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Botella no encuentra una salida para el antiguo Ayuntamiento de Madrid

La Casa de la Villa (Madrid)

Javier Hernández Martín

Un reguero de turistas pisa la Plaza de la Villa de Madrid cada día. En su número 7, las rejas de este histórico lugar de gobierno de los alcaldes de la capital obedecen la paz eterna que en su día impuso Alberto Ruiz-Gallardón, que se gastó 125 millones de euros en reformar el nuevo Palacio de Cibeles para hacer de éste el nuevo Ayuntamiento de Madrid. Primero se fue él y, cuatro años después, en el otoño de 2011, le tocó el turno al pleno. Desde entonces, este edificio construido en el siglo XVII (1645-1693) a partir del proyecto de Juan Gómez de Mora se ha quedado prácticamente sin actividad, tan solo reducido a unas pocas visitas con cita previa y a varias recepciones institucionales. Ángel Garrido, presidente de la Cámara municipal e inquilino del inmueble contiguo, la Casa Cisneros, es el que tiene el acceso más directo merced al pasadizo que a principios del siglo XX hizo el arquitecto Luis Bellido entre ambos edificios.

“Cada vez que se pregunta por ella no hay más que un silencio administrativo”, se quejan en el PSOE. En teoría, la Casa de la Villa debería haberse reactivado en forma de Museo de Historia Municipal de Madrid. Ese al menos era el plan inicial de Gallardón en 2010, pero la crisis recortó el presupuesto y obligó a un cambio de rumbo. Ahora, y tras haber pensado en trasladar allí el antiguo área de Economía, el modelo de futuro pasa por seguir el ejemplo de la antigua Casa de la Carnicería de la Plaza Mayor, cuya gestión saldrá a concurso con el formato de concesión demanial: el nuevo inquilino se hace cargo de la rehabilitación y paga un canon al Ayuntamiento, como explicó recientemente la directora de Gestión y Defensa del Patrimonio, Carmen Matute, “en función del beneficio que obtenga de la explotación del inmueble”.

La Casa de la Villa, aseguran fuentes consultadas por eldiario.es, podría ser un estupendo parador, pero en el seno de los concejales de Ana Botella algunas voces autorizadas no quieren oír hablar de esa opción de hotel para el antiguo salón de plenos, la galería de cristales y el resto de estancias históricas de un inmueble que, pese a su condición histórica, no tiene aún la condición de Bien de Interés Cultural (su expediente lleva incoado desde 1977).

La opción más factible sería recuperar el anteproyecto de museo, aunque fuera gestionado, añade Matute, por “particulares” o “bien mediante concesión de obra pública”. No obstante, explican fuentes del área de Economía y Hacienda, está previsto dejarla tal y como está hasta ahora. El interior de la Casa de la Villa presenta un buen grado de conservación a excepción de algunas vidrieras que están en fase de reparación y algún tapiz al que le falta una buena iluminación. De hecho, se hizo un plan para recuperar no sólo este inmueble sino la media docena de edificios históricos del conjunto de la plaza de la Villa que concluyó en la primavera de 2011.

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