Más de 2.000 especies vegetales diferentes, de las que 472 son palmeras, se erigen en un jardín botánico de 12.000 metros cuadrados que materializan “un milagro vegetal”, pues este enorme palmeral florecerá en lo que hasta 30 años era el vertedero de basuras de la capital tinerfeña.
Esta definición la ofreció hoy el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, en el discurso que pronunció durante la inauguración del Palmetum y en presencia de los Príncipes de Asturias y del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, entre otras autoridades.
Bermúdez relató ante los presentes la historia “de una magnífica obra” que hace posible enclavar “en pleno corazón urbano” uno de los mejores palmerales botánicos del mundo y que además, supone “un auténtico reto”, el del triunfo de la voluntad y la pericia.
“Admirando hoy esta maravilla parecería increíble que esta montaña se encuentre compuesta en su interior de restos de residuos arrojados durante décadas por miles de familias de la ciudad”, rememoró Bermúdez.
Entonces se conocía a este rincón como el vertedero del Lazareto, que se cerró en 1983 y que a mediados de la década siguiente comenzó a transformarse con miles de toneladas de tierra, conductos de desgasificación y la plantación de cientos de especies de palmeras de todo el mundo, en lo que supone la concentración urbana de esta especie mayor en Europa.
El “milagro” se hizo posible con fondos europeos y del Ayuntamiento y la implicación del ingeniero agrónomo Manuel Caballero, el botánico Carlo Morici y los ingenieros Juan Alfredo Amigó y José Luis Olsina, pero en el proyecto se han implicado científicos y técnicos “imposibles de nombrar” por su cuantía.
“Ojalá fuese ese siempre el norte por el que se guiasen nuestras acciones. Aquel proyecto de transformar una montaña de basura en un manto verde y en un bosque de palmeras, junto a riachuelos y cascadas, en un parque botánico para los ciudadanos, se acometió con entusiasmo y se transformó en lo que es hoy”, proclamó el alcalde.
Con intención de mostrar la flora de palmeras de todo el planeta se han distribuido en el Palmetum catorce secciones que asimilan su visita “a un paseo por el globo”, pues en el recorrido hay especies de Borneo y Filipinas, Australia, Hawai, el Caribe, Madagascar, Nueva Caledonia, Islas Mascareñas, Melanesia e Islas Salomón, además de Canarias, entre otros territorios.
Entre esta diversidad es precisamente la palmera canaria (“Phoenix canariensis” la gran protagonista del sector dedicado al archipiélago, que se plantea como una reproducción del bosque termófilo canario con especies autóctonas sobre una superficie de 11.500 metros cuadrados.