Marta Rivera de la Cruz ha dado el paso que se esperaba hace tiempo: acaba de abandonar Ciudadanos, en donde recaló de la mano de Albert Rivera en 2015 para concurrir a las elecciones generales como diputada por Madrid. La que fuera consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid ha pedido su baja como militante, según han confirmado fuentes del partido a esta redacción. El próximo paso que se espera es que la presidenta regional en funciones, Isabel Díaz Ayuso, confirme que vuelve a contar con ella para su nuevo Gobierno, esta vez sin la presencia de Ciudadanos. Su incorporación al nuevo Ejecutivo del PP sería como “independiente”, al menos de momento.
Ayuso se ha mostrado en más de una ocasión dispuesta a recuperar a la exconsejera de Cultura, a la que invitó a un acto institucional en plena campaña. De ella, ha dicho que “siempre fue colaboradora con el resto del Gobierno, independientemente de las siglas, ayudando de manera destacada a la cultura en Madrid en los momentos más duros de la pandemia”. “Para mí es una persona a tener cerca y me gustaría”, admitió, al tiempo que añadió que ella no busca “adhesiones inquebrantables” ni quiere cargos “todos cortados por el mismo patrón”.
Rivera de la Cruz fue un fichaje del anterior líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Él la llamó en 2015 para que se uniera al proyecto, en donde de inmediato se hizo cargo de la Secretaría de Relaciones Institucionales y Cultura. Un año después entraba en el Congreso como diputada por Madrid dejando aparcada su reconocida carrera literaria con la que ha ganado varios premios –fue finalista del Planeta en 2006– como autora de novelas, ensayos y cuentos infantiles. En la Cámara Baja presidió la Comisión de Cultura, un cargo que curiosamente había ocupado anteriormente su compañero de grupo, Toni Cantó, cuando era diputado por Valencia. Poco después, en la cita con las urnas del 28 de abril de 2019, Rivera le pidió que encabezara la candidatura por A Coruña, un difícil reto para la periodista y escritora gallega teniendo en cuenta que Galicia era –y es– el feudo inexpugnable del PP de Alberto Núñez Feijóo.
En el partido era algo evidente que la exconsejera de Cultura llevaba tiempo distanciada de la estrategia de Arrimadas. De hecho, no ha participado en la campaña electoral madrileña ni ha dado apoyo a Edmundo Bal, aunque durante todo este tiempo ha estado guardando un prudente silencio.