Despreocupadamente, casi risueño, avanzaba este mediodía el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, por el amplio pasillo del pabellón de España en Fitur, camino del expositor de su comunidad autónoma. Así como llegó, sus asesores empezaron a hacerle gestos y a Mañueco le cambió brevemente la expresión: a pocos metros de su ubicación estaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que venía de dar un discurso en el ‘stand’ de Turespaña y se entretenía ahora, cerca de la salida, en el puesto de La Rioja.
En Fitur, como en la mayoría de eventos con nutrida presencia de representantes políticos, opera un principio similar al de la física newtoniana. En función de su relevancia, los cargos atraen mayor número de asesores, simpatizantes, aduladores y periodistas, que los rodean en círculos concéntricos de mayor o menor densidad. Esto permite que cuando dos masas se cruzan sus núcleos puedan hacer como que no se ven. Así pasó con Sánchez y Mañueco.
Una trabajadora del equipo del presidente castellano y leonés evitaba que los periodistas, aprovechando que este se había quedado parado mirando por el rabillo del ojo a la comitiva de Sánchez, le preguntasen al líder regional en qué momento considera que el cigoto se convierte en embrión, cuestión biológica sobre la que sus socios de gobierno de Vox insisten en entrometerse. Cuando se comprobó que el rumbo de Sánchez era efectivamente de colisión, Mañueco optó en primera instancia por darse la vuelta. Después decidió hacerse a un lado y refugiarse en territorio propio.
El presidente del Gobierno y su enjambre pasaron rozando a Mañueco, pero no hubo pausa ni saludo. Transcurrido el instante, lograron plantarle un micrófono al salmantino para preguntarle por el suceso. “El hombre sin escrúpulos”, se despachó este, tras explicar que estaba esperando por Alberto Núñez Feijóo, quien llevaba toda la mañana revoloteando por los pabellones sin cruzarse con nadie que no quisiese ver. El senador y líder del PP fue presidente de la Xunta de Galicia 13 años y tiene más experiencia en Fitur.
Este danzar de personalidades de la vida política, aparentemente azaroso, había situado minutos antes a escasos 20 metros a Sánchez y a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El viernes era el día de Madrid en Fitur, y por el escenario madrileño pasó un buen rato Ayuso, flanqueada por varios de sus consejeros. Seguía haciéndose fotos con visitantes cuando llegó Sánchez, y cuando este continuó su movimiento de traslación ella ya avanzaba en sentido contrario hacia el expositor de Ibiza.
Foto de familia sin escaramuzas en Madrid
Ayuso sonreía, y en el espacio madrileño no daba para nada la impresión de que España estuviese “en la antesala de la Guerra Civil”, como alertó la líder madrileña esta semana. El turismo resulta ser una de las pocas materias verdaderamente de Estado y en la zona estaban prácticamente todos los cargos del Ejecutivo y la oposición, tanto del Gobierno regional como del Ayuntamiento. Además de Ayuso, el socialista Juan Lobato, Mónica García, de Más Madrid, y Rocío Monasterio, de Vox. También el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, la vicealcaldesa, Begoña Villacís, y la líder de la oposición, Rita Maestre. Todos posaron para una foto de grupo sonrientes, las ametralladoras guardadas.