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Maixabel Lasa insiste en pedir al Gobierno que deje trabajar a los mediadores de reuniones de presos de ETA y víctimas

EUROPA PRESS

MADRID —

La exdirectora de la Oficina de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco y viuda de Juan Mari Jauregi, asesinado por ETA en el año 2000, Maixabel Lasa, ha vuelto a insistir este jueves en pedir al Ejecutivo de Mariano Rajoy que “deje trabajar a las personas” que han posibilitado la celebración de reuniones entre presos de ETA y sus víctimas.

Así se ha expresado Lasa durante la presentación en Madrid del libro 'Los ojos del otro', que recoge los encuentros celebrados entre las víctimas y exmiembros de ETA durante 2011 y 2012. La viuda de Juan Mari Jauregi ha estado acompañada por la ex secretaria general de Instituciones Penitenciarias Mercedes Gallizo y varios de los mediadores que participaron en el proyecto: Francisca Lozano, Esther Pascual y José Castilla.

Durante su intervención, Maixabel Lasa ha afirmado que entiende que para “muchas víctimas” de ETA participar en un encuentro de estas así es “impensable”, pero a su vez les ha pedido que “respeten” la decisión de quienes sí lo han hecho. “No nos sentimos mejores, pero tampoco peores”, ha declarado, al tiempo que ha confesado que para ella es “muy importante” que quien sale de prisión lo haga desde el “perdón” y no “levantando el puño”.

Asimismo, ha explicado que, de manera previa al encuentro que finalmente tuvo con Luis Carrasco -- uno de los tres condenados por el asesinato de su marido --, se celebró una reunión en la que participaron ocho víctimas y mediadores que, a su juicio, fue “fácil” desde el momento en el que se les dijo que sería un acto “voluntario”.

“Creo que se tranquilizó el ánimo”, ha indicado, para después agregar que “surgieron muchísimas preguntas” como por ejemplo si los presos de ETA recibiría beneficios penitenciarios o qué ganaban las víctimas con ello. “El objetivo no era pedir perdón o perdonar”, ha precisado.

LA PERSONA QUE “MÁS DAÑO” LE HA HECHO

En relación con el encuentro que mantuvo con Luis Carrasco, a quien se ha referido como “la persona que más daño” le ha hecho en su vida, ha relatado que se produjo en la mañana del 26 de mayo de 2011, en una “pequeña” sala de la prisión en la que permanecía recluido, en la que había una mesa y una jarra con agua. Al llegar, según ha dicho, se encontró con que su interlocutor era una persona “bastante nerviosa” en el que incluso percibió “algo de vergüenza”.

En aquella conversación, que se prolongó “más allá de las tres horas”, Maixabel Lasa le preguntó al asesino de su marido si le conocía, si sabía quien era. Según ha confesado la víctima, él le respondió que no. “Continuamente me decía que en él no había nada bueno, que era una persona mala”, ha proseguido, al tiempo que ha relevado que ella le contestó: “Si no hubiera nada bueno en ti, no estaríamos hablando”.

La viuda de Juan Mari Jauregi ha afirmado que le dijo a Carrasco que había sido “valiente” al haberse “enfrentado” a la organización terrorista y que, gracias a ello, había conseguido la “libertad” y el “derecho de ser ciudadano”. Además, ha indicado que el preso de ETA le confesó que, aunque ella hubiera estado presente el día del asesinato de su marido, “le habrían matado” igualmente.

Al acto de presentación de este libro estaba prevista la asistencia de Luis Carrasco, pero no ha podido acudir tras no haber recibido el permiso pertinente para ello. No obstante, se ha leído una carta escrita por él en la que asegura que “iniciativas recogidas en esta obra”, los encuentros con las víctimas o los talleres de convivencia “contribuyen a generar y consolidar una convivencia” colmada de “estériles” desencuentros, “a restablecer y restaurar una convivencia profundamente dañada tras años de violencia terrorista a manos de ETA”.

“Pienso que experiencias como esta contribuyesen a la reparación del sufrimiento y el dolor causado a las víctimas del terrorismo y, de alguna manera, a resarcir el daño causado a la sociedad, a la democracia y a las instituciones que la conforman y la representan como sensible fruto del esfuerzo y el sacrificio de los ciudadanos que la constituyen y que la hicieron posible”, ha destacado Carrasco en su misiva.

Asimismo, ha querido “expresar nuevamente” su gratitud a las víctimas que se ofrecieron a entrevistarse con él y, especialmente, a Maixabel Lasa, con quien ha lamentado tener “contraída una deuda” a la que, según ha dicho, “nunca” podrá hacer frente. “Quiero agradecer a todas ellas que me hicieran partícipe de su sentir y de su memoria. En definitiva, darles las gracias por abrirme los ojos, ha indicado.

“APOYO INCONDICIONAL” DE ALGUNOS POLÍTICOS

Por su parte, la ex secretaria general de Instituciones Penitenciarias ha querido dejar claro que lo que se hizo “compromete” a su Gobierno -- el socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero -- pero sus palabras “sólo” a ella. Así, ha indicado que, en aquel momento, sí tuvo el “apoyo incondicional” de algunas personas del mundo de la política y que la “acción” del Gobierno fue “determinante” para lograr el final de ETA.

También ha aclarado que esta iniciativa no tuvo origen en una “estrategia prediseñada”, sino que tuvo que ver con el “deseo expresado” por los presos de “acercarse al mundo de sus víctimas”. Según Gallizo, necesitaban “enfrentarse a su pasado” y “sanar algunas heridas”.

Para la exdirigente de Instituciones Penitenciarias, la Dirección de Atención a las Víctimas fue “determinante”, pues marcó las “pautas” y una serie de “condiciones muy especiales”, como por ejemplo la preparación de las víctimas para poder participar en un proceso, que fue “muy laborioso”. “Una experiencia intensa y emocionante”, ha declarado.

“El camino de la paz debía ser una batalla más profunda”, ha destacado, para después expresar su “gratitud infinita” para con las víctimas por su “sentido altruista” para, desde su punto de vista, “pasar la página del odio” y resaltar el “valor” de la participación de los presos. En esta línea, ha asegurado que a los presos de ETA que decidieron participar “no se les prometió nada” y ha agregado que, de hecho, se convirtieron en “apestados”.

Por último, la coordinadora del equipo de mediación, Esther Pascual, ha destacado que los encuentros han servido para “cerrar el duelo”, eliminar los odios y para “conocer el valor del perdón fuera de cualquier contenido religioso moralizante”. Pascual ha considerado que además pueden contribuir al proceso de paz, por lo que ha reivindicado que sigan adelante. “¿Quién es un gobierno para prohibir?”, ha planteado, para después concluir pidiendo que “dejen a la gente dialogar”.