“Rajoy ya demostró que está dispuesto a ir a una investidura. Fue y la perdió”. La frase es de Maria Dolores de Cospedal, muy activa este martes en el patio del Congreso, donde se ha prodigado en conversaciones informales con periodistas. Las palabras de Cospedal abundan en una tesis común en el seno del PP: si el PSOE no ofrece garantías, Rajoy no le pedirá al rey una nueva nominación.
En este contexto, las cábalas socialistas sobre qué se debe votar pierden todo el sentido. Si no hay investidura, los llamamientos a la abstención o al voto en contra carecen también de sentido.
En el seno de la comisión ejecutiva del PSOE impera el temor a que Rajoy apueste por no hacer nada. Así lo señalaba este domingo un alto dirigente en declaraciones a eldiario.es: “Ojalá nos podamos abstener”.
En Génova, mientras tanto, quieren más: que el PSOE ofrezca garantías para un Gobierno estable. Dicho de otro modo: no les basta con la investidura, quieren también el apoyo para sacar los presupuestos.
“Hacer un Gobierno para ir a elecciones en ocho meses solo es quedar bien”, asegura uno de los principales dirigentes del Partido Popular. “Si te invitan a una boda en la víspera, no vas”, aseguran las mismas fuentes.
El PP está a la espera del Comité Federal del PSOE. En Génova creen que la dirección transitoria no va a poder defender el discurso de la abstención y, mucho menos, acompañarlo de un apoyo decidido a los presupuestos. En Génova, frente al “pájaro en mano”, la mayoría apuesta por el “ciento volando”.
El único que no ha dicho nada al respecto es Mariano Rajoy. En conversación con esta redacción, uno de los miembros de su comité ejecutivo asegura: “Veo muy probables las terceras elecciones pero a ver qué dice el gallego”. Por ahora, Rajoy calla.