En las películas norteamericanas de juicios, pocas tramas funcionan mejor que cuando un abogado debe encargarse de un caso realmente complicado, casi predestinado a un veredicto de culpabilidad. Claro que en el mundo real, al menos en España, las cosas no son como en el cine ni las tramas, tan redondas. Si queremos ver a un abogado decir al fiscal que lo va a sacar de la sala de una patada si continúa tapándole la visión de su defendido, para eso sólo tenemos a Jimmy Stewart en 'Anatomía de un asesinato'. Además, fiscales y abogados no se mueven de la silla en España.
Eso no quiere decir que no se pueda ver a un abogado irrumpir en la declaración de un testigo y proceder a desbrozar y desechar de forma metódica todo lo que ha dicho antes hasta dejarlo no tanto desnudo, pero sí en un estado mucho más frágil.
Es lo que hizo Xavier Melero, abogado del exconseller de Interior Joaquim Forn, con el exsecretario de Estado de Seguridad José Antonio Nieto. Fue una sucesión de preguntas incisivas que permitieron al tribunal comprobar que no todo lo que había dicho Nieto era cierto, o al menos que había tenido algunas omisiones reveladoras. Sin faltar al respeto a los participantes en un juicio tan trascendental, se podría decir que ese fue un momento muy cinematográfico.
Empezó con el hecho de que Nieto había dicho que le había sorprendido que Forn utilizara la palabra “tumultuario” en su respuesta a la carta del ministro Zoido que le comunicaba el despliegue policial. Melero anunció que esa palabra ya aparecía en la carta de Zoido. Ouch. Bien, sólo era un detalle.
Pero después Melero siguió castigando y con asuntos de más peso. Su objetivo era desmentir el testimonio de Nieto, destinado a describir a los Mossos como un cuerpo policial cuya pasividad el 1-O y los días anteriores permitió el desafío a la ley. El exsecretario de Estado defendió con tanto entusiasmo la tesis del fiscal –que era quien había solicitado su testimonio– que llegó a soltar una hipótesis muy original: “Si los Mossos de forma clara hubieran manifestado su voluntad de cumplir el mandato judicial, el referéndum no se habría celebrado. Es más, se hubiera desconvocado”.
Eso era sólo una especulación o una corazonada –por lo tanto no llega al nivel de ser una prueba– y además no era el Gobierno para el que servía Nieto quien podía desconvocar el referéndum, pero como frase destinada a ganar titulares y reforzar la versión de la fiscalía no estaba mal.
El primer plan de los Mossos
Su problema vino cuando Melero empezó a apretar. Nieto había contado que el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, había presentado en una reunión de mandos policiales de ambos bandos del 21 de septiembre un plan de despliegue de la Policía autonómica para el 1-0 que fue considerado claramente insuficiente por Interior y el fiscal superior de Catalunya, que era entonces quien estaba al mando.
“Nunca conocimos el número de efectivos con que los Mossos iban a contar”, dijo Nieto, que también comentó que Trapero prometió entregar un nuevo plan y no lo hizo. Número de efectivos es una cuestión bastante concreta. Lo conoces o no lo conoces.
Entra en escena Melero. Oh, sorpresa, sí hubo un segundo informe de los Mossos el 29 de septiembre cumpliendo la orden de la fiscalía, aunque para entonces era la magistrada Mercedes Armas quien había asumido el control. Otra sorpresa. Sí incluía una cifra concreta de agentes, 5.800. Hay además un documento que lo prueba y que está aportado a la causa. Nieto dice después que cree que ese documento del 29 de septiembre “no se dio a conocer”. Luego afirma que cree que el coordinador de los mandos policiales –el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos– sí conocía su contenido, “pero no se hizo de forma documentada”, es decir, no se repartieron copias del escrito. Parecía que la memoria de Nieto empezaba a carburar.
Más allá del número de efectivos, ¿qué otras deficiencias se encontraron en los planes de los Mossos?, preguntó Melero. Por alguna razón, Nieto se metió en una disquisición sobre la palabra 'coordinador', por la figura de Pérez de los Cobos, nombrado por el fiscal superior de Catalunya para dirigir a todos los cuerpos policiales ante el referéndum. “No es lo mismo coordinar que mandar”, explicó Nieto.
El magistrado Marchena intervino para que respondiera a la pregunta, lo que no había hecho. “Entre sus funciones no estaba ordenar algo, sino constatar que el número y despliegue eran insuficientes”, siguió Nieto. “Alguien diría algo”, respondió Melero, que había cerrado la trampa y no iba a soltarla con facilidad.
Las cifras de policías necesarios, según Nieto
Al poco, se vio por dónde quería ir Melero. Citó dos entrevistas que Nieto dio después del 1-O, a El Periódico y Vozpópuli, donde dio dos cifras muy dispares (60.000 en una y 90.000 en otra) como el número –en realidad, inalcanzable– de policías necesarios para impedir que se abrieran todos los colegios electorales y que se vieran las imágenes que todos recuerdan de ese día. Por tanto, casi admitía que todas las fuerzas policiales estaban ante una misión imposible. Hacer que algún tipo de referéndum no ocurriera estaba fuera de las posibilidades de esas policías.
Para mayor confusión, Nieto dijo después que, aun con menos agentes, ese día “se consiguió que no hubiera referéndum”. Eso es lo que dijo la semana pasada Mariano Rajoy, una idea que siempre ha encontrado mucho escepticismo, también en su partido. Además, sin referéndum ¿cómo puede haber delitos de rebelión y sedición?
Otra respuesta extraña de Nieto –a otro abogado de la defensa– planteó más dudas. Él no cree que votaran dos millones de personas, un dato nunca contrastado porque nadie se hizo responsable del recuento. “A nosotros nos daba igual el número de personas que participaran, un millón, dos millones, tres millones”, dijo. Pero si votó sólo un millón, el tan criticado despliegue de los Mossos quizá tuvo un efecto positivo al reducir el número de votos por debajo de la consulta del 9N.
Melero le pilló también en una falsedad (o, siendo amables, un descuido de memoria) por haber dicho que las fuerzas policiales estaban obligadas a precintar los colegios electorales. No era así desde el auto de la jueza del TSJC Mercedes Armas (sí aparecía esa orden en el auto anterior del fiscal jefe).
El abogado también le preguntó por qué “se decidió prescindir del mecanismo de coordinación” entre las distintas policías (sólo se celebró el 1-O una reunión de las cuatro previstas). Nieto alegó que tuvo comunicación telefónica “constante” ese día con el comisario Ferran López, de los Mossos.
“Claramente insuficiente e ineficaz”
A pesar del intenso marcaje de Melero, el exsecretario de Estado no fue mal testigo para la fiscalía. Certificó la imputación colectiva a los Mossos como cómplices del 1-O, lo que les convertiría en el 'brazo armado' de la rebelión a ojos de la acusación. Aún no está claro cómo pasará la fiscalía de denunciar una negligencia a una complicidad activa. El despliegue de los Mossos “fue claramente insuficiente, ineficaz y en algunos casos respondía a otro objetivo, dar apariencia de normalidad a lo que no era normal”, dijo Nieto.
Sobre los hechos violentos, base de una acusación de rebelión, Nieto se refirió a lo que todo el mundo ya conoce, en especial los incidentes del 20 de septiembre ante la Conselleria de Economía y el propio 1-O. “La violencia no era simbólica, sino real, porque se estaba atacando un símbolo de autoridad”, dijo en lo que podría ser una descripción de infinidad de manifestaciones en España de las últimas décadas. No supo dar muchos más ejemplos, aparte de acusar a los CDR de “facilitar hechos violentos”.
Para responder a las acusaciones de violencia por las fuerzas de seguridad, Nieto dijo que no hubo cargas policiales, lo que es toda una noticia para los que vieron las imágenes del 1-O. Era una cuestión terminológica. Para él, sólo se trata de una carga policial cuando los antidisturbios desalojan un espacio ocupado por personas. Pero sí dijo que hubo “empleo de la fuerza”.
Habrá que esperar a ver qué dicen los que eran responsables de los Mossos en esas semanas sobre las acusaciones de Nieto, y cómo las confirman los responsables de Policía Nacional y Guardia Civil en Cataluña. Para entonces, volverá a estar al quite el abogado Xavier Melero. El exsecretario de Estado de Seguridad ya ha descubierto cómo se las gasta. Los demás están avisados.