electoral, que en Podemos mantiene la dirección estatal. El secretario de Organización y el gerente del partido son sus responsables legales ante las instituciones estatales, autonómicas y locales. Un detalle jurídico que suele pasar inadvertido pero que adquiere interés cuando la desconfianza se impone en una negociación.

La representación ante las instituciones es la garantía que Errejón exige de que la dirección no va a hacer nada a sus espaldas. Pero abre la puerta a que otras regiones reclamen también su independencia. Si un candidato como Errejón tiene “firma” ante la Junta Electoral, ¿por qué no por ejemplo Teresa Rodríguez? La líder andaluza reclama independencia para su organización desde hace años ante la negativa de la dirección estatal.

Patada adelante para apurar la negociación

La dirección estatal da por zanjada la cuestión con el reglamento de primarias. No quiere oír hablar de la cesión de la firma, de establecer una “firma mancomunada” o de establecer mecanismos de control del candidato sobre la dirección política que ejercen los órganos autonómico y estatal.

Además se abre un nuevo frente: las candidaturas para las primarias. Ramón Espinar, primero, y Pablo Echenique, después, apuestan en público por una “candidatura unitaria” que aglutine en una lista a los equipos de Errejón, Espinar y de Anticapitalistas.

Las negociaciones, que existen o no en función de a quién y cuándo se pregunte, se apurarán todavía hasta el mismo viernes, cuando se cierra el plazo para registras las candidaturas a las primarias. Caben todas las opciones: lista conjunta y listas separadas.

La pugna por un proyecto autónomo

La desconfianza entre las partes se ha asentado e Íñigo Errejón teme que su ansiado proyecto autónomo quede diluido si las direcciones regional y estatal del partido tienen mucha capacidad de maniobra.

El dirigente reclama para sí independencia para el diseño de la candidatura en una suerte de Ahora Madrid autonómico con un liderazgo que conecte con el electorado sin intermediarios. Controlar los lemas, las claves discursivas y otro elemento clave: la confluencia con otros actores, especialmente IU. Los movimientos en Podemos ya han motivado que los demás también empiecen a plantear sus prioridades y exigencias.

Hace unas semanas poca gente pensaba realmente que hubiera opciones de que Errejón no fuera el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid en 2019. Hoy, esa variable es posible.