Las derechas abren una nueva guerra contra el Gobierno por el catalán
La bíblica historia de David y Goliat, el clima de terror que se vivía en las calles de Euskadi cuando ETA mataba, incluso el nazismo y el exterminio de los judíos. Las tres derechas de PP, Vox y Ciudadanos equipararon este miércoles esas situaciones al caso de la familia de Canet de Mar (Barcelona) que pidió que su hija recibiese clases en castellano –demanda que le fue concedida el pasado 23 de noviembre por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, con la conocida cuota del 25%–, y que ha denunciado haber sido por ello víctima de acoso y amenazas.
Pese a que esa familia ha pedido expresamente no ser utilizada como “elemento mediático”, las formaciones conservadoras que desde hace tres años pugnan por el mismo electorado utilizan todas esas comparaciones con el único fin de culpar al Gobierno de Pedro Sánchez de la situación que asegura padecer esa familia. Todo, en el marco de la repetida estrategia de PP, Vox y Ciudadanos de intentar deslegitimar al Ejecutivo por sus acuerdos con fuerzas nacionalistas e independentistas y por el proceso de diálogo abierto con la Generalitat catalana. Aunque el modelo de inmersión lingüística lleva casi cuatro décadas operando en Catalunya y que nada ha cambiado en los últimos años, las derechas política y mediática alertan sobre una supuesta cruzada contra el castellano que, según esa tesis está perseguido, igual que los castellanohablantes en Catalunya.
El caso de la niña de Canet monopolizó la sesión de control al Ejecutivo que tuvo lugar este miércoles en el Congreso. Nada más comenzar el Pleno, el líder del PP, Pablo Casado, responsabilizaba a Sánchez de que la Generalitat se haya negado a poner fin al modelo de inmersión lingüística en Catalunya. “No puedo entender cómo deja abandonado a un niño [todos los diputados hablaron este miércoles del menor en masculino, aunque se trata de una niña] de cinco años mientras sus socios separatistas dicen que hay que apedrearle solo porque sus padres hayan dicho que se cumplan sus derechos en Canet”, le reprochaba el líder del PP, que le pedía hacer cumplir la citada sentencia. “Si no lo hace usted, le denunciaremos por prevaricación. Si está haciendo la vista gorda por sus votos, el que estaría cometiendo un delito por prevaricación es usted”, añadía.
Casado llegó a comparar lo ocurrido en la localidad barcelonesa con casos de abusos sexuales a menores o con el de Juana Rivas, la madre víctima de violencia que fue condenada por sustraer a sus hijos y que ha sido indultada parcialmente por el Gobierno. “¿Para qué sirve un Gobierno que deja tirados a los más desfavorecidos: a las niñas tuteladas del Gobierno de Baleares que fueron prostituidas y se niegan a investigarlo, a la menor abusada por el marido de [la vicepresidenta de la Generalitat valenciana] Mónica Oltra mientras el Gobierno socialista valenciano lo ocultaba, a un niño de una indultada por usted que ocultaba agresiones sexuales?”, le preguntaba en referencia al auto de un juez plagado de omisiones y medias verdades que denegó el indulto a Juana Rivas apuntando a unos supuestos abusos no probados en ninguna instancia judicial y que la Guardia Civil ha descartado.
“Tanta chorrada de niñes y de huelga de juguetes y de bollos y dibujos en euskera [sic] pero usted deja desprotegidos a los menores y, además, con su despilfarro les quita la educación y el futuro de las pensiones”, prosiguió Casado antes de zanjar parafraseando al propio Sánchez en 2015 frente a Mariano Rajoy: “¿Qué coño tiene que pasar para que usted asuma alguna responsabilidad?”
Arrimadas habla de “fascismo” y “odio”
“No piensa hacer nada para no enfadar a sus socios separatistas” le reprochaba, por su parte, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, a Sánchez, unos minutos después. “Cuando tienen de verdad al fascismo y al odio delante ustedes nunca actúan”, insistía. Sánchez, entretanto, insistió en mostrar su apoyo a la familia de Canet y condenar cualquier tipo de acoso que hayan podido sufrir la menor de la localidad barcelonesa y los suyos en los últimos días.
El tono del Pleno fue entonces subiendo de decibelios, a medida que las derechas usaban a la niña de Canet en cada una de sus intervenciones para atacar al Gobierno. En una pregunta a la vicepresidenta económica, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, se preguntó si el Gobierno “va a abandonar a ese niño que pide ser educado en su idioma”. “Un niño de cinco años y su familia están siendo perseguidos y acosados en Catalunya por pedir ser educados en la lengua de este país”, añadía, a renglón seguido, la también diputada popular Sandra Moneo.
Para el diputado de Vox, Ignacio Gil Lázaro, “que un niño de cinco años sea acosado” demuestra “la degradación de Sánchez y el separatismo”. “Se inhibe de proteger a ese niño para no molestar a los rufianes de turno”, añadía, en una pregunta al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para concluir: “Hoy en nombre de Vox le exijo la inmediata implicación del 155 y la suspensión de la autonomía catalana. No vamos a consentir que nos roben la patria, la democracia y la libertad”. La aplicación del 155 también fue abiertamente sugerido por dirigentes de PP y de Ciudadanos.
El momento más tenso del Pleno se produjo, en todo caso, durante el debate de una moción de Vox sobre “la enseñanza del castellano” que, en la práctica, era un texto que arremetía contra el Gobierno progresista por su apoyo a las lenguas cooficiales y que se había presentado a raíz de la polémica de la niña de Canet de Mar.
Vox pide “elegir bando” entre “el niño” o “los nazis”
El diputado de la extrema derecha Julio Utrilla, que fue quien defendió la iniciativa, aseguraba que “la izquierda radical catalana no tiene ningún interés cinegético pero se encarniza en la caza con un niño, con el miserable apoyo de los dirigentes de la Generalitat y la pasividad del Gobierno”. “Todos ustedes son padres y ni siquiera un niño de cinco años les conmueve”, les decía a las bancadas de PSOE, Unidas Podemos y las fuerzas independentistas. “Hoy no caben las medias tintas, o se está con la libertad y la ley o la opresión y la delincuencia. Elijan bando”, les pedía. “O con el niño y su familia o con los nazis que les señalan y les acosan. Seguro que algunos de ustedes tirarán de demagogia barata para acusarnos de atacar la convivencia. Eso mismo decían en los guetos judíos los colaboracionistas con los nazis. No os rebeléis que tomarán represalias”, añadía, tratando de hacer una analogía con la II Guerra Mundial.
Ese mismo discurso fue comprado por el diputado de Ciudadanos Guillermo Díaz, quien aseguró que “tras las aberraciones que se produjeron en el siglo XX”, los independentistas “cambiaron la raza por la lengua para disimular, con el objetivo de depurar la sociedad catalana”. “El nacionalismo si no doblega a los padres va a por los hijos” o “no existe un idioma que valga un niño porque los niños son sagrados” fueron otras de sus argumentaciones. A los socialistas, el diputado de Ciudadanos les dijo: “No subestimen el amor de sus padres a sus hijos, están despertando a un titán dormido”.
Desde el PP, el diputado Óscar Clavell recurrió a la Biblia, que “ya anunció que un pequeño pastor venció a un gigante malvado llamado Goliat”. “La historia se repite. Un niño de cinco años está haciendo tambalearse a un gigante como es el nacionalismo catalán. Es el fascismo-comunismo del siglo XXI”, sostenía. “Ese niño de cinco años ha inspirado un sentimiento contrario a lo que el nacionalismo quiere imponer”, insistía, antes de llamar a las fuerzas independentistas “cobardes” y “miserables”.
El debate de esa moción de Vox, que decayó por falta de apoyos, provocó varias escaramuzas en las tribunas, principalmente entre diputados de ERC y de Ciudadanos y Vox. Según el partido de Inés Arrimadas, un parlamentario republicano les dijo que ellos no son catalanes, algo que no ha podido ser confirmado por este diario. También hubo intentos por parte de parlamentarios de extrema derecha de acallar a los diputados de la CUP o de Junts que hicieron parte de su intervención en catalán.
Además de en el Congreso, la ofensiva de las tres derechas también se dio en el Parlament catalán, aunque allí la intervención más incendiaria la protagonizó el portavoz de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, equiparando la situación de Catalunya al de Euskadi, cuando ETA mataba. “Canet es una especie de Ermua, salvando las distancias”, apuntaba en relación a la ciudad vasca que se convirtió en icono internacional contra el terrorismo cuando la banda terrorista asesinó al concejal del PP Miguel Ángel Blanco en 1997. Según aseguraba Carrizosa, la situación de Canet hoy es comparable a la de la ciudad vizcaína y “sirve para conciencia a los catalanes” de lo que el Govern catalán y el Gobierno central “están haciendo con la sociedad”.
El origen del conflicto
La tormenta política entorno a la escuela Turó del Drac, en Canet de Mar, ha ido en aumento desde el pasado 3 de diciembre, cuando las familias del colegio dieron a conocer que en una clase de Infantil se tendría que impartir un 25% de la docencia en castellano por orden judicial. La situación no es nueva en Catalunya, puesto que en la última década los juzgados han dado la razón a las 80 familias que han exigido que no se les aplicase el modelo de inmersión en catalán que ha regido para millones de alumnos durante cuarenta años. Pero a diferencia de los casos anteriores, cuando las sentencias se acataban sin hacer demasiado ruido, en esta ocasión un grupo de padres y madres del colegio se opuso a ello y organizó una campaña para que no se llevase a cabo el 25%. Y el conseller de Educación de la Generalitat, Josep Gonzàlez-Cambray, pese a haber dado cumplimiento a la medida, hizo acto de presencia en el centro para apoyar públicamente esta reivindicación de las familias.
Casi en paralelo, la familia que había reclamado más clases en castellano para su hija denunció haber sido víctima de acoso y señalamiento. Y acusaron en una carta al conseller de haber “avivado sentimientos de odio” hacia ellos al acudir a la escuela a dar apoyo a las protestas en contra del 25%. La Asamblea por una Educación Bilingüe (AEB), que les asesora en su periplo judicial, presentó una denuncia por delitos de odio a la Fiscalía, que a raíz de otra demanda abrió una investigación centrada en los tuits amenazantes que se publicaron aquellos días contra la familia.
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