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Sánchez e Iglesias constatan sus diferencias sobre la composición del “Gobierno de cooperación”
Pedro Sánchez mantiene el pulso frente a Pablo Iglesias tras la oferta que le ha formulado de ocupar cargos intermedios del Gobierno y que es insuficiente para Unidas Podemos, que reclama representación en el Consejo de Ministros con fuerza proporcional a sus resultados en las generales. El presidente en funciones espera una respuesta oficial a esa propuesta mientras Unidas Podemos mantiene un perfil bajo para que las negociaciones no descarrilen. El PSOE y su “socio preferente” se han emplazado a seguir hablando tras constatar este mismo lunes las diferencias que aún les alejan para llegar a un acuerdo.
Tras la revelación del encuentro de Sánchez e Iglesias por parte de eldiario.es, el ambiente entre las dos formaciones se ha enrarecido. El Gobierno reaccionó con premura al plantear una suerte de ultimátum a Unidas Podemos: la vicepresidenta, Carmen Calvo, reclamó una “respuesta” sobre el ofrecimiento de ocupar puestos intermedios en la Administración General del Estado “que desde luego no son en el Consejo de Ministros”.
Esa oferta, que los socialistas enfatizan que supone una cesión respecto a su aspiración inicial de gobernar en solitario, es insuficiente para las reclamaciones de Iglesias: el reparto del Gobierno en función de los resultados obtenidos el 28A. Sánchez, que permanece alejado de los micrófonos en España, reiteró en Bruselas que la incorporación en segundos niveles era su oferta. “Unidas Podemos sabe nuestra posición sobre un Gobierno de cooperación y esperamos su apoyo”, afirmó el jueves antes de participar en el Consejo Europeo.
“Es evidente que no contamos con mayoría absoluta el PSOE y Unidas Podemos y planteamos un Gobierno de cooperación: que sean socio preferente parlamentario; un acuerdo programático para poner en marcha avances sociales; y cooperación institucional donde lógicamente Unidas Podemos tiene todo el derecho a verse representado en el ámbito de la administración pública”, dijo el viernes en Bruselas, calcando el argumentario distribuido desde el PSOE, pero sin concretar el nivel en el que Iglesias tiene “todo el derecho” a verse representado.
La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, evitó pronunciarse sobre si la oferta que los socialistas han verbalizado –y que desde Unidas Podemos niegan haber recibido de boca de Sánchez– es la última, es decir, si está “cerrada” y no habrá otra: “Ustedes conocen cómo son las negociaciones. Las negociaciones siguen hasta que hay que tomar la decisión final. No les puedo decir si ha quedado en puerta cerrada o no ha quedado en puerta cerrada; corresponde exclusivamente al presidente poder llegar al acuerdo con las otras partes”.
A pesar de en qué puedan derivar finalmente las conversaciones de Sánchez e Iglesias, en el PSOE encuentran varios motivos para negar la entrada de los de Iglesias en el Consejo de Ministros: la desconfianza que les genera y que está relacionada con el tipo de “información sensible” que se trata en las reuniones del Gabinete. Por el contrario, Iglesias sostiene que su entrada en el Ejecutivo sería una “garantía” para las políticas de izquierdas.
La posición sobre Catalunya es otro de los contras que encuentran los socialistas. El apoyo del PSOE al 155 fue muy criticado por Unidas Podemos, lo que hace a los de Sánchez temer que no haya una voz unánime desde el Ejecutivo ante una eventual crisis similar a la de 2017. Las diferencias de planteamiento respecto a la resolución del conflicto territorial –Unidas Podemos defiende un referéndum de autodeterminación– también levanta suspicacias en el PSOE. No obstante, también hay voces que restan importancia a ese escollo. “Esas cosas también se pactan”, dice un dirigente socialista catalán.
En Unidas Podemos defienden que el problema no es su entrada, o no, en el Consejo de Ministros. Sino las medidas programáticas que arrastraría su presencia en el Gobierno.
A pesar del tira y afloja entre PSOE y Unidas Podemos, Sánchez e Iglesias quedaron en seguir hablando estos días con el objetivo de ir perfilando los detalles del “Gobierno de cooperación”. El grupo confederal se ha reforzado en su exigencia de entrar en el Consejo de Ministros al ir cerrando acuerdos de ejecutivos en coalición en varias comunidades (la primera fue la valenciana, pero le siguieron Baleares, La Rioja, Canarias…).
“Llegan buenas noticias para la gente de Baleares, Canarias y La Rioja. Allí habrá gobiernos de coalición con programa progresista. Junto a la Comunidad Valenciana, se confirma que si hay respeto por el aliado, cooperación y coherencia, se sacan adelante investiduras y gobiernos”, apuntaba en un tuit el secretario general de Podemos este jueves.
Sin embargo, el PSOE argumenta que en esas comunidades los aliados suman mayoría absoluta mientras que en el caso del Congreso necesitan el ‘sí’ de otras formaciones para sacar adelante la investidura. No obstante, ninguno de los potenciales aliados se han pronunciado en esos términos. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se mostró “indiferente” respecto a la entrada de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros: “Que decidan entre ellos lo más oportuno”.
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, fue muy crítico con Iglesias por su exigencia de tener sillones en el gabinete. “Me parece irresponsable y testosterónico hablar de unas nuevas generales. Es una interpelación directa a Podemos –expresó la semana pasada–. Los resultados no dan tanto para pedir ministerios”. El diputado republicano, que abrió la puerta a la abstención para facilitar la gobernabilidad, no puso trabas a hacerlo en caso de que el grupo confederal tenga finalmente representación en el máximo órgano ejecutivo.
Los socialistas, por su parte, van preparando el terreno del relato ante la expectativa de que la investidura salga adelante gracias a la abstención de ERC y Bildu, que han deslizado que mantendrán una posición conjunta. Más allá de las palabras de Rufián, el acuerdo para la Mesa del Parlamento de Navarra ha allanado ese camino que a priori Moncloa desechaba. “Todos los escaños son legales en este país”, ha reiterado Isabel Celaá. “¿Qué hacemos? ¿Convocamos otras elecciones para que no nos vote Bildu y nos arriesgamos a no sé cuántas cosas más?”, se pregunta un dirigente socialista en referencia a la posibilidad de que las derechas sumen tras una repetición electoral.
No obstante, Gobierno y PSOE mantendrán la presión sobre PP y Ciudadanos, a quien reclaman la abstención para facilitar que haya un Gobierno. Los socialistas aseguran que el mensaje no es contradictorio con el “no es no” de Sánchez a Mariano Rajoy, que provocó su salida del liderazgo del partido en 2016 pero que le alzó a la victoria en las primarias unos meses después. En su equipo argumentan que ahora no hay una “alternativa” a un Ejecutivo socialista mientras que en ese momento sí la había, según ha dicho Celaá. “Pedro Sánchez tuvo dos cosas: una es mantener su posición y otra es no ser un obstáculo. Él se fue para no ser un problema, otros se aferran a costa del país”, defendió el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Sánchez, que en meses solo ha ofrecido una rueda de prensa en España (tras recibir el encargo del rey de intentar formar Gobierno), no ha querido especificar este viernes cuándo tiene previsto someterse a la votación bajo el pretexto de que se encontraba en Bruselas. La fecha es clave para conocer el margen que tienen las formaciones para llegar a un entendimiento. Esa fecha también pondrá a cero el contador de los dos meses que confiere la Constitución para que un candidato reciba la confianza del Congreso. Las posiciones entre PSOE y Unidas Podemos estaban alejadas esta semana y la aspiración de Sánchez e Iglesias es que, a partir de ahora, sus conversaciones sean secretas.
Sánchez e Iglesias constatan sus diferencias sobre la composición del “Gobierno de cooperación”