El Gobierno escocés, liderado por el independentista Alex Salmond, sometió hoy a consulta su propuesta de Constitución para una eventual Escocia independiente, que incluye la eliminación de las armas nucleares.
La viceministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, presentó el llamado proyecto de ley de la independencia escocesa, sobre el que los ciudadanos podrán opinar hasta el 20 de octubre.
El texto legislativo, que eventualmente se votará en el Parlamento escocés, plantea la introducción de una Constitución escrita, en la que se definirían los derechos de los ciudadanos así como los fundamentos del Estado.
“Una Constitución escrita ofrece certidumbre y seguridad para los ciudadanos de un Estado. Describe dónde yace el poder y cómo quienes lo ostentan son elegidos y sometidos a escrutinio. Como es bien sabido, eso no siempre queda claro en el Reino Unido”, dijo Sturgeon.
El Reino Unido es el único país de la Unión Europea (UE) que no tiene una Constitución escrita, sino que ésta es consuetudinaria, compuesta por un conjunto de leyes y costumbres.
Según la número dos de Salmond, una Constitución escrita también sirve para establecer “las aspiraciones de la gente de un país”.
El proyecto de ley sometido a consulta contempla la entrada en vigor provisionalmente de esa Constitución interina el primer día de la independencia, tras lo cual se iniciaría un proceso para redactar una Carta Magna permanente.
Entre otros objetivos, el texto propone avanzar hacia la eliminación de las armas nucleares en Escocia, que actualmente es sede del sistema británico Trident de disuasión nuclear, formado por varios submarinos con misiles.
Después de la independencia, una Convención Constitucional elaboraría la Constitución definitiva, en cuyo texto el gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP) propondría que se ensalzaran los derechos humanos y se reconociera el derecho de los ciudadanos a la educación, un hogar y a servicios públicos, apuntó Sturgeon.
En un discurso en la universidad de Edimburgo, la viceministra animó a los escoceses a participar en el diseño de la Constitución y afirmó que sería parte de la identidad de la nación y la plataforma para construir “una Escocia mejor”.
“Sería como 'la Declaración de la independencia escocesa', basada en el principio de que en Escocia el pueblo es soberano, no el Gobierno o el Parlamento”, proclamó.
Una diputada del Partido Laborista escocés, Jackie Baillie, criticó que el Gobierno de Escocia centre su tiempo en esta ley en lugar de aclarar “el coste de crear un Estado independiente” o “qué reemplazará a la libra esterlina”, puesto que el Gobierno de Londres ha rechazado compartir esa divisa en una unión monetaria.
Por su parte, el diputado del Partido Verde escocés Patrick Harvie respaldó la propuesta de Constitución y señaló que fomenta la ecología y el desarrollo sostenible y sienta las bases para “una democracia moderna y compasiva”.
Los residentes en Escocia mayores de 16 años decidirán en un histórico referéndum el próximo 18 de septiembre si quieren que Escocia, unida al Reino Unido desde 1707, sea un Estado independiente.
Una última encuesta de Panelbase difundida este fin de semana da un 43 % de apoyo a los partidarios del 'sí' y un 47 % a los del 'no', si bien los indecisos se consideran clave en esta consulta.