Silverio Nieto, el sacerdote que supuestamente ejerció de intermediario entre el exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el que fuera su número dos, Francisco Martínez, ha negado este lunes en sede judicial tener cualquier tipo de influencia en los antiguos cargos del Ministerio del Interior que están siendo investigados en la Operación Kitchen.
El cura, que es amigo personal de Fernández Díaz, ha asegurado que no tiene conocimiento de las actas notariales de Martínez en las que están impresos los SMS que supuestamente le envió su antiguo jefe con instrucciones sobre el operativo de espionaje a Luis Bárcenas. Según fuentes presentes en la declaración consultadas por elDiario.es, uno de los fiscales del caso, Miguel Serrano, ha asegurado que algunas de las afirmaciones del cura “no se ajustan a la realidad” y que “parecen desmentir” su versión de que no trataba de temas profesionales con los implicados. Nieto estaba citado como testigo y, por tanto, con la obligación de decir verdad.
Nieto es uno de los curas más poderosos e influyentes en la reciente historia de la Iglesia española. Su nombre aparece citado en el sumario de la operación Kitchen por los mensajes que le envió Martínez y que él reenvió a su vez a Enrique García Castaño, jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) durante estas supuestas maniobras parapoliciales y que también está siendo investigado. Fue este comisario, también “persona de confianza” de Nieto, quien los mostró y leyó voluntariamente en su declaración como investigado en marzo de 2019.
Según un informe de la Fiscalía Anticorrupción, en una de esas comunicaciones, Martínez comentaba su intención de aportar al juez los mensajes que Fernández Díaz le habría enviado con “instrucciones muy claras y explícitas” sobre Kitchen —recogidos en las citadas actas notariales— y advertía de que ese movimiento conllevaría “la citación de Jorge [Fernández Díaz] y probablemente de [Mariano] Rajoy”. Este mensaje fue enviado el jueves 23 de enero de 2020, un día antes de que el exsecretario de Estado compareciera como investigado en la Audiencia Nacional.
Nieto ha reconocido que recibió ese mensaje aunque no le dio importancia porque entendió que Martínez se lo envió como un “desahogo” y también que lo reenvió “sin ningún comentario” tanto a García Castaño como Fernández Díaz, que le respondió que él no recordaba haber enviado a Martínez ningún mensaje y menos sobre operativos policiales. De esta forma, el cura ha asegurado que él conocía ya la versión que ha dado en sede judicial el ministro, que asegura que no envió los mensajes que le incriminan. De hecho, el exministro ha entregado un informe pericial al juez concluyendo que los mensajes que certifican su conocimiento del espionaje a Bárcenas están manipulados.
Durante su declaración, Nieto ha negado tener influencia en las cuestiones profesionales de los investigados. Sobre Fernández Díaz, que dice en sus memorias que fue uno de sus referentes a la hora de su conversión religiosa, ha asegurado que mantiene una amistad de hace muchos años aunque no hablaban de cosas de su cargo. Respecto a García Castaño, ha reconocido que es su amigo, que se conocieron en su etapa de policía, si bien también ha negado que trataran cuestiones de carácter profesional. Respecto a Martínez, del que fue profesor en ICADE, ha dicho que tampoco hablaba de trabajo con él, que sí le comunicó que se sentía “abandonado” y se convirtió en una suerte de “confesor civil” para él. Ha insistido en que, en todo caso, les podían hacer alguna consulta relativa a su defensa en el marco de esta investigación dado que también es magistrado.
Silverio Nieto no es un sacerdote común. Además de juez y policía —estuvo destinado en Interpol– fue espía y desde comienzos de siglo ocupó el cargo de director del Servicio Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal. Desde ese puesto, que ya no ocupa, asesoró a las diócesis españolas en varios escándalos de pederastia. Algunas víctimas lo acusan de ejercer de “agente doble” en casos como el de los abusos en Granada o el 'caso Gaztelueta', por el que un profesor del Opus Dei fue condenado por abusos.
El primer secretario de Estado que tuvo Fernández Díaz, Ignacio Ulloa, fue designado número dos de Interior por intermediación de Silverio Nieto, según explican fuentes conocedoras del nombramiento. Ulloa, actual jefe de gabinete del presidente del Tribunal Constitucional, se marchó del Ministerio del Interior de Fernández Díaz al año de ser nombrado secretario de Estado.