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Sánchez y los 11 ministros que son diputados del PSOE mantendrán “de momento” el acta

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos tras la votación de investidura.

Irene Castro

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Los miembros del Gobierno que son actualmente diputados mantendrán su acta. Así lo ha establecido Unidas Podemos para sus representantes en el Consejo de Ministros -Pablo Iglesias, Irene Montero, Alberto Garzón y Yolanda Díaz- y es también la decisión de la dirección socialista. No obstante, fuentes de Ferraz señalan que se irá estudiando si procede o no que abandonen el escaño en función de cómo marche la legislatura.

Doce de los dieciocho miembros del Gobierno por la cuota socialista se mantendrán, “de momento”, como diputados en el Congreso, según han informado a eldiario.es fuentes de la Secretaría de Organización. Se trata de los miembros del gabinete que fueron en las listas electorales, incluido Pedro Sánchez.

En el anterior mandato, el presidente ordenó a los ministros con acta que la abandonaran por dos motivos fundamentales. Por un lado, el Gobierno era consciente de lo ajustadas que serían las votaciones en las que solo contaba con seguridad con sus 84 representantes. Cualquier viaje internacional o cumbre europea hacía peligrar que salieran adelante.

Por otro lado, se aventuraba que la legislatura fuera corta dado que el Ejecutivo comenzó a funcionar cuando había pasado prácticamente la mitad de su plazo por lo que no se predecía una crisis de gobierno que hiciera peligrar el futuro de sus miembros. Así, Meritxell Batet, Margarita Robles y José Luis Ábalos renunciaron. También lo hicieron quienes fueron nombrados secretarios de Estado, como Pedro Saura. Ni Sánchez, que dimitió para no tener que abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, ni el grueso de sus ministros estaba entonces en el Congreso.

Ahora la situación ha cambiado. Por una parte, Sánchez quiere agotar los “1.400 días” de legislatura. La mayoría de presidentes han hecho cambios en su gabinete en algún momento por lo que tener un asiento en el Congreso ayuda en los periodos de transición. Por ejemplo, Magdalena Valerio, Luisa Carcedo y José Guirao, los ministros de los que Sánchez ha prescindido, se mantienen como parlamentarios.

Además, el incremento de la representación del PSOE –que ha pasado de los 84 a 120 escaños– hace respirar con cierto alivio a la dirección parlamentaria, a pesar de que la investidura salió adelante por tan solo un margen de dos votos. Por eso fuentes del departamento que dirige José Luis Ábalos apuntan a que “de momento conservarán las actas” y que se irá viendo según pase el tiempo si se desprenden de ellas o no en función de cómo se maneje el Grupo Socialista en las votaciones.

La mayoría de ministros de la cuota socialista concurrieron en las papeletas del 10N, incluso los que eran independientes, como Margarita Robles (cabeza de lista por Ávila), Pedro Duque (Alicante) o Fernando Grande-Marlaska (Cádiz). La única que renunció a ir en las listas fue Nadia Calviño. De las nuevas incorporaciones, Juan Carlos Campo (Justicia) era el portavoz del área en el Congreso (Sánchez le rescató como tercero por una lista de Cádiz de la que el susanismo le había dejado fuera); y los demás no eran diputados: José Luis Escrivà presidía la AIReF; Carolina Darias era consejera en el Gobierno canario; José Manuel Rodríguez Uribes abandona la Asamblea de Madrid; Salvador Illa es el secretario de Organización del PSC, pero sin acta en el Parlament, y Arancha González Laya viene de un organismo de comercio internacional.

Los miembros de Unidas Podemos que se incorporan al Ejecutivo son proporcionalmente más que los socialistas. De los miembros del Gobierno, todos eran diputados excepto el titular de Universidades, Manuel Castells. Además, la capacidad del grupo confederal, integrado por 35 miembros, se verá mermada por la marcha de Noelia Vera e Ione Belarra a sendas secretarías de Estado. La Delegación del Gobierno de Victoria Rosell es incompatible con el acta parlamentaria.

En el caso de los miembros de Unidas Podemos, la situación es aún más delicada porque depende de la convivencia en el seno del Gobierno que tiene en la coalición una fórmula inédita desde la restauración de la democracia. El presidente puede cesar a los ministros en cualquier momento y, llegado ese caso, los líderes de Podemos e IU podrían quedarse incluso fuera del Congreso. Los de Iglesias lo tienen claro: mantendrán las actas. En el PSOE aguardan cómo se organizarán para que la mayoría parlamentaria se mantenga sin perjudicar a la acción de gobierno.

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