La mujer de Ignacio González niega ante el juez que manejaran dinero negro

Lourdes Cavero, la mujer de Ignacio González, ha declarado este lunes ante el juez instructor del caso Lezo, Manuel García Castellón. Cavero, imputada en la pieza que investiga el blanqueo de capitales por parte del matrimonio, ha negado que ambos dispusiesen de dinero negro. Además, ha desvinculado al expresidente de la Comunidad de Madrid de sus negocios.

Cavero ha declarado ante el juez durante unos 25 minutos, y ha respondido a las preguntas de su abogado y del fiscal. Este último se ha interesado especialmente por las dos empresas sospechosas de ser utilizadas para blanquear el dinero del matrimonio: Subastas Segre y las guarderías 'Mis Pollitos'.

Según fuentes presentes en la declaración, Cavero ha desvinculado a González de esos negocios, y asegura que ella es la única responsable de esas empresas. Además, ha negado que se utilizasen para blanquear dinero, porque, según ha dicho, el matrimonio no dispone de ese patrimonio oculto que le atribuyen los investigadores.

El dinero que entraba en esas sociedades era exclusivamente suyo y de los socios. Precisamente, los investigadores del caso Lezo investigan una de esas ampliaciones de capital para la empresa de guarderías, porque sospechan que se simuló para dar salida al dinero B que guardaba González. Además, Cavero ha dicho desconocer los posibles negocios ilegales de su marido porque, ha explicado, no hablaban de negocios entre ellos.

Accionistas instrumentales

La UCO cree que el tren de vida del expresidente madrileño le obligó a activar su maquinaria de blanqueo cuando se quedó sin dinero para sus gastos diarios. Un informe policial concluye que el verdadero propósito del matrimonio era “instrumentalizar el tráfico comercial” de las guarderías 'Mis Pollitos' para hacer frente a determinados gastos.

En concreto, los agentes creen que ese dinero se iba a destinar a pagar los honorarios de su secretaria y el alquiler del despacho de la calle Atocha. Comprobaron más tarde que la empresa realizó “un incremento injustificado del valor de las participaciones” para dar entrada a nuevos accionistas, todos del círculo de amistades del matrimonio.

En definitiva, “una justificación para blanquear fondos a través de los supuestos accionistas instrumentales que se utilizarían para disponer del dinero en efectivo que maneja el matrimonio”.

En cuanto a Subastas Segre, los agentes detectaron que González había comprado dos relojes Rolex y Breitling, con un precio superior a los 1.000 euros. González pujó a través de Subastas Segre y trataba directamente con la directora de la sección de “joyas, relojes y vintage”. Los agentes hacen constar en el informe que desconocen con qué dinero pagaba esos caprichos, teniendo en cuenta que no percibía apenas ingresos.