Sánchez evita entrar en las discrepancias dentro de la coalición y muestra su confianza en todos los ministros
Pedro Sánchez evita entrar en las discrepancias que han surgido en el seno del Gobierno de coalición en la última semana a propósito de la inmigración y la decisión de Unidas Podemos de registrar una enmienda junto a ERC y EH Bildu para presionar a la parte socialista del gabinete para endurecer las medidas en contra de los desahucios. En una comparecencia este domingo tras la reunión telemática del G20, el presidente ha rechazado que haya “discrepancias” y lo ha denominado “debate” en el caso de las medidas del plan de hostelería que está elaborando el Ejecutivo y sobre todo ha tratado de zanjar los desacuerdos mostrando su “empatía” y “confianza” en todos los ministros que integran el gabinete.
La jugada de Pablo Iglesias de registrar una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado junto con ERC y EH Bildu para prohibir los desahucios hasta 2022 ha sentado muy mal en la parte socialista del Gobierno. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, pidió “no mezclar” ambos debates y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, recordó al socio minoritario que ya habían pactado internamente las cuentas públicas y que el periodo que se abre ahora es para abordar la negociación con el resto de formaciones necesarias para que salgan aprobadas del Congreso. La más dura fue la titular de Defensa, Margarita Robles, que exigió “humildad” al vicepresidente y le recordó que no puede ser Gobierno y oposición al mismo tiempo. Esa posición fue duramente criticada por la secretaria de Estado de Agenda 2030, Ione Belarra, que acusó a Robles de hacer “daño” a su Gobierno.
Sánchez no ha querido pronunciarse sobre ese rifirrafe en concreto y ha rebajado los desacuerdos internos: “Lo que he dicho en muchas ocasiones es que una vez se firmó el acuerdo de Gobierno todos los ministros no son de un partido u otro son del Gobierno de España. Todos tienen mi total confianza y empatía. Es más, les diría que desde el punto de vista de lo que pueda representar desde el punto de vista ideológico la unidad de las fuerzas de izquierdas que ha sido inédita de la historia de nuestra democracia incluso antes es una buena noticia para nuestro país”.
El presidente ha puesto énfasis en la necesidad de sacar adelante lo Presupuestos Generales del Estado (PGE). Eso es, ha dicho, “lo importante” y, en segundo lugar, “dar estabilidad” al país y, por último, “abordar una agenda de transformación”. Así se ha despachado de una de las preguntas recurrentes en la última semana: el apoyo de EH Bildu a las cuentas públicas, que desató revuelo interno en el PSOE, donde genera mucho rechazo el acercamiento a la izquierda abertzale, y que está siendo usado como arma arrojadiza de la derecha. “Las siglas que le importan a este Gobierno son las de PGE”, ha respondido Sánchez, que ha defendido que 198 diputados de trece formaciones distintas avalaron la tramitación de las cuentas. “Mal que le pese a algunos esos 198 escaños en los que están distintos partidos de izquierdas y de derechas representan a la España legítimamente elegida. La España democrática está representada en todos y cada uno de los escaños”, ha rematado Sánchez, que ha recordado que PP y Vox forman parte de la “minoría legítima” que se opuso a la tramitación de los presupuestos.
Sobre la presión de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu para tomar medidas que frenen los lanzamientos, Sánchez ha asegurado que “el Gobierno garantiza que no va a haber desahucios” porque “hay medidas aprobadas a lo largo de estos meses y los desahucios están prohibidos hasta el 31 de enero”. A pesar de la regulación aprobada, se siguen produciendo al menos unos 70 desahucios al día. No obstante, Sánchez ha abierto la puerta a “seguir tomando medidas para ir prolongando este tipo de medidas extraordinarias”. “Este es un Gobierno que está pendiente de una situación que vivimos con muchísimo trauma en la crisis anterior -ha dicho sobre las familias a las que se expulsa de sus hogares- pero que no se está produciendo por muchos motivos”.
También ha abordado la crisis migratoria que ha causado malestar en el seno del Gobierno y también con el Ejecutivo canario, que reclama a Sánchez ayuda para hacer frente a las llegadas masivas desde África, entre otras que se produzcan traslados al resto de la península ante la incapacidad de hacer frente a la presión migratoria -solo en octubre llegaron 5.000 personas y se ha incrementado por encima del 1000% respecto al año anterior-. Sin embargo, Moncloa no tiene la intención de variar su estrategia para evitar lo que considera un 'efecto llamada' y basa su firmeza en que hay que “combatir la inmigración irregular” alentada por las mafias, según ha explicado Sánchez.
Así, ha mandado un “mensaje rotundo a las mafias”: “No van a poder seguir traficando con seres humanos”. El presidente ha enfatizado la necesidad de abordar la presión migratoria con los países de origen y tránsito y ha hablado de la necesidad de mandar ese mensaje también a los jóvenes subsaharianos a “través de las redes sociales” de que serán repatriados a sus países de origen. “Estamos a favor de una inmigración legal, pero la irregular la vamos a combatir. En caso de llegar a las islas esas personas van a ser repatriadas”, ha expresado Sánchez, que se ha comprometido también a dar “una atención lo más digna posible” a los que lleguen a Canarias arriesgando su vida a través del Atlántico.
Precisamente las condiciones en las que llevan hacinados cientos de personas migrantes desde hace semanas en el Puerto de Arguineguín ha sido cuestionado incluso por miembros del Gobierno, como el ministro de Inclusión, José Luis Escrivà, que viajó a Canarias la semana pasada. Escrivà se quejó, además, de haber pedido hace “bastante tiempo” a Defensa la cesión de los campamentos militares para acoger a los migrantes y que se materializó recientemente. Aún así, Sánchez ha eludido esos roces internos, ha felicitado el trabajo que se está haciendo -también por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que ha viajado este domingo a Senegal- y ha garantizado que el Gobierno abordará el “desafío” desde “el prisma de la seguridad, humanitario y la convivencia”.
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