Análisis

Cuanto más dinero se tiene, más se vota a la derecha... y si es en Madrid, mucho más aún

6 de agosto de 2023 22:21 h

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Cuanto más dinero se tiene, más se vota a la derecha. Cuanto menos dinero se tiene, más se vota a la izquierda. Eso ocurre en toda España, pero en el caso de Madrid la tendencia se agudiza hasta el extremo. El PP de Madrid ha sido históricamente una corriente en sí misma. Si bien es cierto que las organizaciones madrileñas de los partidos han tenido vidas convulsas, como en el caso de las extintas Federación Socialista Madrileña (FSM) e Izquierda Unida Comunidad de Madrid (IU-CM), en el caso de los conservadores han impregnado una impronta propia que conecta con un electorado que asume los marcos de “comunismo o libertad” mientras se rebajan impuestos a las rentas más altas, se acusa a los sanitarios de activismo y, de paso, se pide la ilegalización de EH Bildu.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que muerde mejor en el electorado de Vox que Alberto Núñez Feijóo –¿por qué será?– ha sido capaz de, como diría ella, tirar de un puente a Pablo Casado, y salir indemne después de que su hermano ganara 260.000 euros en comisiones por vender mascarillas a la Comunidad de Madrid en lo peor de la pandemia. Pero Ayuso no es un fenómeno nuevo del todo, representa una versión actualizada de Esperanza Aguirre, cuyas redes sociales llevó en el pasado –además de las de Pecas, el perro de la expresidenta–.

Y es que mucho de lo que vive ahora Madrid comenzó hace exactamente dos décadas con el tamayazo, cuando Esperanza Aguirre se hizo presidenta de la Comunidad de Madrid gracias al voto de dos tránsfugas socialistas. Aquel día de junio cambió la historia de Madrid: de la posibilidad de un Gobierno PSOE-IU después de ocho años de Alberto Ruiz-Gallardón, se pasó a la realidad un gobierno de quien admiraba el modelo de Margaret Thatcher para Madrid. Y así fue: privatización de servicios públicos, concesiones públicas a manos privadas, desmantelamiento de Telemadrid, todo ello sazonado con múltiples casos de corrupción.

Aguirre llegó más lejos de lo que nunca imaginó Ruiz-Gallardón, y sentó las bases de lo que vendría después con Ayuso. No en vano, la expresidenta madrileña ya ha expresado su preferencia por la actual inquilina de la Puerta del Sol para liderar el PP nacional y ha salido a marcar el camino de la unidad con Vox a Feijóo: “Se hace evidente que, tanto para enfrentarse ahora al sanchismo, si, como todo parece indicar, va a tener la desvergüenza de ponerse al servicio de los que quieren destruir España, como para preparar y construir una alternativa ilusionante y poderosa con la que derrotarle la próxima vez, Vox y el PP tienen que iniciar ya un proceso de negociación”.

El 'tamayazo' como Big Bang

Con el tamayazo empezó todo. O casi todo. Fue el 10 de junio de 2003, hace ahora 20 años, cuando dos diputados autonómicos, Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, elegidos en las listas del PSOE, se opusieron a hacer presidente a Rafael Simancas. El PP de Alberto Ruiz Gallardón llevaba al frente de la Comunidad de Madrid desde 1995, y ocho años después había perdido la mayoría absoluta: Simancas y Fausto Fernández (IU) tenían en su mano cambiar el rumbo de la región. Pero el tamayazo lo impidió. Y, de paso, abrió la puerta a lo que vino después: burbuja inmobiliaria, privatizaciones y un modelo de región fundamentado en la construcción y las infraestructuras, en el que, como ha dado por probado la sentencia de Gürtel, el engranaje perfecto entre empresas concesionarias de contratos públicos y políticos que les concedían los contratos a cambio de mordidas para personales o del partido.

El PP de Madrid creó un modelo, una forma de ser, de relacionarse, de convivir: en el palco del Santiago Bernabéu; en los reservados de ciertos restaurantes; en despachos de algunos medios de comunicación; en sedes de empresas luego investigadas por la financiación irregular del partido, como la del compiyogui Javier López Madrid y su suegro, Juan Miguel Villar Mir –OHL–; en Caja Madrid –la Caja, esa caja pública para hacer, deshacer y pagar y cobrar favores con sectores incluso de los sindicatos, la FSM e IUCM–; en Telemadrid; en Fundescam; en las universidades; en los cátering organizados por Arturo Fernández; en las celebraciones cinematográficas apadrinadas por Enrique Cerezo, tan próximo a Ignacio González como demostró la investigación sobre su ático en Estepona, finalmente archivada.

“El PP de Madrid tiene indudables dotes de mago, porque ha conseguido que políticas que sólo privilegian a unos pocos sean asumidas y votadas por la gran mayoría. Existen razones históricas, sociológicas, demográficas, fiscales, electorales, ideológicas y políticas que explican el fenómeno”, explica la historiadora Ana Martínez Rus.

Al mismo tiempo, el PP es bastante heterogéneo y no es lo mismo el contexto de Andalucía, de la Comunidad Valenciana o Madrid. Además, en la Comunidad de Madrid, todo se dirime entre dos bloques, izquierda y derecha, mientras que en el resto de España siguen existiendo los partidos regionalistas, nacionalistas e independentistas. Es decir, Núñez Feijóo sigue teniendo una situación más complicada que la que tiene Díaz Ayuso, que es mucho más popular entre los votantes madrileños de lo que es el líder del PP, y que ha emergido como una lideresa al nivel de la originaria, Esperanza Aguirre.

Los ricos, al PP

Las mayores subidas para el PP el 23J en las zonas ricas se producen en Andalucía, Madrid, Cantabria y Murcia, aunque también se observa en el resto de comunidades. En las secciones censales que conforman el 10% más rico de estas comunidades los populares logran hasta 19 puntos más que en las elecciones de noviembre de 2019: cosechan la mitad de los votos de estos barrios en Andalucía y casi dos tercios en el caso de la Comunidad de Madrid. 

En efecto,  Ayuso ha logrado que, al margen de representar en la tierra el neoliberalismo, el neoconservadurismo y el nacionalismo español, instalar un marco de polarización asociado a la singularidad de Madrid en la lucha contra el sanchismo.

Y eso teniendo en cuenta que la candidatura de Alberto Núñez Feijóo el 23J no arrastró el mismo apoyo que logró Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas del 28M, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid pudo hacerse con la mayoría absoluta. Feijóo ha sumado 136.074 votos menos que los obtenidos por Ayuso solo dos meses antes.

Todo esto ocurre al tiempo que el PP ha crecido en Madrid este 23J en más de medio millón de votos respecto a noviembre de 2019, con 15,5 puntos por encima del 24,9% de hace cuatro años.

Ayuso seduce a la extrema derecha

En la circunscripción por Madrid, Feijóo consigue 1.463.112 votos, el 41,09% de los sufragios, mientras Díaz Ayuso logró el 28M 1.599.186 votos (47,3%). Al mismo tiempo, Vox logró mejor resultado frente a Feijóo que frente a Ayuso. Así, la extrema derecha sacó 505.986 (14%) votos el 23J frente a los 248.379 (7,3%) votos el 28M, el doble, lo que evidencia que la líder madrileña muerde mejor en el electorado de Vox que el presidente del PP.

También el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, consiguió en la capital más votos que Feijóo; este 23J, el PP logró 691.487 sufragios en la ciudad de Madrid, el 41,64%, mientras que Almeida se hizo con 729.302 papeletas (44,5%). Esto se ha traducido en que el Partido Popular ha dejado de ser la fuerza más votada en todo los distritos de Madrid: la participación ha sido mayor el 23J (73,37% frente al 63,9% de las municipales), algo habitual cuando en las elecciones generales frente a las locales, si bien en este caso ha beneficiado más al bloque progresista.

En todo caso, lo que evidencian ambas convocatorias electorales es que cuanto más dinero se tiene, más se vota a la derecha. Ocurre en toda España, pero en el caso de Madrid, mucho más aún.

El PP obtuvo 37.815 votos menos que en las elecciones municipales de hace dos meses, mientras que Vox aumentó en 64.842 los apoyos con respecto a los comicios de mayo.

En este reparto incide también la no participación de Ciudadanos en las elecciones del 23J, que el 28M consiguió 47.510 sufragios en Madrid capital. Este bloque sumó solo 8.418 votantes más con respecto a cuando se abrieron las urnas en mayo.

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