Miles de policías nacionales y guardias civiles reclaman una equiparación salarial “real” con las policías autonómicas
Ruido, mucho ruido, han hecho los policías nacionales y guardias civiles que se han manifestado este sábado en el centro de Madrid. Han hecho sonar bocinas, silbatos, petardos, bombos y altavoces durante tres horas. Y también se han coordinado para gritar una única consigna: “¡Equiparación!”. Agentes de toda España han salido este sábado a la calle para reclamar que sus sueldos se igualen con los de las policías autonómicas.
Los manifestantes, unos 8.600, según Delegación de Gobierno, han pedido una equiparación “total” y “real” de sus nóminas. El acuerdo firmado entre el ministerio del Interior y varios sindicatos y asociaciones profesionales en marzo de 2018, que contempla 807 millones de euros en tres años, les parece “insuficiente”. “No pedimos más dinero que un mosso, pero tampoco vamos a pedir menos”, ha dicho Miguel Gómez, presidente de Jusapol, la asociación que ha convocado la protesta.
“Nos pagan como a un funcionario más, pero nosotros no tenemos derecho a huelga, tenemos el deber de actuar siempre y también está la peligrosidad del trabajo”, se ha quejado Gómez, que expone cálculos propios. Según Jusapol, el sueldo base bruto de un mosso en 2017 era de unos 34.400 euros anuales, mientras que el de un policía nacional en Catalunya era de unos 25.000; en 2020, con la subida de la Función Pública, un mosso ganará 35.900 y un policía nacional, cerca de 29.800, según la misma fuente.
Para unirse a ese reclamo, más de 80 autobuses han llegado a Madrid de toda España, según los organizadores. “Algunos compañeros no han podido venir porque tuvieron que ir a Barcelona”, ha señalado Gómez. Cerca de 2.500 agentes han sido enviados a Catalunya para reforzar el despliegue de la policía autonómica ante la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio al procés.
En la plaza de Callao, donde ha comenzado la movilización, los manifestantes han hecho ondear banderas de España, sobre todo, pero también del País Vasco, de Asturias, de Andalucía y de la Unión Europea. Cuando ha llegado el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, la gente se ha agolpado para hacerse fotos con él. “Te vas a hinchar de hacerte fotos hoy”, le ha dicho un hombre. “Papá, ¿cómo se llama?”, ha preguntado una chica antes de subir una historia a Instagram. “Señor Smith, lo quiero ver de ministro del Interior”, ha pedido un hombre y el secretario general de Vox ha ensayado.
“Es una vergüenza que se prime a las policías autonómicas que muchas veces han dejado mucho que desean y no han mostrado su lealtad”. Ortega ha continuado para opinar sobre el operativo en Catalunya, tras cinco días de disturbios: “Exigimos la declaración del estado de emergencia y enviar tanto refuerzo como sea necesario y que se les permita a los agentes actuar como saben, con todo el material antidisturbios”.
Además del secretario general de Vox, han estado presente el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y Pablo Montesinos (PP), que se han aferrado a una de las pancartas en apoyo de la manifestación y han avanzado con los manifestantes. “Ayer a muchos se nos saltaron las lágrimas”, ha dicho Rivera con un colgante de Jusapol amarillo y rojo en el pecho y un lazo rosa en el abrigo. “Mientras [el ministro Fernando] Grande-Marlaska dice que no pasa nada en Catalunya, ellos se juegan la vida”, ha criticado y ha pedido, una vez más, la aplicación del artículo 155 y el cesamiento del president Quim Torra.
“Avanzamos, seguridad”, ha gritado uno de los que organizaba el cordón alrededor de los políticos. En las aceras de la Gran Vía, las personas tomaban fotos y grababan vídeos. Casi no han gritado consignas y tampoco había casi carteles. Sobre todo, banderas y mucho ruido.
Hugo Rubio, policía nacional, ha venido con sus dos hijos y su esposa. Antes pertenecía a uno de los sindicatos que firmó el acuerdo de 2018, pero lo dejó después de eso. “El acuerdo es opaco”, ha criticado. Sergio Pío, guardia civil con 30 años de servicio, ha opinado que el acuerdo es “insuficiente” y que se siente “discriminado”: “Cuando me jubile, perderé poder adquisitivo. Nosotros nos jubilamos con 1.300 euros y ellos [los Mossos] con 2.000”.
Los manifestantes han avanzado hasta Cibeles y luego han girado hacia Colón. Ramón, un guardia civil de Alicante que prefiere no decir su apellido, ha sumado más reclamaciones: “Pedimos que se nos paguen las horas extras como es debido y la asistencia a los juicios”. “Estamos hartos de este señor, que no sé cómo se llama”, ha dicho Rosa María Gómez, que ha venido desde Málaga en representación de su marido, que es Guardia Civil y ha tenido que trabajar. “Sánchez”, le ha soplado una mujer que marchaba junto a ella. “Eso. Ellos se juegan la vida igual que un mosso”, se ha quejado.
“Estamos abandonados en Catalunya, sin comer, sin dormir, ni respirar. Eso es lo más triste. Nos están rompiendo la cara, tenemos compañeros en el hospital”, ha lamentado Marga Gómez, policía nacional de A Coruña. Grita, para hacerse escuchar entre los petardos, los silbatos, las bocinas y la música que suena en los altavoces. Cree que es una “discriminación” cobrar menos “por el mismo trabajo”.
Mientras los manifestantes han avanzado por el Paseo de Recoletos, ha sonado Resistiré, del Dúo Dinámico, y la banda sonora de la película Rocky. Al frente, un grupo de agentes se había disfrazado y escenificaban un acto. Dos hombres vestidos con capa verde y bigotes falsos y uno vestido con una capa marrón y gafas representaban a guardias civiles y policías nacionales “antiguos”. Tiraban de una plataforma con ruedas, que encima llevaba a otros dos, personificados como el ministro Grande-Marlaska, con un látigo y un maletín, y un mosso con fajos de dinero. “30 años tirando del carro, ministro”, han apuntado.
Cuando la movilización ha llegado hasta enfrente del Ministerio del Interior, los agentes disfrazados se han plantado frente a las vallas que delimitaban el espacio para la manifestación y han repetido el acto. Las bocinas han sonado más fuertes, los petardos también, y los agentes se han vuelto a unir en una consigna: “Marlaska dimisión”.