Es más que un fracaso del Gobierno: un paso atrás de España como país en un campo en el que era referente. Las políticas de seguridad vial que asombraron al mundo con una reducción de víctimas mortales del 65% en solo una década –de 5.399 a 1.903 entre 2003 y 2012, durante los dos mandatos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que dio a la lucha contra los accidentes de tráfico rango de políticas de Estado, son historia–.
La curva del gráfico se dio la vuelta en 2016 y desde entonces ya no ha vuelto a disminuir. Ese año fue malo: las víctimas mortales llegaron a 1.810 frente a las 1.689 de 2015. Y 2017 ha acabado peor: en las vías interurbanas murieron 1.200 personas, 31 más (un 3%) que en esas mismas carreteras un año antes. Para cerrar el balance todavía hay que sumar las víctimas de los siniestros ocurridos en carreteras de competencia municipal.
2018 ha arrancado de manera catastrófica, con un incremento del 20% de fallecidos. Solo en enero han perdido la vida 89 personas, frente a las 74 del mismo mes en 2017. Y hasta el 12 de febrero –último dato registrado por la DGT– van 137 muertos en carreteras interurbanas, 25 más (un 22%) si lo comparamos con las mismas fechas del año pasado, que ya empeoró el anterior.
Los números no acaparan grandes titulares mientras las asociaciones de automovilistas y sobre todo los colectivos de víctimas alertan de la relajación que se ha producido no solo en las políticas públicas, también en la propia sociedad.
El Gobierno ha reaccionado aumentando un 30% la partida para campañas publicitarias. Invertirá 13 millones de euros en intentar concienciar a los conductores, motociclistas y peatones de los riesgos del consumo de alcohol y drogas, el uso del móvil al volante o la ausencia de medidas de seguridad como el cinturón o el casco.
Interior es el departamento que más dinero gana en los presupuestos del Gobierno: tres millones de euros más para las campañas de la DGT. Solo el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital (17,9 millones) y el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (13,4 millones) tienen más presupuesto.
En la última campaña presentada el pasado otoño, bajo el título de “Magia”, y que emitieron estos meses los medios de comunicación, Interior ha vuelto a apostar por un lenguaje publicitario muy agresivo para llamar la atención de conductores y peatones. “Si al volante miras el móvil de vez en cuando, solo ves la carretera de vez en cuando”, dice una voz en off mientras se reproducen imágenes de un atropello.
El plan para sacar adelante una nueva campaña lo aprobó el Gobierno en el Consejo de Ministros del pasado 2 de febrero, semanas después de la crisis que ocasionó su gestión en la nevada del fin de semana de Reyes que dejó atrapados a miles de conductores en la AP-6 mientras el director de la DGT, Gregorio Serrano, intentaba hacerse cargo de la situación desde su casa de Sevilla. Ante las críticas por no dirigir el operativo ante un temporal de nieve que habían anunciado las alertas meterológicas, Serrano ironizó sobre la existencia de fibra óptica en Andalucía a través de un polémico tuit.
Su manejo de la crisis y su respuesta a las críticas causaron malestar en un sector del PP, aunque el partido finalmente cerró filas y el Gobierno lo mantuvo en su puesto. Distintas asociaciones de la Guardia Civil y prácticamente toda la oposición exigió su renuncia. Su nombramiento ya causó sorpresa por la decisión del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, de elegir para ese puesto a un licenciado en Derecho sin experiencia en el sector de la seguridad vial que venía de ejercer de concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla.