Las negociaciones entre el Gobierno y el grupo de Unidos Podemos-En Comú-En Marea para alcanzar un acuerdo presupuestario para 2019 entran en sus horas clave sin un final claro y con un cambio de rol en sus protagonistas. Si el viernes pasado Pablo Iglesias se mostraba “optimista”, pocos días después el propio presidente del grupo confederal señalaba en el Congreso: “Cuando uno se sienta a negociar no se sabe. Nada garantiza el acuerdo”. En el Ejecutivo, por su parte, confían en acercar posturas en las próximas horas. “Lo importante es que el 15 podamos llevar a Bruselas un acuerdo”, decía a última hora de este martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una rueda de prensa.
La situación de bloqueo propició este mismo martes una conversación telefónica entre Sánchez e Iglesias que no ha logrado evitar por ahora los obstáculos que impiden el acuerdo. Vivienda, SMI, dependencia o los subsidios a parados de larga duración son algunos de esos escollos.
Distintas fuentes conocedoras de la negociación consultadas por eldiario.es sostienen que deberán cerrarlo finalmente el presidente del Gobierno y el secretario general de Podemos, tal y como avanzó este medio. El Ejecutivo negocia contra reloj con la coalición que lidera Iglesias y el presidente no descartó una reunión con él: “Veremos”, respondió tras su comparecencia en Moncloa junto al presidente chileno, Sebastián Piñera.
En el Ejecutivo son optimistas con llegar a un pacto con Unidos Podemos en las próximas horas para que el área económica del Ejecutivo informe en el Consejo de Ministras de este jueves. Ese es el objetivo con el que trabaja la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que está pilotando las negociaciones, pero en Moncloa reconocen que el acuerdo puede hacerse esperar porque no tienen la “obligación” de verlo en la reunión del gabinete.
A pesar de las reticencias expresadas por Iglesias, Sánchez cree que hay margen para el entendimiento: “Me consta que ambas partes estamos poniendo todo lo que hay que poner para llegar a ese acuerdo. Hay voluntad para llegar a ese acuerdo”, expresó en la rueda de prensa en la que no quiso entrar en los detalles de las conversaciones. Los socialistas restan importancia al 'no' de Unidos Podemos y lo enmarcan en los tira y afloja clásicos de las negociaciones.
El cambio de opinión de Unidos Podemos se produjo durante el fin de semana. Fue entonces cuando el Gobierno respondió al documento de medidas presupuestarias que le envió el grupo confederal el pasado 24 de septiembre. “Nos cayó como un jarro de agua fría”, señalan fuentes conocedoras de las negociaciones sobre la recepción de esos documentos. “Es maquillaje”, apuntan las mismas fuentes.
El problema de los documentos remitidos por los diferentes ministerios implicados en las siete mesas de negociación abiertas, según Unidos Podemos, es su falta de concreción. “Tiene que haber un documento donde el Gobierno asume ciertas medidas”, apuntan desde el equipo negociador.
El grupo confederal quiere certezas, según explican. Con un calendario de aplicación de las medidas, una dotación presupuestaria clara y sin escudarse en las negociaciones abiertas entre sindicatos y patronal. Así se recoge en el documento remitido este martes por Unidos Podemos al Gobierno en respuesta a los del fin de semana y al que tuvo acceso eldiario.es. En él que acusan al Ejecutivo de pretender “acordar textos de intenciones, sin concretar compromisos o plazos, sin abordar algunos grandes temas”.
Iglesias se mostraba confiado en que podía alcanzarse un acuerdo este mismo miércoles. “Espero que en las próximas horas el Gobierno ceda y acepte parte de las propuestas”, apuntaba ante los periodistas en los pasillos del Congreso. En privado, fuentes del grupo confederal lamentaban que el Ejecutivo “no está aceptando nada” y lanzaban una advertencia: “Ya les hemos demostrado muchas veces que no jugamos de farol”.