El próximo mayo, en plena campaña electoral para las municipales y autonómicas, se cumplirán siete años del “preacuerdo” que sellaron entre botellines Pablo Iglesias y Alberto Garzón para confluir en las elecciones generales y tratar de conseguir el sorpasso al PSOE que Podemos en solitario no había logrado por apenas medio millón de votos en las elecciones de diciembre de 2015. Prácticamente todo ha cambiado desde entonces en la política española, pero siete años después y en plenas dudas sobre la forma en que se organizarán las fuerzas progresistas en el futuro cercano, el partido que ahora dirige Ione Belarra e Izquierda Unida han llegado a un nivel de acuerdo inédito para concurrir en diferentes autonomías y municipios.
Podemos se juega mucho en estas elecciones, que muchos analistas ven como una suerte de primera vuelta de las generales, salvo que hubiera una convocatoria anticipada, no solo porque necesita mantener el prestigio de su marca de cara a una futura negociación para integrarse en Sumar, la plataforma que diseña Yolanda Díaz; estos comicios también decidirán si los de Belarra mantienen su poder en los seis gobiernos de coalición autonómicos en los que se sientan actualmente. Desde la formación ven estas alianzas electorales con Izquierda Unida un primer paso para conseguirlo pese al declive que muestran las encuestas.
De momento, ambas formaciones han sellado confluencias en Madrid, Navarra, la Región de Murcia, Cantabria y La Rioja, así como en Catalunya donde únicamente habrá municipales, aunque confían también llegar a un pacto en la Comunidad Valenciana, una vez que Compromís se ha desmarcado, en Baleares, en Extremadura y quizás en Canarias, así como en la mayoría de municipios de Andalucía y Euskadi.
Coalición histórica en Murcia y Cantabria
La última comunidad en incorporarse a la lista ha sido Cantabria. La secretaria general de Podemos allí, Mercedes González, y el coordinador regional de IU, Israel Ruiz, anunciaron este viernes que ambas fuerzas habían llegado a un acuerdo para concurrir de manera conjunta en las próximas autonómicas y tratar de revertir así los pobres resultados que cosecharon por separado en 2019, cuando ni siquiera lograron entrar en el Parlamento cántabro.
“Hoy es un buen día, no tanto para nuestras formaciones, sino también y sobre todo para aquellas personas que esta legislatura se han sentido huérfanas y no han tenido una representación que lleve sus demandas, sus quejas, las necesidades de los pueblos y las ciudades de Cantabria y saque adelante todas las leyes pendientes”, ha celebrado González en la rueda de prensa en la que ha anunciado esta coalición que no había tenido lugar en las anteriores elecciones y tampoco lógicamente en 2015, el año de la eclosión de Podemos a nivel nacional.
La novedad en Cantabria se extenderá en mayo a otros territorios en los que hasta ahora y por diferentes razones los dos partidos habían sido incapaces de juntar sus liderazgos bajo una misma papeleta. Hace apenas dos semanas, tras intensas negociaciones que no invitaban a la esperanza, el secretario general de Podemos en la Región de Murcia, Javier Sánchez Serna, anunciaba un acuerdo de coalición también inédito: en 2019, en las elecciones al parlamento autonómico hubo un acuerdo entre Podemos y Equo, con el que obtuvieron dos escaños, mientras que cuatro años antes la flamante formación había conseguido seis diputados.
Los acuerdos en la Región y en Cantabria tienen algunos matices. En el norte, los partidos han consensuado únicamente el ámbito autonómico y han dejado en manos de las coordinaciones locales el resto de acuerdos para los municipios y ciudades. Esta decisión se debe entre otras cosas a los problemas para negociar una candidatura conjunta en Santander, que han llegado a poner en peligro la confluencia autonómica. Así, en la lista pactada irá Mónica Rodero, de Podemos, como cabeza de lista, y después Carmen Martín, de Izquierda Unida. La tercera será la propia González y el cuarto, Ruiz. A partir de ahí, irán alternando candidatos de ambas formaciones con el requisito de que la lista sea paritaria.
En Murcia, sin embargo, el acuerdo se ha sellado de forma global: tanto a nivel autonómico como para los principales municipios. En la Región, ambas formaciones han pactado que Podemos encabece la lista y que en caso de que el resultado les otorgue un diputado se lo repartan entre ambas formaciones: un diputado de Podemos durante dos años y otro de IU los dos siguientes. En la capital, el primer nombre será de los morados, el segundo de Izquierda Unida y así consecutivamente. En total, la coalición encabezará las listas de 13 municipios, mientras que Podemos lo hará en nueve.
El acuerdo murciano tiene otro añadido de especial relevancia si se activa la mirada global. Las dos formaciones han pactado que los nombres que ocupen las posiciones ya fijadas podrán pertenecer a otros partidos con los que ultiman alianzas. Podemos podrá incluir en su parte proporcional nombres de Alianza Verde, el partido ecologista que lidera Juantxo López de Uralde, mientras que IU podrá sumar dirigentes de Equo y Más Región, de manera que, si esto se concreta, la lista de la izquierda podría ser inusitadamente amplia.
Navarra, espejo de Sumar
En Navarra, las cosas han sido mucho más fáciles. En verano ya estaba claro que habría una candidatura única de la izquierda para contrarrestar el coladero de votos de 2019, cuando Podemos se presentó solo y consiguió dos escaños, mientras que IU y Baztarre se aliaron y obtuvieron por su cuenta otra banca. En 2015, con la misma estrategia, habían sacado siete y dos respectivamente. Un buen resultado electoral en esta comunidad se presume esencial para mantener el peso en el Gobierno foral, al que entraron hace ocho años.
Según el acuerdo anunciado en junio, la lista al Parlamento de Navarra estará encabezada por un representante de Podemos, la del Ayuntamiento de Pamplona la encabezará Batzarre, mientras que la del de Tudela la liderará Izquierda Unida. La formación de Albero Garzón además, aportará los dos segundos puestos en la Cámara foral y en el Consistorio pamplonés. En este acuerdo, pactado al calor de Sumar, el proyecto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, contempla además una ejecutiva con cuatro almas y la voluntad de pactar las decisiones por “consenso” con “voz y voto” de cada una de las partes.
En La Rioja también se llegó a un pacto en verano para una candidatura conjunta de IU y Podemos, aunque en este caso la confluencia se presentaba más sencilla, puesto que ya estaba el precedente de 2019, en el que ambos partidos se presentaron bajo la marca Unidas Podemos, con la que sacaron cuatro escaños. Esta es otra de las plazas de inmenso valor simbólico para los de Belarra, donde gobiernan desde 2019 con el PSOE de Concha Andreu.
En Madrid, contra Más Madrid
La situación en Madrid es diferente por numerosos motivos, pero por primera vez también, habrá una papeleta conjunta de Podemos e Izquierda Unida tanto en las elecciones a la comunidad como al Ayuntamiento. En 2015, Podemos concurrió solo y con su marca en las autonómicas, pero diluyó sus siglas en la candidatura ciudadana Ahora Madrid, liderada por Manuela Carmena, que logró ser alcaldesa gracias al apoyo del PSOE.
La siguiente cita, cuatro años después, fue el escenario de la ruptura de Iñigo Errejón con Podemos y el nacimiento de Más Madrid. En el Ayuntamiento, Podemos no presentó una candidatura propia, por cuestión de tiempo, pero IU concurrió por su cuenta. La formación de Carmena ganó las elecciones pero no consiguió los apoyos para mantener el gobierno local. En la comunidad, Más Madrid por un lado, consiguió 20 escaños mientras que Unidas Podemos se quedó en siete. Ambas formaciones mejoraron su performance dos años después, en las elecciones que convocó Isabel Díaz Ayuso de forma anticipada: 24 escaños para los de Mónica García y diez para la candidatura que lideró un Pablo Iglesias en el último aliento de su carrera política.
Con esta tesitura, Unidas Podemos han pactado este año renovar sus acuerdos tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento, después de haber intentado sin éxito una coalición con Más Madrid que la formación de García y Maestre han desdeñado. Los cabezas de lista serán de Podemos: Alejandra Jacinto para la Asamblea y Roberto Sotomayor para Cibeles. En el resto de los puestos, Izquierda Unida ocupará el número tres de la lista al Ayuntamiento y el dos para la Comunidad de Madrid. En cuanto a los recursos económicos, el partido recibirá el 38%.
Diferentes velocidades y lugares imposibles
Mientras en Catalunya, donde solo se celebran municipales, la alianza de Podemos con los comuns está completamente solidificada de cara a las próximas elecciones, mayoritariamente bajo la marca En Comú Podem, fuentes de la formación de Belarra se muestran más preocupados con el avance de las alianzas para las principales plazas de Euskadi, donde las negociaciones iban bien y se han atascado en las últimas semanas.
En Andalucía, al no haber tampoco autonómicas, es difícil trazar una panorámica clara, al igual que en Galicia, Castilla y León o Castilla-La Mancha. En este último caso, los morados vienen de un triste resultado que los dejó fuera del Parlamento. En Aragón, donde también gobierna Podemos, habrá dos papeletas separadas, como en las citas anteriores, y pasará lo mismo en Asturias, si nada cambia.
En el entorno de la secretaría de Organización de Podemos, que dirige Lilith Verstrynge, son más optimistas con Extremadura y Baleares, donde confían que se llegará a un acuerdo pronto, toda vez que la formación de Garzón había puesto como límite enero para dejar liquidada esta cuestión. En las islas, donde la sopa de siglas a la izquierda es compleja, por la presencia de Més, las fuerzas progresistas se juegan también reeditar el Gobierno de coalición que preside Francina Armengol.
Los otros dos Gobiernos donde tiene presencia Podemos son la Comunidad Valenciana y Canarias, pero son dos escenarios donde las negociaciones están siendo más complejas. En la región mediterránea, será imposible una unidad de las izquierdas por la presencia de Compromís, que pese a formar parte junto a los morados del pacto de Gobierno del Botànic, piensa que las identidades de las dos formaciones no son coincidentes y miran hacia electorados separados. Fuentes del equipo del vicepresidente Héctor Illueca se muestran optimistas, eso sí, sobre una alianza con Izquierda Unida, que confían se alcance en los próximos días.
En Canarias, sin embargo, la complejidad no se traduce necesariamente en pesimismo. Lo que se ha puesto en marcha en el archipiélago es una mesa de partidos en la que están negociando ahora mismo todas las fuerzas de izquierda, que no son pocas: en la negociación se sientan, además de Podemos e Izquierda Unida Canarias, Sí Se Puede, Más Canarias y el Proyecto Drago, del ex número tres de los de Belarra Alberto Rodríguez y también otras organizaciones localistas de menor tamaño.
El horizonte nacional
Este complejo mosaico, que funciona a diferentes velocidades y con idiosincrasias particulares en función del territorio servirá para hacer un test sobre la unidad de cara a una eventual candidatura única a la izquierda del PSOE en las elecciones generales. Yolanda Díaz se puso ese objetivo hace más de un año cuando empezó a montar Sumar y según trasladan fuentes de su entorno, ahora mismo trabaja en un escenario de coalición con unos quince partidos de corte nacional, como Podemos, pero también regional, como Compromís, Más Madrid, la Chunta Aragonesista, Izquierda Unida y sus diferentes federaciones más locales o la suerte de federaciones de Más País en la Región de Murcia, Andalucía y Canarias. La vicepresidenta segunda quiere esperar a que se conformen las alianzas municipales y autonómicas antes de plantear hasta qué punto se involucrará en la campaña de mayo, mientras Podemos le pide insistentemente en que se vuelque lo máximo posible para que el resultado de la izquierda en esas elecciones dé vuelta al oscuro escenario que pronostican la mayoría de encuestas.
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