IU reactiva la Asamblea federal para reelegir a Garzón con el debate sobre la relación con Podemos de fondo

Aitor Riveiro

19 de septiembre de 2020 22:03 h

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Izquierda Unida reactivará oficialmente este sábado el proceso asambleario que puso en marcha en febrero y que fue suspendido por la pandemia. La coalición concluirá el 15 y 16 de enero de 2021 la XII Asamblea Federal con las votaciones que elegirán por sufragio universal de los militantes a la futura dirección, así como los documentos que definirán la nueva línea política y estatutos de la organización fundada en 1986 al calor de las movilizaciones contra la permanencia de España en la OTAN. A diferencia de lo ocurrido en 2016, cuando Alberto Garzón fue elegido coordinador federal en sustitución de Cayo Lara, no se espera una gran disputa en los nombres. Si entonces hubo tres listas relevantes, la a Garzón y las apoyadas por los excoordinadores que le precedieron (Lara y Gaspar Llamazares), el ahora ministro de Consumo liderará para su reelección una que aglutine al sector que se ha consolidado como la mayoría de la actual dirección, según apuntan diferentes fuentes consultadas por elDiario.es.

El debate se centrará así en la estrategia de IU para los próximos cuatro años, con la relación con Podemos y la construcción de Unidas Podemos como principal discusión pendiente de cerrar. En la coalición, y en el PCE, el principal partido que lo integra, asumen que la realidad política de 2020 no es la misma que la de 2016. Y no solo porque Unidas Podemos está ahora en un Gobierno que, por primera vez en ocho décadas, vuelve a tener entre sus miembros a dirigentes comunistas. IU venía de haberse salvado de la desaparición en los comicios de diciembre de 2015 y de integrarse con Podemos en una coalición cerrada de urgencia para el 26J.

Aquél pacto de los botellines entre Garzón y Pablo Iglesias fraguó una alianza que se ha consolidado en lo electoral, pero que no ha avanzado en lo orgánico, pese a que era el objetivo, al menos declarado, de ambos. O, al menos, no tanto como se planteaba hace cuatro años, cuando Garzón logró el respaldo del 74,7% de la militancia con un proyecto que planteaba trascender IU para ir hacia un proyecto superador.

“Reforzar IU para reforzar Unidas Podemos”

En 2020 el planteamiento central del proyecto que Alberto Garzón presentará para su reelección en la XII Asamblea Federal de IU es otro. No necesariamente contrapuesto, pero sí diferente. La tesis central de la estrategia pasa por la máxima “reforzar IU para reforzar Unidas Podemos”. Una declaración de intenciones que, según quién la diga, puede tener significados diferentes. Y ahí está quizá el principal escollo que la mayoría articulada alrededor de Garzón debe resolver en las próximas semanas.

El 16 de octubre se presentarán los documentos de cada candidatura, si es que hay más de una. La articulada alrededor de Garzón redactará los suyos en una “comisión preparatoria” en la que tienen presencia las diferentes sensibilidades de la llamada “mayoría” y donde hay una importante presencia del PCE que lidera Enrique Santiago que, al fin y al cabo, es la principal organización dentro de IU. El propio Garzón pertenece al Comité Central del PCE, aunque sus tesis y las de Santiago no siempre han sido coincidentes. El partido cerrará este mismo mes de septiembre su Conferencia Política, pospuesta también por la pandemia, en la que fijará su posición. Por su influencia dentro de IU, presumiblemente marcará la línea de la coalición. El 80% de la actual dirección de IU es a sus vez militancia o cuadros del PCE. Y no parece que esa ratio vaya a modificarse sustancialmente tras la XII Asamblea Federal.

“Siempre llegamos a una síntesis”, asegura el secretario de Organización, Ismael González, a elDiario.es. González asegura que no hay diferencias sustanciales ni sobre la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno ni sobre la estrategia planteada ante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Otras fuentes tanto de IU como del PCE confirman que, en estos aspectos, las posiciones son coincidentes, como lo confirma el informe político que Garzón someterá al principal órgano entre asambleas federales, la Asamblea Político y Social de este sábado, en la que se reactivará formalmente el proceso que debe concluir en enero.

Sí hay más diferencias sobre la convergencia con Podemos. No en si debe mantenerse, que nadie lo duda hoy por hoy. Sino cómo debe mantenerse “Por ahora es una coalición con poca implantación territorial”, explica González. Un análisis que no es nuevo ni se hace solo en IU. En Podemos, tras la debacle de las autonómicas y municipales de 2019, que continuó en las gallegas y vascas de este año, también han llegado a esa conclusión. Así lo explicó su secretario de Organización, Alberto Rodríguez, en una entrevista el pasado mes de julio en elDiario.es.

Pero sí es la primera vez que la coalición tiene la ocasión de debatirlo en un proceso asambleario que durará todavía varios meses. Y debate existirá, aventuran desde la dirección. Más allá de las conclusiones finales que pueda presentar la candidatura de Garzón y someterse a votación, IU es una organización cuya militancia tiene implantada una fuerte cultura de asambleas, en barrios y pueblos. Y ahí también se llevan las deliberaciones sobre el futuro de la coalición.

La ausencia de implantación territorial de Unidas Podemos, así como la falta de trabajo de base entre las militancias de las dos principales organizaciones que componen el espacio político, ha sido la norma en los últimos años. Y la lentitud en Podemos para lograr su expansión territorial hace que IU, tras cuatro años de espera, decida avanzar dentro de sus márgenes. “Fortalecer IU para fortalecer el espacio”, insiste González, para quien es necesario que Unidas Podemos sea algo más que una coalición electoral porque, en ese caso, “no es suficiente”. “Para enfrentar un ataque de la derecha y extrema derecha en el conjunto del Estado, con una batalla ideológica potente, o se construye conjuntamente o se construye cada parte, pero hay que dar la batalla”, asegura a este medio. “Nosotros trabajaremos para que IU esté en las mejores condiciones para hacerlo de forma conjunta”, señala.

En la anterior asamblea, por el contexto en el que se hacía, hubo un ánimo excesivamente rápido de trascender IU y sustituirla por otro sujeto político“, asegura el secretario general del PCE, Enrique Santiago. ”Lo demandaba el momento, pero no había condiciones objetivas, no se pusieron los medios. Fue echarse a la piscina sin contar con la opinión de los otros sujetos, que demostraron falta de interés“, añade.

El partido que lidera Pablo Iglesias defiende la confluencia con IU y la considera irreversible. Pero la debilidad organizativa que ha demostrado a nivel territorial les lleva a pisar el freno.

Según Santiago, aquello “supuso frustración, rechazo” y eso ha provocado algunos “efectos pendulares”. De la apuesta decidida por superar IU de 2016, al recelo de 2020 que, en algunas federaciones de IU, y del PCE, se ha traducido en rupturas ante citas electorales y en enfrentamientos directos con las directrices mandadas desde la dirección federal. Los casos más sonados son los de Asturias y Madrid en los comicios de mayo del año pasado.

“Esa situación la hemos empezado a enderezar, de forma más fría, con visión más estratégica, desde el XX Congreso del PCE”, defiende Santiago, uno de los más firmes defensores de la converfencia con Podemos y uno de los dirigentes de Unidas Podemos más próximos a Pablo Iglesias. Su posición como secretario general del PCE, dirigente de IU y miembro de la Mesa Confederal de Unidas Podemos, donde están presentes también representantes de En Comú, de Galicia en Común y de Equo, le confiere una especial relevancia dentro del espacio político.

Ismael González, mano derecha de Garzón en IU, apunta que esta vez no tienen intención de “generar debates sobre deseos”. “Unidas Podemos es una coalición. Podemos quiere que sea una coalición. Esa es la verdad”. Otros dirigentes consultados por elDiario.es sostienen que este planteamiento, llevado a su extremo, permitiría que ciertas comunidades o municipios se “descuelguen” y vayan por su cuenta, como ya pasó en 2019. Estos mismos sectores aseguran que Podemos ha recibido un baño de realidad en las últimas citas electorales y que ahora sí están dispuestos a explorar una mayor colaboración con IU en los diferentes niveles territoriales, y en la presencia y empuje en los movimientos sociales, una de las consignas más repetidas por ambos partidos. Con todo, el partido de Iglesias está en plena reconstrucción territorial, con 11 coordinadores autonómicos que se han estrenado recientemente en el cargo.

Lista unitaria, pero con ausencias

González asegura que la lista que liderará Garzón para su reelección supondrá un “marco de cohesión histórico”. Pese a que todavía no está cerrada su composición, o no de forma definitiva, sí parece claro que las federaciones que se rebelaron contra las directrices estatales, Asturias y Madrid, verán reducida su cuota, cuando no quedarán fuera.

El peso entre las federaciones suele ser el principal problema a la hora de confeccionar las listas. Ocurre en todos los partidos, también en IU, donde además sus orígenes determinan en buena parte algunos comportamientos ya adquiridos. La presencia de Andalucía es siempre muy importante. No solo por su peso en militantes, votos y cargos institucionales. El germen de IU es Convocatoria por Andalucía. Y su dirigente más carismático, Julio Anguita, provenía de allí. Alberto Garzón, nacido en Logroño, ha vivido toda su vida en Málaga.

En 2016, Andalucía, Madrid y el PCE coparon la lista ganadora. Y, en esta ocasión, ocurrirá igual. Algunas de las fuentes consultadas por elDiario.es sitúan a la dirigente andaluza Amanda Meyer como número dos, tras Garzón. Después, repetiría Ismael González, seguido de la eurodiputada Sira Rego. Otras fuentes sostienen que esta decisión todavía no está tomada, aunque sí defienden que esa configuración sería del agrado de Andalucía y, además, permitiría “sanar algunas heridas”, en referencia a la abrupta salida de la política activa del histórico dirigente Willy Meyer en 2014, tras filtrarse que disfrutaba de un fondo de pensiones del Parlamento Europeo radicado en Luxemburgo.

Amanda Meyer fue directora general de Vivienda durante el fracasado Gobierno de coalición entre el PSOE e IU en Andalucía. Y hoy es la jefa de Gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, número dos de Podemos. Ambas se conocen desde hace muchos años fruto de su larga militancia política.

IU nació en 1986 como movimiento social y político, más que como partido. Un fundamento que su primer coordinador, Gerardo Iglesias, volvió a encontrar en 2016 en Alberto Garzón, según explicó entonces en elDiario.es. Cuatro años después, la “unidad orgánica” que entonces propugnaban unos y, quizá con la boca más pequeña, otros, parece inalcanzable. La cuestión es si la colaboración entre ambas formaciones se queda solo en lo electoral o si se profundiza aunque se mantengan las identidades de cada uno.