10 de abril de 2018. A las 10:20 de la mañana arranca en secreto la declaración de la profesora Alicia López de los Mozos ante el inspector jefe que manda la Unidad Adscrita a la Fiscalía de Madrid. Han transcurrido 20 días desde que eldiario.es desvelara que Cristina Cifuentes atesora un máster conseguido con notas falsificadas. La investigación interna de la Universidad por fin deja paso a la policial y judicial.
A los pocos minutos llegan las preguntas sobre en qué circunstancias fue falsificada su firma en el acta que la presidenta exhibió para demostrar que se había examinado del Trabajo de Fin de Máster. López de los Mozos dice que el director del Instituto de Estudios Públicos de la Universidad Rey Juan Carlos, Enrique Álvarez Conde, es su mentor, que mantenía con él “una buena relación”, que le tenía “aprecio”. Pero que todo cambió el 21 de marzo de 2018. “Que a lo largo de todo este procedimiento se ha sentido intimidada, asustada, violentada y presionada” por él, anota el policía instructor de las diligencias en el acta de aquella declaración, a la que ahora ha tenido acceso eldiario.es.
López de los Mozos tiene 39 años. Colabora desde hace 14 en la Universidad Rey Juan Carlos. Comenzó como becaria predoctoral, pasó a ayudante no doctora, después se doctoró, fue contratada como profesora y finalmente obtuvo la plaza como docente titular. En este proceso, a partir de 2009, dio clases en el Máster de Derecho Público del Estado Autonómico. Impartía asignaturas y evaluaba los Trabajos de Fin de Máster (TFM).
“La declarante no recuerda que la señora Cristina Cifuentes acudiese a sus clases, que de haber acudido a su clase se hubiera acordado porque era una persona pública y conocida a través de los medios por la dicente”, escribe el policía ese 10 de abril mientras escucha a la profesora. A continuación, el inspector jefe le muestra el acta falsificada del TFM. Alicia López de los Mozos es rotunda. “Manifiesta que la firma que obra en ella en su nombre no es la suya, ni se parece a la suya, que ha sido falsificada”, escribe el agente.
López de los Mozos fue la presidenta de un tribunal que nunca existió. La declaración ante la Policía permite reproducir cómo su firma falsificada acabó en el acta que Cristina Cifuentes exhibió en redes sociales en la noche del 21 al 22 de marzo mientras recitaba: “A quienes queréis que me vaya: no me voy, me quedo, voy a seguir siendo vuestra presidenta”.
Para ello hay que retrotaerse a la mañana del día 21. eldiario.es abre con el titular sobre el máster y las notas falsificadas de Cifuentes. López de los Mozos no lo ha visto y telefonea a Álvarez Conde para “un asunto de carácter laboral”, según declara ante la Policía. Encuentra a su jefe muy ocupado, no puede atenderla, le dice que consulte eldiario.es y le cuelga sin despedirse. Ella lee la información e intenta volver a hablar con él. Le resulta imposible hasta las 11 o 12 de la mañana, según recuerda.
Cuando por fin le coge el teléfono, la afirmación de Álvarez Conde le inquieta. “Te tengo que meter en esto”, le dice el director del Instituto de Derecho Público. Ella responde que busque a otros; él accede, pero le advierte de que si no lo consigue, ella, su pupila, deberá sacrificarse. Esa afirmación se convierte casi en un eufemismo una hora después. López de los Mozos ve por televisión la rueda de prensa de Álvarez Conde y del rector, Javier Ramos. Éste cuenta a los periodistas que no hay caso Cifuentes, que ha hablado con los miembros del tribunal y el TFM existe. “La declarante manifiesta que nunca ha hablado con el rector de la Universidad”, recoge la declaración ante la Policía.
El siguiente episodio se produce por la tarde. Sobre las 15:00 horas logra hablar con Álvarez Conde y éste le dice que se ponga en contacto con su supuesta compañera de tribunal, Cecilia Rosado. Ésta le pide por teléfono que le envíe su firma. Alicia asegura a la Policía que entonces se niega, pero que vuelve a contactar con su compañera más tarde, esta vez por videollamada, y que accede a mostrarle su firma, pero que no le da permiso para utilizarla, siempre según su versión. A la Policía le dice que no sabe quién falsificó el acta finalmente, pero que “intuye” que pudo ser Cecilia por el cariz de la conversación y porque “el tipo de grafía” de la falsificación “concuerda” con la de su compañera.
En los días sucesivos, López de los Mozos se dedica a pedir a Álvarez Conde que la saque del engaño, que diga la verdad. El director del Instituto de Estudios Públicos le contesta que esté tranquila y calle, “que si una se desmarcaba, iban a ir a por ella”. El acta de la declaración recoge la siguiente afirmación: “En una conversación la declarante le mostró la terrible presión que estaba sufriendo y que le había hecho perder 5 kilos de peso, a lo que éste le dijo que no se preocupara, que así estaría más guapa”.
López de los Mozos habla en aquellos días con otra de las profesoras que ha sido implicada por Álvarez Conde, Clara Souto. Se trata de la única de las tres falsas examinadoras que no está imputada a día de hoy. Souto confirma que ella tampoco había examinado a Cifuentes. “Clara le manifestó que Enrique les había hundido, que cómo les ha podido hacer eso”, aparece en la declaración de Alicia.
Asegura tener grabado a Álvarez Conde
Ante la Policía, tal y como adelantó eldiario.es el mismo día de su declaración, López de los Mozos asegura que “procedió a grabar las conversaciones telefónicas que mantuvo con Enrique y que vienen a corroborar las manifestaciones” que realiza ante los agentes. Añade que no las quiere entregar en ese momento y que “valorará aportarlas a la Fiscalía de ser requerida para ello”.
El estado de nerviosismo de la profesora no convencía al director, así que éste la llamaba continuamente para que mantuviera la calma, incluso le prometió que iba a contactar con eldiario.es “para conseguir que la dejaran en paz”, algo que nunca se produjo.
En una de esas llamadas quedan para verse en Madrid. El 2 de abril, a media tarde, se encuentran, en una cafetería de Madrid, la profesora y su marido con Álvarez Conde y la mujer de éste, la catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad Miguel Hernández de Elche Rosario Tur. La Policía ha recuperado imágenes de ese encuentro a través de las cámaras de seguridad. El catedrático le dice a su pupila que “había tantas cosas por arriba que no le podía decir”.
Quedan en verse al día siguiente en el despacho de un abogado madrileño. Antes de esos encuentros, López de los Mozos ya había acudido a un notario para dejar constancia de su auténtica versión. En el despacho del letrado, sin embargo, Álvarez Conde y su abogado le insisten en que tienen que pactar una versión que incluya detalle, como el lugar exacto de la universidad donde Cifuentes habría ido a defender el TFM y hasta que “vestía ropa con colores claros”.
López de los Mozos decide contar su versión ante la inspección de la universidad. Se lo comunica antes a sus compañeras Cecilia Rosado y Clara Souto. También a Álvarez Conde. Este modifica su actitud y la anima a que exponga “su verdad”, aunque no coincida con la suya, y la desea suerte.
Alicia López de los Mozos declaró como testigo un mes después, el pasado 10 de mayo, ante la jueza que se ha hecho cargo del caso Cifuentes, Carmen Rodríguez-Medel. Entró en el juzgado como testigo y salió como imputada. De su declaración, la magistrada concluyó que había admitido haber falsificado notas del máster.