Cuando Fidel Castro asesoraba a Felipe González en los primeros debates de televisión

El primer debate electoral televisado de la historia de España reunió ante las pantallas a más de nueve millones y medio de espectadores. Se enfrentaban Felipe González y José María Aznar. Corría el año 1993 y la política española dedicaba por primera vez el prime time televisivo a la pelea política. Ese primer debate se celebró en Antena 3 la última semana de mayo. Lo ganó Aznar contundentemente y constituyó toda una sorpresa para los socialistas que confiaban en que la dialéctica de su presidente se impondría al líder entonces sin carisma y gris que estaba al frente del PP. Una semana después los dos protagonistas se volvieron a ver las caras en Telecinco. En la segunda cita, cuya audiencia llegó a los diez millones, González se resarció y ganó la contienda cargando contra el programa electoral con el que el Partido Popular concurría a aquellas elecciones.

Entre el primer y el segundo cara a cara González contó con un asesor inesperado: Fidel Castro. Las pruebas de todo aquello las guarda la fundación del expresidente español en forma de cartas y documentación diplomática. Según esa documentación, el líder cubano pidió que se le enviase la grabación del primer debate en un vuelo que salió de Madrid poco después de que Aznar y González hubiesen abandonado los estudios de Antena 3. La embajada cubana recibió aquellos días el encargo de grabar la emisión y enviar un coche urgente con destino al aeropuerto de Barajas para depositar la cinta en el primer vuelo disponible de Cubana de Aviación. 48 horas después del evento Castro repasaba “la cassette” a 7.000 kilómetros de distancia y devolvía sus impresiones a González a través del canal diplomático.

En Ferraz había cundido el pánico. El director de la campaña socialista para las elecciones de 1993 era el exministro de Educación José María Maravall. Suya había sido la decisión de dar el paso a la televisión, autorizando que el enfrentamiento entre González y Aznar se hiciese un hueco en los hogares de los españoles. El primer debate había salido mal: Aznar, muy agresivo, le había tomado la medida a González, al que había sacudido con lo que luego fue un mantra para su campaña: “paro, despilfarro y corrupción”. El PSOE tenía que reaccionar.

Maravall pidió a sus asesores un plan de respuesta y se decidió contratar a un joven profesor universitario llamado José Miguel Contreras. Sin afiliación política conocida Contreras era el autor del único libro que se había publicado en España sobre televisión y política. “El libro estaba basado en mi tesis doctoral sobre material americano”, señala Contreras en conversación telefónica con eldiario.es: “Me citaron un miércoles y a partir de ahí tuvimos tres días para preparar el segundo debate”.

Según recuerda Contreras tuvieron que explicarle a Felipe González que “el primer enfrentamiento con Aznar había sido un desastre”. El presidente y candidato se defendió argumentando que Fidel Castro le había escrito diciéndole lo contrario. González se refería a la carta enviada a través del embajador cubano en España que acompaña estas líneas y que ha publicado en su web la Fundación Felipe González. En esa misiva, Castro decía: “Estimado Felipe, vi el cassette de tu primer debate televisado. Mi impresión personal es que fue claramente favorable a ti”. La mayoría de encuestados en España opinaba lo contrario.

La correspondencia entre Fidel y González a cuenta de los debates también incluyó un consejo que acabaría por ser la clave de la remontada socialista en el estreno televisivo de la política española. El líder cubano recomendaba poner el acento en las carencias del programa con el que Aznar se presentó a aquellas elecciones: “Es muy fuerte tu argumento de que la otra parte no tiene programa concreto [...] Excúsame esta sugerencia no solicitada pero no puedo resignarme a que una ola de conservadurismo prevalezca en el mundo actual”.

El equipo de González ya había señalado el programa del PP como principal punto flaco de Aznar. En la semana de vértigo que medió entre el primer y el segundo debate, el PSOE encargó a Joaquín Almunia otra tarea. “Se le pidió que leyera entero el programa del Partido Popular y que encontrara algo que estuviera mal”, recuerda Contreras. Como resultado de aquel encargo, el equipo del PSOE cayó en la cuenta de que en la oferta política del PP no había una sola línea dedicada a propuestas de lucha contra el paro, a pesar de que era uno los argumentos recurrentes de José María Aznar contra González.

Paralelamente, el equipo al que se había incorporado Contreras inició un trabajo de entrenamiento al que González, que llevaba en el gobierno 11 años sin apenas oposición, no estaba acostumbrado. “Le pedimos que viera el primer debate para buscar sus errores y corregirlos. Él nos confesó que le daba pudor porque nunca se había visto en televisión. Nunca había revisado una grabación”, recuerda ahora el experto en comunicación política.

En La Habana Fidel Castro esperó la llegada de la cinta con el segundo debate, sin posibilidades técnicas para verlo en directo. Ante las cámaras de Telecinco, Aznar sacó su programa electoral de debajo de la mesa y le espetó a González: “Nuestro programa está a su disposición. Si tiene usted interés lo leemos. Son 121 páginas. Nos llevaría tres horas y media”. González recogió el guante y le pidió que leyera la páginas dedicadas a empleo. Aznar titubeó. El candidato socialista había ganado. Al día siguiente el diario El País abría su portada con el siguiente titular: “González pasa a la ofensiva y acorrala a Aznar por su falta de propuestas”.

Aún faltaba por llegar la última carta desde Cuba con las impresiones de Fidel Castro sobre el segundo enfrentamiento. El mensaje llegó a Moncloa ocho días después del segundo cara a cara en televisión y rezaba así: “Querido presidente, tu papel en el segundo debate fue brillante. Fuiste más combativo, tu argumentación más precisa y persuasiva [...] nunca pensé que algún día estaría tan pendiente de unas elecciones españolas”.