En el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas hay 85 oficiales generales y 441 coroneles (o capitanes de navío, el rango equivalente en la Armada) que ocupan un puesto laboral pese a haber pasado a la reserva por motivos de edad, según ha podido saber este medio a través de una solicitud de información al Portal de Transparencia. En total, son 526 altos mandos militares por encima del máximo que la ley establece para el servicio activo para estos rangos, cuyo cupo está en 1.050 coroneles y 200 oficiales generales, un 42% más. El Ministerio sostiene que no está incumpliendo la ley porque no se limita esta figura en concreto.
Seguir ocupando un destino pese a haber pasado a la reserva, un estado asimilable a una prejubilación militar, permite a estos generales y coroneles no perder los complementos salariales asociados al servicio activo. Estos son, según su denominación castrense, el Complemento de Dedicación Especial (CDE) y el Componente Singular del Complemento Específico (CSCE), que se suman al sueldo base, más trienios, de cada militar. De enero a octubre de 2018, los pluses cobrados por estos mandos en la reserva que siguen ocupando destino supusieron un desembolso para las arcas públicas de 4,8 millones de euros. En 2017, el último año completo del que se tienen estadísticas, fue de más de 5,6 millones.
La media en complementos recibida por cada general en la reserva ocupando destino fue de 1.096 euros mensuales, mientras que los coroneles recibieron 709 euros más al mes gracias a estos empleos. Varias fuentes militares han explicado a este medio que la práctica totalidad de ellos son “de libre designación”, la denominación del Ejército para los puestos otorgados a dedo por el responsable de la unidad o departamento correspondiente. Para acceder a ellos no se celebra concurso público.
La ley de carrera militar establece el cupo de efectivos para cada escala con el objetivo de “compaginar las necesidades del planeamiento militar con la realidad demográfica y social de nuestro país, así como del adecuado equilibrio presupuestario”. Fija una horquilla entre 130.000 y 140.000 para el total de militares y una proporción de oficiales y suboficiales. No obstante, los únicos rangos concretos para los que marca un máximo determinado de efectivos es para los generales y los coroneles, los más altos mandos militares, con el objetivo de controlar la macrocefalia en la institución y evitar que haya más altos mandos de los verdaderamente necesarios.
Una de las medidas correctoras que recoge la ley es el paso a la reserva de forma obligatoria. Para los coroneles la edad se fija en los 61 años, mientras que para los oficiales generales llega a acumular una serie de años en esta escala (cuatro como general de brigada, siete años entre general de brigada y general de división y diez años entre los anteriores y teniente general). El texto define la reserva como “un mecanismo esencial” para lograr “una pirámide de efectivos por empleos y disponer en todos de personal con las edades adecuadas para el ejercicio profesional en las Fuerzas Armadas”.
Sin embargo, según la información suministrada por el Portal de Transparencia, el número de generales y coroneles que sigue trabajando pese a haber pasado a la reserva no deja de aumentar. Actualmente se encuentra en máximos: los empleos ocupados por generales en la reserva han aumentado un 23,5% desde 2012, mientras que los puestos reservados a coroneles en la reserva han pasado de 394 a 441.
El Ministerio de Defensa ha confirmado a eldiario.es que estos 526 altos mandos que siguen trabajando pese a haber pasado a la reserva no cuentan para el cupo legal máximo para estos rangos. “La Ley no establece límite para militares en reserva, ni para militares en reserva ocupando destino. Como existen puestos vacantes estos se pueden ocupar por militares en reserva. Estamos, por tanto, dentro de la legalidad”, explican fuentes oficiales del Ministerio a este medio.
A dedo
La ley abre la puerta a que los militares en la reserva ocupen puestos en las plantillas orgánicas, aunque siempre apartados de las unidades de “la fuerza”, como denomina el Ejército a las que pueden entrar en combate. Es decir, ocupan puestos “de apoyo a la fuerza”, logísticos y administrativos, que permiten la asignación a dedo.
Estos empleos en la reserva están copados por oficiales. Según otra petición al Portal de Transparencia, en octubre de 2017 el 98,6% estaba ocupado por miembros de esta escala. De un total de 735 empleos de este tipo, solo diez estaban asignados a suboficiales o personal de tropa. Cruzados con la respuesta obtenida ahora, estos datos revelan que el 70% de los puestos destinados al personal en la reserva de todas las Fuerzas Armadas están monopolizados por la punta de la pirámide castrense, los coroneles y generales.
Las asociaciones militares, el único marco desde el que estos uniformados pueden hacer reclamaciones laborales colectivamente (tienen prohibido sindicarse), han protestado en varias ocasiones por esta situación. En especial, se quejan del contraste que supone con la que atraviesan los soldados y marineros, que deben salir del Ejército al cumplir los 45 años. Tras su salida, el personal de tropa recibe una pensión no contributiva de 625 euros mensuales.
“No hace falta tener tanto personal en la reserva ocupando un destino que podría ser desempeñado por militares en activo”, denuncia Ignacio Unibaso, secretario general de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). “Ellos dicen que lo que queremos es deshacernos de gente válida, pero nada más lejos. Es más sencillo: si usted pasa a la reserva es porque la ley lo manda, ha cumplido con creces con más de 40 años de servicio a la patria, pero ya está, se va usted para casa”.
“Lo que subyace en estos datos es la pelea por no perder los complementos”, opina Unibaso en conversación con eldiario.es. “El pase a la reserva supone una reducción automática del sueldo al perder esos complementos, asociados a un desempeño determinado. Es una cantidad significativa, es más de lo que ganan muchos militares al mes. Por eso se quedan ahí enganchados. Porque están viviendo con unos sueldos que disminuyen mucho al pasar a la reserva”.