“Queremos llevar nuestras luchas al lugar donde se toman las decisiones”
Agustín Moreno es conocido por su trayectoria sindicalista y su lucha por la educación pública de calidad. Alejandra Jacinto, abogada, llevaba años comprometida con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, trabajando por el derecho a la vivienda. Y a Serigne Mbaye, español de origen senegalés y exportavoz del Sindicato de manteros, puede vérsele a menudo en las actividades antirracistas y en defensa de las personas migrantes. Ahora estos tres activistas han decidido dar el paso a las instituciones como independientes en las listas de Unidas Podemos. ¿Con qué objetivo?: “Para llevar nuestras luchas al lugar donde se toman las decisiones”.
Dicen ser conscientes de la exposición que esto supone y confiesan que sus vidas están atravesadas por circunstancias o experiencias que les empujaron a su activismo, a “entender que la lucha contra las injusticias es también una cuestión personal”. elDiario.es les entrevista en una plaza del madrileño barrio de Lavapiés, castizo y multicultural.
Estamos en esta plaza de Lavapiés con tres activistas procedentes de movimientos sociales que se presentan como independientes en las listas de Unidas Podemos. ¿Qué les ha llevado a dar este paso?
Serigne Mbaye: La lucha que estamos llevando a cabo como activistas desde la calle, en el día a día, con las experiencias que hemos tenido. Porque luchamos mucho en la calle, pero hay gente que toma las decisiones, hay gente que habla por nosotros. Y eso tiene que cambiar.
Alejandra Jacinto: Mis motivos son muy parecidos. El 4M se ha generado una oportunidad de cambiar el rumbo de la Comunidad de Madrid. Cuando hablamos de derechos sociales y humanos hay que tener las competencias, que son ejecutadas por la Comunidad de Madrid. En materia de vivienda es clarísimo y por eso me he visto obligada a aceptar la oferta.
Agustín Moreno: Tomo esta decisión porque las cosas están complicadas en Madrid a nivel de empleo, de economía, de servicios sociales, de educación, de sanidad. Hay mucha corrupción y un clima político un poco envenenado.
Creo que había que echar una mano, por coherencia personal, por mi propia trayectoria y porque creo que es posible otro Madrid. El 4M hay que votar en defensa propia de nuestros derechos, libertades y por la convivencia. Hay que votar para hacer un Madrid al servicio de la mayoría social.
Si no cuentas las cosas, si no luchas y denuncias, nada cambia
¿Cuáles creen que son los problemas más graves que sufre actualmente la Comunidad de Madrid? Si llegaran al Gobierno autonómico, ¿cuáles serían las medidas más urgentes que abordarían?
Jacinto: Madrid necesita un cambio casi radical de rumbo, necesita dar un giro de 180 grados. En particular en temas de vivienda. Cuando hablamos de Madrid, hablamos del epicentro de la especulación inmobiliaria. Por mi parte si llegáramos al Gobierno lo principal que abordaría sería la problemática de vivienda: los desahucios, los precios de los alquilares, que son inasumibles para los jóvenes y para todos en nuestra región.
Por ejemplo: Somos la única comunidad autónoma que no tiene aún una ley de vivienda autonómica que consagre ese derecho. Es necesario revertir 26 años de políticas especulativas y empezar a poner en el centro el derecho a la vivienda. Para eso hay que lograr movilizar a la mayoría social el 4 de mayo y conseguir un Gobierno que ponga en el centro la vida.
Moreno: La política del PP no está dirigida a la mayoría social. Es una política hacia las élites. Hay un dato muy relevante: ellos se jactan de que en los últimos 15 años han dejado de recaudar 48.000 millones de euros. Esto es una auténtica barbaridad, es un regalo a las rentas más altas, a los más ricos. Pero también es una cantidad muy importante que se ha detraído para los servicios públicos, para intentar generar empleo y lograr otra política económica que, por ejemplo, ponga énfasis en la industria para que no dependamos tanto de la hostelería y los servicios.
Gestionar bien las cosas necesita de un Gobierno decente y progresista. En el terreno de la pandemia, que Madrid pueda estar abierto este verano con una vacunación masiva solo lo puede garantizar un Gobierno progresista y decente. Cuando hace tanto ruido la señora Ayuso es para enmascarar. Aplica una especie de estrategia del calamar para camuflar su mala gestión. No ha aprobado prácticamente ninguna ley, no tiene Presupuestos y sus grandes apuestas en inversión y en gestión dejan mucho que desear. Lo que habría que hacer es una política de solidaridad frente a una política de egoísmo, proteger a la mayoría en vez de que dejen de pagar impuestos los que más tienen, trabajar por una fiscalidad progresiva.
Mbaye: Coincido con los dos en todas esas necesidades de Madrid. En mi caso, la diversidad es un tema que voy a tocar. Como colectivo trabajador estamos sufriendo, somos un colectivo que necesita servicios públicos, el transporte público, la educación. En este sector necesitamos un cambio.
Usted, Serigne, lleva años trabajando contra el racismo y por los derechos de las personas migrantes. ¿Qué obstáculos ve en esa lucha?
Mbaye: Es una lucha muy dura y difícil, tenemos que concienciar mucho a la gente. Quienes luchamos contra el racismo sufrimos persecución, recibimos denuncias, es algo cotidiano. Tenemos por delante el reto de cambiar esto, de proponer una ley de igualdad para corregir estas diferencias y para erradicar el racismo.
En materia de vivienda, su especialidad, Alejandra Jacinto, ¿qué considera más urgente abordar?
Jacinto: Está todo por hacer. La política del PP ha sido la antipolítica de vivienda, porque no ha hecho nada o lo que ha hecho ha sido para beneficiar la especulación inmobiliaria. El Gobierno central tiene las competencias que tiene. Ahora, por ejemplo, se está debatiendo sobre una Ley de Vivienda estatal, absolutamente necesaria, pero si la comunidad autónoma de turno no acoge o ejecuta esa Ley de Vivienda, no servirá de nada. Es preciso que en la Comunidad de Madrid haya una Ley de Vivienda autonómica que implemente lo que a nivel estatal se desarrolle para garantizar el derecho a la vivienda.
No olvido el miedo en las viviendas las noches de guardia esperando a que se ejecutara un desahucio. Eso me ha marcado
Limitar los precios de los alquileres es imprescindible. Es necesario adaptar la vida a la vivienda, porque si no va a ser muy difícil que nuestros jóvenes se puedan independizar. Hemos visto cómo todos estos años muchas personas que han sido desahuciadas después no han podido acceder a la vivienda en el mercado libre porque los precios estaban por las nubes. Pero es que además en nuestra región tampoco se puede acceder a la vivienda social, a la vivienda pública, porque todo estos años de atrás el PP se ha dedicado a venderla a los fondos buitre. Y a pesar de que a día de hoy hay una serie de resoluciones judiciales que incluso anulan esa venta, el Gobierno de la señora Díaz Ayuso, en un ejercicio de desobediencia absoluto, se niega a ejecutar la resoluciones.
Hay también una cuestión importante con la vivienda vacía. En la región de Madrid hay más de 280.000 viviendas vacías. Estamos aquí, en Lavapiés, y vemos cómo hay tapiadas algunas viviendas de una corrala emblemática como esta [situada enfrente de los entrevistados]. Hay que impulsar políticas que movilicen esa vivienda vacía, que se le dé un uso social, un uso para vivir.
Usted, señor Moreno, insiste mucho en la importancia de proteger la educación pública.
Moreno: La educación es un derecho fundamental, se ancla en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la propia Constitución española. Los poderes públicos tienen la obligación de asegurar esa educación de calidad. En Madrid se está siguiendo una estrategia muy descarada de acoso y derribo contra la escuela pública, por dos vías: recortes sistemáticos y privatización.
Privatizar no es vender colegios e institutos, sino vaciarlos de contenido, derivar al alumnado -junto con recursos y suelo público- a una red privada-concertada que pagamos con nuestros recursos. Hay que ganar Madrid el 4M para salvar la educación pública, nos jugamos el futuro.
¿Por qué vamos renunciar a que la enseñanza en Madrid sea como en Finlandia, que tiene un éxito escolar espléndido? Gastan un 7% del PIB, en Madrid la vergüenza es que gastamos el 2,2% frente al 4,2% que se gasta en España. El 95% de la educación en Finlandia es pública, y además hay un Estado de bienestar y una participación de la comunidad educativa que hace que las cosas funcionen de forma excelente.
Nací en una casa baja de Usera. Desde muy pequeño descubres que en función de dónde nazcas tienes oportunidades o no
Proponemos aumentar de forma importante la inversión, hablamos de 1.000 de inversión anuales para reforzar los recortes que ha habido y la calidad educativa, hablamos de contratar a 100.000 profesionales de la educación par hacer frente a la bajada de plantillas que ha habido, para mejorar las ratios, que son muy elevadas, y actuar en esa misma línea de renovación pedagógica y de atención a la diversidad al máximo.
Hablamos de que la universidad tiene que tener matrículas gratuitas. Invertir hasta 200 millones de euros ahí para compensar los recortes que hubo en materia de acceso a la universidad con los decretos que sacó Rajoy, que elevó mucho las tasas universitarias.
Hablamos de que la educación infantil sea gratuita, que haya una red pública y universal. En una frase: una educación para todos y de calidad, frente a una educación semiprivatizada como la del PP en Madrid, que nos coloca a la cabeza de Europa en segregación escolar. Eso se traduce después en falta de cohesión social, en desigualdades, en una sociedad mucho más débil y vulnerable a todos los niveles.
¿Cómo ven la gestión del Gobierno regional durante este año de pandemia?
Mbaye: Yo hablo como parte de los movimientos en los que milito como activista. La gestión ha sido desastrosa, ha actuado como si algunas personas existieran y otras no. Todos tenemos que ser considerados personas, pero en Madrid hay colectivos como el de los manteros que nunca han sido tenidos en cuenta por el Gobierno regional. Durante la pandemia no ha habido servicios sociales para determinados colectivos, no funcionaba nada, a la gente la derivaban a los movimientos vecinales para ser atendida. La pregunta es: ¿Dónde está el dinero de servicios sociales?
La crisis ha destapado todas las carencias de la Comunidad de Madrid. Debería haber planes específicos de empleo para la gente, planes de inserción. Y se tendría que trabajar para poner en valor este Madrid diverso, luchar contra el racismo, que bastante hemos sufrido con tantos bulos que se han difundido durante la pandemia.
Jacinto: De la pandemia hemos sacado una lección, y es que lo único que nos salva ante algo así es lo público y lo común. Se ha evidenciado que en Madrid lo público estaba sumamente pisoteado. La gestión ha sido desastrosa, creo que incluso negligente, aunque eso se tendrá que dilucidar en los tribunales con la cuestión de las residencias, por ejemplo.
Me llama la atención lo sucedido en lugares como la Cañada Real. En medio de una pandemia mundial se permite que haya 4.000 familias, con 2.000 niños, sin luz todo el invierno. Y parece que la situación va a continuar así, salvo que cambien las cosas el 4 de mayo. Es absolutamente deplorable el uso de sitios como la Cañada para provocar tanto sufrimiento y daño a las personas que la habitan.
Moreno: Los datos son terribles, ha habido demasiadas muertes, miedo, angustia, demasiado coste económico, social y de bienestar. Estamos a la cabeza en personas fallecidas, es la segunda comunidad en contagios y la primera en ocupación de las UCI. Todo esto tiene que ver con el deterioro de los servicios públicos.
Creo que hay un tema de fondo y es que el derecho a la dependencia -porque un sector muy afectado son las personas mayores- es un derecho que no es subjetivo, y la Ley de Dependencia que hizo el PSOE se quedó muy corta en su momento. Eso ha dado lugar a que no todo el mundo está debidamente protegido y a que haya una privatización del sector, con una gestión que en estas situaciones deja mucho que desear.
Hay que reforzar los servicios públicos y hay que tener en cuenta esta experiencia para aplicarla a otras perspectivas delicadas y complicadas a las que nos vamos a enfrentar. Por ejemplo, la elección de cómo afrontar la pandemia hay que llevarla a la lucha contra la emergencia climática y al riesgo de colapso y al cambio climático.
Venimos de movimientos sociales y eso nos compromete a hacer las políticas que hemos demandado desde la calle
Y una última cosa. En el plano político no se puede jugar con esto. Ha habido una actitud muy tóxica a la hora de afrontar la lucha contra la pandemia, había dos mundos, dos realidades. Uno, el de la calle, con los ciudadanos que cumplíamos responsablemente las indicaciones, que salíamos a aplaudir, la de los trabajadores y trabajadoras de diversos sectores que han sido las luces que brillaban en la oscuridad. Otro, el del Parlamento, con un nivel de bronca política que no tiene nada que ver con lo que pasaba en la calle.
Esa dicotomía, esa disfunción, no debe repetirse. Las instituciones tienen que reflejar lo que pasa en la calle, las relaciones políticas deben fomentar un clima de convivencia y no de deterioro y toxicidad.
Se está hablando mucho de cómo movilizar a los sectores abstencionistas que se concentran en los barrios humildes. ¿Creen suficiente una campaña electoral para conseguir que vayan a votar?
Mbaye: Yo creo que es lo que se está haciendo en Unidas Podemos. En vez de aplicar una política de clase desde arriba está bajando a los barrios y está contando con los movimientos sociales en estas listas para que podamos cambiar algo. Creo que eso ya es motivo suficiente para animar a la gente. El 4M es el día ideal para intentar ese cambio que mucha gente necesita. El motivo está ahí, la clase obrera tiene que salir a hablar el 4M.
Jacinto: Si la gente que tiene dificultades para pagar los alquileres -o la que resiste cada día en la puerta de los desahucios- se moviliza el 4M, podemos cambiar el rumbo de la Comunidad de Madrid. Creo que una campaña electoral no es suficiente para movilizar ese voto. Pero sí sé que, aunque será una legislatura corta, demostraremos que tenemos el compromiso de trabajar por hacer efectivos los derechos a la educación pública, a la sanidad, a la vivienda.
El hecho de que seamos tres candidatos que venimos de la calle, de los movimientos sociales, es una garantía de que vamos a cumplir. Tenemos un compromiso muy claro de hacer desde lo institucional las políticas que desde la calle venimos demandando desde hace años.
El ruido que hacen algunos medios y partidos es para disuadir a los sectores humildes de ir a votar
¿Cómo valoran el hecho de que las elecciones vayan a ser un día laborable, cómo puede repercutir en ese voto de la clase trabajadora?
Moreno: Podría afectar de forma negativa propiciando la abstención, por eso hay que tener mucho cuidado el 4M y hacer un gran esfuerzo para participar. Buena parte del ruido que se hace en determinados medios de comunicación -que deberían intentar pacificar y fomentar una didáctica de convivencia- y en determinados partidos políticos, es justamente para calentar a las hinchadas del voto conservador, de la derecha y ultraderecha. Más que un voto, es una especie de ficha que no suele fallar, cuentan con unos porcentajes muy altos de participación.
Con tanto ruido intentan disuadir a los sectores populares, humildes, obreros y trabajadores para que no vayan a las urnas. Lanzan mensajes falsos de que todas las candidaturas son iguales, y no es cierto que todos seamos iguales. Creo que hay que ir a votar en defensa propia, porque es mucho lo que nos jugamos el 4M. Si quiere gobernar, la señora Ayuso no tiene más alternativa que meter en el Gobierno a Vox, ultraderecha pura y dura. Ella ya es muy Vox, y de hecho están encantados muchos votantes de Vox con Ayuso.
Hay que votar por las propuestas que se hacen desde la izquierda. Desde Unidas Podemos, desde Más Madrid, desde el PSOE, defienden mucho mejor los intereses de la mayoría social. Y hay que ir a votar también por razones altruistas. Hay que convertirlo en algo personal, estar en contra de la injusticia social, votar de forma progresista y con esperanza de cambio.
Hay momentos en la vida de un activista que marcan un antes y un después, un momento de injusticia que le empuja a dar el paso, a comprometerse en su vida. Es un instante en el que algo hace clic. ¿Qué momento fue ese para ustedes?
Mbaye: Desde que llegué a España sentí eso. Y tuve claro que tenía que luchar para que cambiara. Año tras año he vivido momentos duros que me originaban más rabia y me proporcionaban a la vez más ganas de luchar. La persecución y las amenazas que sufrimos nos hacen crecer, porque aprendes a quitarte el miedo, a decirte “esto lo que tengo que hacer sí o sí”.
Y vas percibiendo los cambios que se producen año tras año. Muchas cosas se han conseguido porque hemos luchado para que la gente se dé cuenta de lo que pasa, del racismo. Si no cuentas las cosas, nada cambia. Si no luchas, no hay cambio. Me están cayendo ataques duros y complicados, y más que me caerán, pero estoy preparado por la experiencia que ya tuve en el pasado, por esa condena que nos persigue y criminaliza para que todo el mundo nos vea como delincuentes, cuando ningún mantero es delincuente.
Cuando la ultraderecha dice que nosotros quitamos los trabajos... Solo hay que mirar qué empleos ocupa la mayor parte de la gente migrante: están mal pagados, son muchísimas horas en las condiciones más difíciles. ¿Cuántos españoles trabajan por ejemplo en el servicio doméstico, en las casas cuidando a mayores? Pocos. ¿O en el campo o en la construcción, cuál es el colectivo mayoritario? Para entender la migración hay que observar el mundo, la relación entre países, entre Europa y el sur, el saqueo que obliga a la gente a venir aquí.
Jacinto: Mi clic creo que fue el miedo que hemos pasado en las viviendas las noches de guardia y permanencia esperando a que se ejecutara un desahucio. Las mañanas en las que empezaban a aparecer furgones de antidisturbios cortando la calle, subiendo por las escaleras, mirabas por la mirilla y había un séquito de antidisturbios propio de una operación antiterrorista. El miedo que yo pasaba ahí, a pesar de que no era a mí a la que iban a desahuciar, yo creo que es el clic.
Ha habido otro hecho personal que me ha impulsado a dar este paso. Es haber sido madre recientemente y pensar en que no quiero un mundo como el que hay ahora en la Comunidad de Madrid para mi hija, quiero que mi hija conozca un Madrid más justo y solidario para todas.
La Comunidad de Madrid ha abandonado a miles de personas derivándolas a los movimientos vecinales para recibir atención.
Moreno: Nací en una casita baja en el barrio de Usera, viví muchísimo tiempo allí, mi padre era un trabajador del metal en una fábrica de ascensores y yo no tenía posibilidad de estudiar. Hasta que un amigo de la fábrica de mi padre le dijo “hombre, si tu chico parece espabilado que eche una beca a ver si se la dan”, y por esa vía empecé a estudiar en las universidades laborales.
Desde muy pequeño descubres que en función de dónde nazcas, en qué tipo de familia, en qué parte de la sociedad, tienes oportunidades o no, o tienes que pelearlo con uñas y dientes. Creo que quizá a partir de ese momento es cuando conviertes en una cuestión personal y en un imperativo moral la lucha contra la injusticia. Entre pitos y flautas llevo medio siglo en unas cosas y otras, en el antifranquismo, por las libertades y por la democracia.
Usted estuvo arrestado [durante el franquismo], ¿no?
Sí, tuve tres procesos en el Tribunal de Orden Público, estuve detenido con dos años de condena en rebeldía.
Y eso, ¿le afectó a sus estudios también?
Sí, estuve en la universidad de Ingeniería Técnica Industrial, en el último año. Con el segundo proceso me echaron de la escuela y ya no retomé. Luego ya me reciclé, casado y con familia, en Geografía e Historia y en la enseñanza. Primero luché durante el franquismo por las libertades y la democracia, después en el terreno laboral, en las empresas donde trabajé del sector de la construcción.
Posteriormente estuve en el terreno del sindicalismo de clase, defendiendo a los trabajadores y trabajadoras. Luego, en la enseñanza, donde he disfrutado mucho defendiendo la escuela pública, y ahora peleando por un mundo sostenible a la medida de las personas, del ser humano. La pandemia nos ha recordado que solo nos salva la solidaridad, el apoyo mutuo y el bien común.
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