La abogada Fatima Hamed (Ceuta, 1978) tomó posesión por primera vez de un acta como diputada regional de la Ciudad Autónoma —un cargo al que prefiere denominar con el término “concejala”— el 16 de junio de 2007. Hacerlo con velo islámico atrajo los focos de los medios nacionales, aunque ella siempre se propuso “separar la religión de otras actitudes” en una ciudad con solo 19 kilómetros cuadrados y 85.000 habitantes que considera “una de las grandes desconocidas de este país”.
“Soy todo aquello que Vox no soporta: una española que se llama Fatima, que lleva hiyab y que representa al pueblo de Ceuta”, espetó a los “fachas” en el último debate sobre los Presupuestos de la administración local, en el que se confirmó la ruptura del PP local con la extrema derecha tras doce meses en una tensión social y política sin precedentes que, lamenta, se quebró más por un movimiento estratégico que por “convicción ideológica”.
Llegó a la política proclamando que es “ciudadana” antes que “musulmana o mujer” y en 2014 fundó su propio partido, el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MdyC), que ahora ocupa dos de los 25 escaños de la Asamblea regional. Antes se había presentado a las elecciones por Unión Demócrata Ceutí (UDCE), una formación de electorado eminentemente musulmán que concurrió en coalición con IU y que después formó junto al Partido Socialista del Pueblo de Ceuta (PSPC) la Coalición Caballas, que obtuvo ese nombre en alusión al gentilicio popular con el que se denomina a los ceutíes. “La ultraderecha se alimenta del mensaje del miedo y aquí, por desgracia, es un mensaje que tiene mucho calado”, denuncia.
¿Cómo describiría su posición política e ideológica?
Somos una formación progresista que actúa a nivel local para luchar contra las desigualdades socioeconómicas de nuestra ciudad que, lamentablemente, son muchas.
Tras veinte años de hegemonía electoral del PP, que llegó a cosechar hasta cerca del 70% de los votos en las elecciones municipales, la irrupción de Vox acabó con aquellas mayorías absolutísimas. ¿A qué atribuye el éxito local de la extrema derecha, que incluso ganó en las últimas generales en Ceuta?
El abandono de Ceuta por los distintos gobiernos centrales del PP y del PSOE, que se demuestra en sus inversiones per cápita, que han caído casi un 80% desde 2009 en una ciudad donde las competencias más socializadoras —sanidad, educación, justicia...— las tiene el Estado, ha creado una grave fractura en la sociedad ceutí. Una dualidad en la que una parte lo tiene todo —trabajo, vivienda, educación...— y la otra apenas subsiste. Si a ello se añaden los problemas de una ciudad fronteriza, donde la diferencia de renta entre ambos países es una de las mayores del mundo, nos encontramos con un caldo de cultivo que puede generar el crecimiento de estos partidos populistas.
¿La extrema derecha ha pescado en río revuelto?
Los dirigentes de Vox lo han sabido aprovechar. También el desgaste de casi dos décadas de gobierno del PP en el Ayuntamiento sin un proyecto de ciudad. Se han presentado como salvadores de la ciudad alentando la implantación de medidas represoras dirigidas principalmente hacia los menores no españoles, los marroquíes y, en general, hacia todo aquello que no concuerda con su visión única de la España imperial, católica y nacionalsindicalista. Principalmente contra los musulmanes, aunque los judíos y la comunidad hindú no han quedado fuera de sus críticas. Ahora hasta los gitanos. Suena demasiado similar a la ideología nazi. No nos envían a campos de concentración, pero sí dicen que nos vayamos a nuestro país. Quizás mi familia lleva más generaciones en mi tierra, Ceuta, que muchos de los que se dan esos golpes de pecho que nada tienen de patriotas, puesto que la patria la formamos todos y demostramos nuestro amor por ella a diario.
El presidente de Vox en Ceuta, Juan Sergio Redondo, es, como usted, tutor en la UNED local. En algún Pleno ha mostrado su sorpresa por sus posiciones políticas, que no le concordaban con la persona que había conocido. ¿El choque casi violento que se ha proyectado en el último año desde la Asamblea entre políticos es un reflejo fiel de la realidad social de Ceuta?
En la UNED hay tutores de diferente ideología, como en cualquier otra institución. El odio de quienes componen Vox hacia los musulmanes es real, patente y constatable en cada sesión plenaria. Repito, no sólo hacia los musulmanes, sino también hacia otros colectivos que menosprecian por considerarse superiores. Son una lacra social, el fiel reflejo del pensamiento ultraderechista que no acepta ni entiende una sociedad plural y diversa. Ahora bien, si hablamos de racismo, en los tiempos que corren es un sentimiento que no siempre trasciende de manera tan abierta como lo hacen los fachas de Vox —especialmente, en el Pleno— sino que se traduce en acciones que lo llevan intrínseco.
Si Ceuta votó “racismo”, como dice, ¿es porque tiene una sociedad xenófoba?
No. Es cierto que hay personas racistas, como en cualquier otro lugar del mundo. También que existe un gran desconocimiento de las distintas culturas que convivimos, por lo que hay que fomentar un conocimiento que suponga la disminución de determinados temores que una parte de la sociedad pueda tener respecto otras. La ultraderecha se alimenta del mensaje del miedo y aquí, por desgracia, es un mensaje que tiene mucho calado. Además, los electores de derecha moderada o extrema siempre acuden masivamente a las urnas y muchos votaron a Vox para castigar al PP. Si a eso le sumamos el abandono de la ciudad por los gobiernos centrales y la alta abstención habitual del resto de la población, termina por salir ese resultado.
¿Por qué cree que el PP de Ceuta ha roto con Vox? ¿Por la multitudinaria manifestación de febrero, la mayor en más de 30 años, contra los postulados de la extrema derecha? ¿Por el discurso de Pablo Casado? ¿Por cálculo electoral o porque realmente se ha asumido que es un riesgo para la ciudad?
Opino que ha sido un movimiento político y no una convicción ideológica. Durante más de un año el PP les abrió todas las puertas y les puso la alfombra roja para manchar las instituciones democráticas.
Ceuta intenta presentarse al mundo como un espacio sin igual de convivencia armónica entre cristianos, musulmanes, hindúes y hebreos, sus cuatro comunidades históricas. ¿Lo es?
En la actualidad y en general acertaríamos más hablando de coexistencia que de convivencia. Existe un gran desconocimiento de unas culturas sobre otras, que es por donde habría que empezar a trabajar para fomentar ese conocimiento mutuo, que es lo que nos enriquece.
Su partido ha apoyado el ‘Plan por un futuro más estable y seguro’ del Gobierno local para apostar por “más España y más Europa” como nuevo modelo de ciudad. ¿Cuáles cree que son los pilares en los que debe apoyarse el futuro de Ceuta si la cohabitación con Marruecos sigue empeorando?
Es imprescindible un proyecto de futuro basado en la educación, en la economía digital y en la economía circular. Que apueste por el desarrollo local y dé oportunidades de futuro a todos los ceutíes. Pero para ello no sólo es necesaria una apuesta decidida a nivel local, sino el apoyo del Gobierno de España y de las instituciones europeas.
Siempre ha sido muy crítica con el PP y el PSOE de Ceuta por someter sus posiciones a sus “intereses partidistas” a nivel nacional. ¿Han traicionado a la ciudad?
Sólo hay que darse una vuelta por ella. ¿Dónde están todas las inversiones prometidas durante décadas? La última ha sido una macrocárcel a la que no se va a dar uso total. No se ha pensado en Ceuta, donde hacen falta inversiones educativas para luchar contra el fracaso escolar y para disminuir las ratios de alumnado por clase; infraestructuras sanitarias como una unidad de radioterapia para no tener que ir a la península a recibir tratamiento... Llevamos cinco años de retraso en la finalización del nuevo Palacio de Justicia en el antiguo Banco de España. Por no hablar de la necesidad de viviendas, que no se construyen por la falta de inversión. El abandono es tal que hasta las plantillas estructurales se cubren con Planes de Empleo. Bochornoso.
En ese contexto ha vuelto a resurgir, sin gran novedad relevante, la reivindicación anexionista marroquí. ¿Qué le genera? ¿Temor? ¿Hastío?
Los ceutíes somos españoles. Parafraseando a la vicepresidenta Calvo: “Ceuta y Melilla son españolas. No hay tema”.
¿Usted cree que el resto del país está tan convencido como usted? Habitualmente ligada a noticias negativas, ¿cómo siente que se ve a Ceuta desde el resto de España?
Por desgracia, a veces el sensacionalismo de algunos medios hace que se divulgue una imagen distorsionada de la realidad de nuestra tierra y, evidentemente, eso nos afecta de modo negativo. Nuestra ciudad es una de las grandes desconocidas de este país. En tan poco espacio físico se ha reproducido toda la historia de España. Por aquí han pasado todas las civilizaciones desde los fenicios y todas han dejado su impronta, que podemos encontrar en cada rincón de la ciudad.