El día 6 del mes de febrero había en las cárceles españolas un total de 65.153 presos. La cifra, de las más altas de Europa Occidental en porcentaje, confirma sin embargo la tendencia a la baja que se experimenta desde 2009 y que tiene en la población reclusa extranjera su causa principal. Dos de cada tres presos que integran ese casi 15% de descenso en los últimos cinco años son extranjeros.
Según un informe del sindicato Acaip, la causa principal está en la conjunción de dos reformas penales. La primera, acometida en 1995, permite a los extranjeros conmutar una pena inferior a los seis años de cárcel por la expulsión del país. La otra es más reciente y está dirigida a cualquier condenado, independientemente de su origen: es la que aprobó el Gobierno de Zapatero para reducir las condenas por tráfico de drogas. La consecuencia es que presos extranjeros que antes no podían acogerse a la posibilidad de la expulsión por superar los seis años de condena pueden hacerlo desde 2010.
Para explicar estos motivos del descenso de la población reclusa es necesario apuntar que en 2014 el 23,85% de los presos condenados lo había sido por un delito contra la salud pública, un total de 13.066 internos. Solo los delitos contra el patrimonio superan ese porcentaje (37,65%). Por otra parte, la población reclusa extranjera es elevada: un 30,3% del total, hasta alcanzar los 19.697 internos. Sin embargo, en 2009, fecha en que comienza el descenso de internos en las cárceles, los extranjeros eran 27.162, 7.465 más.
“Hay que tener en cuenta que en España, en el ámbito penitenciario, los extranjeros siempre han tenido mucho peso en la demografía carcelaria por dos factores principalmente: la situación de precariedad y exclusión social (falta de autorización de residencia y permiso de trabajo) y, en segundo lugar, por la aplicación judicial de la prisión provisional por falta de arraigo familiar y social”, recoge el informe de Acaip, al que ha tenido acceso eldiario.es. Mientras los presos con nacionalidad española han descendido un 7,35% desde 2009, los extranjeros alcanzan una reducción del 27,78%.
En cuanto a la reforma de diciembre de 2010 en materia de tráfico de estupefacientes y su incidencia en la población reclusa extranjera, el sindicato recuerda la reducción de 9 a 6 años para los delitos más graves por tráfico de drogas. Y añade: “Anteriormente, el delito básico era castigado con penas de 3 a 9 años de cárcel, que ahora se rebaja a un máximo de seis años, por lo que ha producido una reducción de tres años de media en sus condenas”.
En esta misma línea, Acaip recupera la doctrina del Tribunal Supremo que saca al hachís fuera de la lista de los productos que causan grave daño a la salud y que, por otro lado, establece en 750 gramos la cantidad mínima de cocaína para superar los 6 años de prisión. Si la sustancia con la que se trafica es hachís, las cantidades por debajo de la citada no supondrán una condena superior a 3 años de cárcel.
El artículo 89 del Código Penal establece que podrán conmutar su condena por la expulsión del país aquellos extranjeros condenados hasta los seis años de cárcel siempre que el delito no sea contra el derecho de los trabajadores o contra el tráfico de personas. La mayoría de los presos extranjeros, dice Acaip, está en la cárcel por tráfico de drogas, por lo que la reforma de 2010 incide directamente en sus posibilidades de cambiar la cárcel por la expulsión.
Más agresores sexuales condenados
El número de condenados por delitos contra la salud pública han sido los que más han descendido en estos cinco últimos años, un total de 4,11 puntos menos. Y los cometidos contra la libertad sexual los que más han crecido, 4,58 puntos.
En cuanto a las condenas, la mayoría de los presos están por delitos castigados con entre 3 y 8 años, un total de 20.349 (un 43,39%), seguidos de los que están condenados a 3 o menos años (13.628, un 29,06%). Según van creciendo las penas, descienden el número de condenados. Entre 8 y 15 años de cárcel, un 18,21%, que baja drásticamente al 5,48% de los que tienen una condena de entre 15 y 20 años. Por último, los presos condenados a más de 20 años son el 3,40% de la población reclusa, un total de 1.594.
Por edad, seis de cada 10 internos tienen menos de 40 años y solo el 3,61 por ciento tiene más de 60. Por sexos, nueve de cada diez reclusos en cárceles española son hombres. El 46,03% son reincidentes.