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El juez sienta en el banquillo a Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso

Elena Herrera

8 de mayo de 2024 19:10 h

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El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge ha acordado la apertura de juicio oral al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso que impuso en la boca a la futbolista Jennifer Hermoso tras la final del mundial femenino y las supuestas coacciones a la futbolista y a varios de sus allegados para que saliera públicamente en un vídeo a restar importancia a ese beso. Se sentará en el banquillo por delitos de agresión sexual y coacciones.

El magistrado también envía a juicio, en su caso por el delito de coacciones, al ex director deportivo de la selección masculina Albert Luque, al exentrenador de la selección femenina Jorge Vilda y al que fuera responsable de Marketing de la RFEF Rubén Rivera. 

Para hacer frente a las responsabilidades civiles a las que pudiera ser condenado, el juzgado pide a Rubiales que deposite una fianza de 65.000 euros por el delito de agresión sexual. La misma cantidad económica deberá consignar por el delito de coacciones, en este caso de forma conjunta y solidaria junto a los otros tres encausados por este delito.

La resolución, contra la que no cabe recurso, señala al Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional como el encargado del enjuiciamiento de este procedimiento en virtud de las penas solicitadas por las acusaciones y da un plazo de diez días a los investigados para que presenten sus escritos de defensa.

Hasta dos años y medio de cárcel

Tanto la Fiscalía, como la jugadora y la acusación popular que ejerce la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) solicitan para Rubiales dos años y medio de cárcel para Rubiales como autor de delitos de agresión sexual y coacciones y un año y medio de prisión para el resto de encausados por las coacciones.

En su escrito de acusación, la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, concluyó que Rubiales “propinó” a Hermoso un beso en los labios “de manera sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora”. Y que, con posterioridad, “ante las consecuencias personales y profesionales que le podían acarrear”, él y el resto de acusados comenzaron a ejercer “actos constantes y reiterados de presión” tanto a la jugadora como a su familia y amistades. Todo, dice la fiscal, con la finalidad de que, públicamente, justificara y aprobara “el beso que contra su voluntad” le había dado el expresidente de la RFEF. 

El escrito otorgó credibilidad al relato de la futbolista, que en su declaración ante el juez el pasado enero dijo que el beso fue inesperado y en ningún momento consentido y que, en las horas y días posteriores, ella y algunos de sus familiares y amigos sufrieron un atosigamiento constante por parte de Rubiales y personas de su entorno. Según la fiscal, las “presiones” a las que se sometió a la jugadora crearon en ella “una situación de hostigamiento que le impidió desarrollar su vida en paz, tranquilidad y libremente”. 

Por contra, Rubiales defendió ese beso como “algo natural” entre dos personas que han convivido mucho tiempo y negó haber presionado a la jugadora, según extractos de su declaración publicados por El Español. “¿Cómo le voy a pedir perdón si estábamos los dos super contentos?”, dijo durante el interrogatorio para tratar de justificar ese acto, que fue retransmitido en directo por televisiones de todo el mundo. Tras esa declaración, el juez le prohibió acercarse a menos de 200 metros de la deportista  y comunicarse con ella mientras avanza la investigación. Los otros tres investigados también negaron las coacciones.