“Hay mujeres en otros conventos a las que se impide abandonarlo bajo amenaza de ser deportadas”
“En fechas recientes, Kyriun le ha informado que la situación que viven las mujeres de la India en el interior del convento se está produciendo en otros conventos de España, en los que se les impide a las mujeres abandonar bajo amenaza de ser deportadas a su país de origen. Estas informaciones las ha obtenido a través de familiares de las monjas que residen en España”.
La frase, perdida entre un informe policial de 23 páginas, abre el interrogante acerca de si el caso de las tres monjas indias a las que una jueza de Santiago de Compostela ha rescatado de un convento de clausura se repite en otros puntos de España, sin la posibilidad de que una cadena de favores y solidaridad permita a las jóvenes, como les ha ocurrido a Rhany, Dian y Kirei (nombres ficticios), cumplir con su deseo de empezar una nueva vida.
La posibilidad de que haya otros casos fue trasladada por Kyriun a la mujer española que le dio trabajo hace un año y a la que recurrió cuando recibió una llamada de auxilio del convento de Santiago. El policía de la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad documental (UCRIF) plasma esa afirmación de la denunciante en el informe con el que la jueza Ana López-Suevos se decidió a sacar del convento a las religiosas indias para que prestaran declaración, una medida acorde con la gravedad del delito que se denunciaba: detención ilegal.
España cuenta con 907 de los 3.600 monasterios femeninos que hay en el mundo. La opacidad es tal que los últimos datos oficiales son de 2003. Ese año había en los monasterios españoles 13.000 monjas de clausura que pertenecían a 44 órdenes. Pero ya en esas fechas la edad media era de 70 años. Ahora, alcanza los 75, según informa Religiondigital.com.
Según el mismo medio, el fenómeno de la importación de novicias desde India o Latinoamérica se remonta a finales de los años ochenta y alcanzó tal magnitud que el entonces Nuncio del Papa en España, Mario Tagliaferri, publicó un documento prohibiendo esos métodos de captación de vocaciones.
Tagliaferri no debió tener mucho éxito. Kyriun llegó a en el año 2000. Según relató a la Policía, estuvo alojada una semana en un hotel a la espera de comenzar el viaje junto a otra futura monja y nunca supo quién pagó su estancia. Después hizo escala en Frankfurt, hasta aterrizar en España e ir directa al convento de las Madres Mercedarias Descalzas guiadas por un fraile.
Evaristo Villar es portavoz de Redes Cristianas. Asegura que cuenta con testimonios de primera mano de monjas que viven recluidas de acuerdo a “los valores más elementales del Evangelio, como son la libertad y la dignidad de la persona”. Cosa distinta es que haya monjas que estén retenidas bajo la amenaza de una deportación. “Eso sería un chantaje. Todos tenemos que poder decidir a donde queramos ir, poder realizar nuestra vida. Si se confirma el caso, el obispo debería pronunciarse. Eso no es cristiano”, afirma Villar.
Cuatro días después de que eldiario.es revelara el caso de las monjas indias de Santiago, la cadena Ser informó del caso de una joven keniata que llegó a España para convertirse en monja y un año después abandonó el convento de Santa María del Socorro de Sevilla, de las Concepcionistas Franciscanas. En agosto de 2011, la abadesa informó a la Delegación del Gobierno de que la muchacha no era apta para la vida religiosa y que abandonaba el convento. La joven tenía un permiso de residencia hasta 2013, pero cuando fue a renovarlo se encontró con que no podía porque le habían anulado el anterior por decisión de la abadesa.
En el escrito ante la Delegación de Gobierno, la abadesa a firma que pagó a la joven un billete de repatriación a su país y que le dio dinero en efectivo, pero que tras cruzar la puerta de embarque, la muchacha nunca cogió el avión. El caso guarda similitudes relevantes con el de Santiago. La amenaza de la Madre Superiora, según las declaraciones de las monjas indias, consistía en que si querían dejar el convento de clausura deberían regresa a su país porque no tendrían el permiso de residencia en regla. Incluso les advertía que no les devolvería su documentación.
Todo se habría desarrollado en otra dirección si en el viaje de Kyriun para visitar a su madre enferma no hubiera coincidido en el avión con otra joven india, trabajadora del servicio doméstico, que la sacó de su error y se ofreció a ayudarla cuando volviera a España, al término de su permiso.
“Que la noticia ayude”
Desde Redes Cristianas, Ernesto Villar expresa su deseo de que estos sean casos aislados, al tiempo que muestra su preocupación por la dificultad para constatarlo. “Quizá la noticia de lo que ha ocurrido en Santiago llegue a otras jóvenes que puedan estar en la misma situación y eso las ayude”, concluye.
La fiscal del caso aguarda un nuevo informe para decidir qué diligencias solicita al Juzgado y si pide la declaración de la Madre Superiora de las Mercedarias Descalzas de Santiago.
El viernes, el Arzobispado publicó una carta de las Mercedarias Descalzas de Santiago en la que negaban que las tres monjas indias estuvieran en el convento contra su voluntad, al tiempo que expresaban su “dolor y consternación” por las informaciones publicadas y pedían “respeto” para la forma de vida que han elegido.
Sin referencia alguna a los posibles delitos que investiga el Juzgado, aseguran dar “gracias a Dios por cada una de estas Hermanas, tanto las que han perseverado como las que libre y voluntariamente decidieron dejar la vida religiosa”. “Todas han sido un don de Dios, por su espíritu ferviente y misionero”, añaden.