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Pedro Sánchez se enfrenta de nuevo al eterno problema de liderazgo en el PSOE de Madrid

Pedro Sánchez y Ángel Gabilondo en un acto en Ferraz.

Irene Castro

27 de marzo de 2021 21:58 h

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El PSOE de Madrid es siempre un dolor de cabeza para el secretario general, habite en Moncloa o en Ferraz. Felipe González tenía en la federación un importante contrapoder en los tiempos en los que gobernaba Joaquín Leguina. Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y también Pedro Sánchez trataron sin éxito de solventar el eterno problema de liderazgo en la federación a la que la Puerta del Sol se le resiste desde hace 26 años y el Ayuntamiento de la capital, desde hace 31. Ni Cristina Almeida, ni Trinidad Jiménez, ni Miguel Sebastián, ni mucho menos Pepu Hernández -todos ellos promocionados por el correspondiente líder del PSOE- lograron arrebatar el poder al PP, que en el caso del consistorio solo tuvo un paréntesis de gobierno de izquierdas con Manuela Carmena.

Algunos socialistas atribuyen el fracaso del PSOE madrileño precisamente a los paracaidistas que se presentaban a las elecciones y que, tarde o temprano, abandonaban la correspondiente institución tras el naufragio llamados por un destino mejor. Otros culpan del desastre a las constantes cuitas internas de una de las federaciones más convulsas del PSOE. Sánchez no ha disimulado en esta ocasión y ha hecho una candidatura a su medida, con la elección directa de los primeros puestos. La intervención, además, en buena parte de la lista ha generado un importante malestar en la organización regional ante la enésima intromisión y el arranque de la campaña, diseñada desde Moncloa, acrecienta la tensión con Ferraz.

La cúpula socialista lleva ya tiempo pensando en el futuro para el PSOE de Madrid. Con un portavoz en la Asamblea, Ángel Gabilondo, que ya había prestado suficientes servicios al dejar en dos ocasiones a los socialistas a las puertas del Gobierno de la Comunidad de Madrid y que ya estaba de salida, la cúpula del partido buscaba cómo ejecutar el relevo de cara a los siguientes comicios en los que estaba claro que Gabilondo no repetiría como cabeza de cartel. Sin embargo, las elecciones del 4 de mayo pillaron a los socialistas con el pie cambiado y precipitaron todo. El PSOE optó rápidamente por confirmar a Gabilondo y zanjar el debate sobre la posible sucesión.

El problema que reconocían en la cúpula del PSOE madrileño es que habían tenido una descapitalización del grupo en la Asamblea de Madrid para que el nuevo liderazgo emergiera allí y plantara cara a Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, los perfiles pensados para ello se fueron a distintos destinos. Sánchez designó a José Manuel Rodríguez Uribes ministro de Cultura y a Pilar Llop la hizo presidenta del Senado. Esas jugadas se interpretaron en las filas socialistas como un intento por que ganaran notoriedad de cara a una hipotética candidatura en las elecciones de 2023, aunque han perdido fuelle. También abandonó la Asamblea Llanos Castellanos, al ser nombrada presidenta de Patrimonio Nacional, a quien el secretario general del PSOE de Madrid, José Manuel Franco, siempre vio con buenos ojos para reemplazar a Gabilondo.

Otra de las salidas hacia el Gobierno fue la de Hana Jalloul, que había ido en la vigésima posición de la lista en 2019, y que abandonó el Parlamento regional con destino la secretaría de Estado de Migraciones. Sánchez le había encargado ahora la coordinación, junto a la eurodiputada Lina Gálvez, de la ponencia política del 40º Congreso del PSOE. La pretensión de Ferraz es que tuvieran hasta septiembre bastante protagonismo e incluso se le iba a dar entidad a su presentación, pero la decisión de Ayuso de pulsar el botón nuclear de las elecciones trastocó los planes. La fuga había provocado, además, dificultades para encontrar a alguien en la Asamblea que hiciera de contrapeso a la presidenta ante el perfil moderado de Gabilondo. La solución temporal fue entonces José Cepeda.

Pese a que inicialmente la dirección socialista pensó en mantener la lista a la Asamblea prácticamente igual que en 2019, Sánchez ha apostado por hacer bastantes cambios con el objetivo de reforzarla pensando en la renovación del PSOE de Madrid incorporando perfiles jóvenes y técnicos. Moncloa ha diseñado la candidatura de Gabilondo dejando poco margen de maniobra a la dirección regional, a la que buena parte de la papeleta le ha llegado hecha. “Tenemos una Ejecutiva sin capacidad ejecutiva”, lamenta un miembro de la dirección regional. No obstante, en la reunión en la que se aprobó la lista -que en su totalidad los miembros conocieron en el momento en el que se leyó- apenas nadie levantó la voz. El secretario general reconoció en ese encuentro que las elecciones madrileñas, pese a ser autonómicas, tienen un carácter casi nacional por lo que Ayuso ha representado como oposición a Sánchez.

El propio Sánchez reivindicó la capacidad del PSOE de incorporar “savia nueva” al proyecto en la presentación de la candidatura este sábado. “Gracias a los que se incorporan a la lista, porque supone un claro ejemplo de lo que representa el Partido Socialista. El PSOE es uno de los principales partidos de la socialdemocracia –expresó antes de recordar que es de los ”pocos“ que gobierna–. Porque hemos sabido actualizarnos, hemos sabido renovarnos, no hemos caído en la autocomplacencia”. El secretario general señaló que esa actualización tiene que ver con el “ideario” y se refirió al proyecto político del 40º Congreso que celebrarán en octubre, pero advirtió: “Lógicamente hay que renovar los equipos”.

“Es importante ese ejercicio de renovación, de actualización de nuestro proyecto político, también encuentre su eco en las personas que tienen cabida en esta lista”, remarcó en el arranque de su discurso. También hizo un “reconocimiento explícito” a quienes se habían quedado fuera pero dio por hecho que van a “empujar” por que Gabilondo sea presidente. Minutos antes, Franco había agradecido expresamente su labor a las personas “que han tenido que dejar la Asamblea”, como el veterano Modesto Molla, Carlos Carnero, Puri Causapié o el que ha sido hasta ahora portavoz de Sanidad, José Manuel Freire, a quien han retrasado hasta el puesto 48 de la lista sin posibilidades de obtener escaño.

El sello de Moncloa en la lista del PSOE

Sánchez ha reenviado a Jalloul de nuevo a la Asamblea, pero ahora como número dos de Gabilondo. A Llop, que era una de las apuestas de futuro para un sector del PSOE madrileño, la ha retrasado al número tres. Moncloa buscó para los primeros puestos de la lista un perfil económico y planteó al actual director de información económica, Daniel Fuentes, que es doctor en economía, ha estado en la órbita socialista y ha tenido bastante predicamento mediático. Sin embargo, al no estar empadronado en Madrid, el plan decayó. Ese papel lo juega en la composición final el alcalde de Soto del Real, Juan Lobato, el primer socialista en conseguir esa plaza desde la Guerra Civil, como recordó José Manuel Franco en su presentación. Lobato es un dirigente joven que encajaba en el área económica ya que es técnico de Hacienda. “Gente como él tiene que ser el futuro del partido”, señalan fuentes de la dirección.

El presidente ha dejado claro que quiere plasmar su sello en la candidatura y ha recuperado a Irene Lozano, que fue uno de sus fichajes más polémicos en 2015 cuando se la llevó de UPyD a su primera candidatura al Congreso. Entonces generó un importante rechazo en las filas socialistas que aún hoy no se ha disipado, aunque se afilió hace unos meses. “Ha caído como una bomba. No se entiende”, dice un dirigente madrileño. Pero Sánchez siempre ha tenido sintonía con Lozano, a la que se llevó al Gobierno como secretaria de Estado de España Global cuando llegó a Moncloa y puso al frente del Consejo Superior de Deportes en su siguiente mandato. Esa decisión se acompasa con la estrategia de campaña de Moncloa que persigue crecer en el centro a costa de Ciudadanos, una táctica que también despierta suspicacias en las filas del partido por dejar “una autopista en la izquierda” para Pablo Iglesias y Más Madrid ante las dudas de que el electorado que le queda a Inés Arrimadas se decantara por los socialistas.

La siguiente en la lista es Mónica Carazo que, al igual que Lobato, es de las pocas con militancia activa a sus espaldas en los primeros puestos de la lista. Por eso en la federación les miran como el posible relevo al frente de la organización. Carazo es la vicealcaldesa de Rivas-Vaciamadrid, el tradicional feudo de IU, y también ha sido Moncloa quien ha puesto en sus manos la dirección de la campaña. Otra de las novedades de la lista es la incorporación del director general de Políticas de Discapacidad del Gobierno, Jesús Celada, en el séptimo puesto. A pesar de ser militante e incluso de haber tenido cargos orgánicos en el pasado, Celada es un desconocido para la militancia madrileña. Sin embargo, en Ferraz destacan su experiencia en distintos puestos relacionados con la discapacidad. Del Gobierno también aterriza Manuela Villa Acosta, experta en gestión cultural que ahora es asesora del ministro de Cultura y previamente fue responsable de contenidos de El Matadero. A partir de ese puesto la lista se ha configurado en base a los nombres impulsados desde Moncloa y los equilibrios del partido, según admiten en la dirección.

El PSOE trata de presentar el núcleo de la candidatura de Gabilondo como un Gobierno capaz de ponerse a trabajar “en 24 horas”, según expresó Gabilondo, pero Sánchez ha buscado “una cantera” que le pueda servir para resolver la crisis de liderazgo que, si los socialistas no gobiernan ahora, tienen que enfrentar de cara a los comicios de 2023. “Esta es la Ejecutiva regional de 2022 y la lista de las autonómicas de 2023”, describe una dirigente madrileña curtida en mil batallas, que reconoce que la federación “nunca ha tenido autonomía”. “Ha metido mucha gente Moncloa”, reconoce otra de las fuentes consultadas. “No es normal lo que se está haciendo al PSOE-M. No es normal que no podamos poner a nadie”, se quejaba una de las fuentes consultadas apenas 48 horas antes de que el partido aprobara oficialmente la lista. El ruido desaparecerá, no obstante, y su nivel dependerá de los resultados de los comicios del 4 de mayo tras los que, si los socialistas no logran gobernar, entrarán en 'modo congreso'.

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