Desde su despacho del palacio de la Zarzuela el rey don Juan Carlos ha dado las razones de su abdicación: dar el paso “a una nueva generación”. A su lado se dejaba ver un retrato del monarca junto a su hijo y heredero, Felipe de Borbón, y a su nieta Leonor, que se convertirá, con la entronación de su padre, en princesa de Asturias.
El rey ha destacado en su decisión “un impulso de superación” de cara al futuro. Y ha señalado que “en la forja de ese futuro una nueva generación reclama con justa causa un papel”. De ahí la necesidad del relevo. “Merece pasar a la primera línea una generación más joven”, capaz de impulsar “las transformaciones y reformas que la couyuntura actual está demandando”, ha explicado el monarca.
Inmediatamente ha dado un espaldarazo a su heredero de cara a sus futuras responsabilidades: “Mi hijo Felipe encarna la estabilidad, valor principal de esta institución. Tiene la madurez, preparación y el sentido de responsabilidad necesario”, ha destacado. Y ha desmentido con una frase los rumores de una posible crisis matrimonial del futuro rey, asegurando que “contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia”.
El mensaje del monarca, de 76 años, había sido grabado apenas unos minutos antes, se supone que para evitar filtraciones. Sin embargo, no ha habido grandes sorpresas en sus palabras. No ha hecho la menor referencia a su estado de salud (salvo para afirmar que está ya recuperado), y se ha limitado a explicar que tras su último cumpleaños tomó la decisión de dejar en manos de su hijo la responsabilidad de jefe del Estado.
“En mi proclamación como rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa”, ha comenzado don Juan Carlos.
Era la segunda comunicación oficial del rey tras la que pronunció ante la muerte de Adolfo Suárez y el habitual mensaje de Navidad. Un discurso en el que don Juan Carlos aseguró su continuidad al frente de la jefatura del Estado, a pesar de que, según el propio relato que la Zarzuela ha hecho hoy, el 6 de enero, apenas 15 días después del discurso navideño, anunció a su heredero, el príncipe Felipe, su decisión de abdicar.
El monarca ha señalado a la crisis económica como un factor determinante para el relevo en la Casa Real. “La larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza”. Y se ha referido también a los fallos cometidos: “Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones”.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido el encargado de dar la noticia de la abdicación a través de un mensaje institucional, en el que ha descrito al rey como una “figura histórica tan estrechamente vinculada a la democracia española que no se puede entender el uno sin la otra”. En este sentido, y al recordar sus casi cuatro décadas de reinado, don Juan Carlos se ha referido a la “ilusionante tarea nacional” que asumió al llegar a la corona “que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos”, ha explicado.
Un momento de desgaste
El escándalo del accidente del monarca mientras cazaba en Botsuana, la construcción de un pabellón de caza a cuenta de Patrimonio Nacional y, sobre todo, los casos de corrupción que implican a miembros de la Casa Real han desgastado enormemente la imagen de la monarquía.
Aunque la crisis de la monarquía no se inició con el caso Urdangarin; el desgaste se comenzó a notar antes. Con el comienzo de la crisis económica, todas las instituciones del país pagaron un precio. En el sondeo del CIS de octubre, la monarquía registro su primer suspenso: una nota de 4,89 sobre 10. La valoración era inferior al 4,97 que sacaban los medios de comunicación y el 5,65 de las Fuerzas Armadas. Un año antes, la nota había sido de 5,35.
La abdicación es una fórmula excepcional en la Corona española. Se ha efectuado anteriormente, en concreto en seis ocasiones en los últimos siglos. La última vez fue, precisamente, la renuncia en 1941 de Alfonso XIII en favor de su hijo don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos. El conde de Barcelona nunca llegó a reinar. Y en 1977 presentó oficialmente la renuncia a sus derechos al trono ante su hijo, el rey Juan Carlos, al que las cortes franquistas ya habían nombrado jefe del Estado en 1975.