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Pedro Sánchez planea una gira por Latinoamérica a la espera de que le dé cita el rey de Marruecos

Pedro Sánchez en Lisboa este viernes.

Irene Castro

Pedro Sánchez planea una gira por Latinoamérica para finales de agosto. En Moncloa están trabajando en una ruta por varios países del continente que, a falta de cerrarse los detalles en los próximos días, se produciría la última semana de agosto después de que el Gobierno retome la actividad tras el parón del verano en un Consejo de Ministras el día 24.

Esa gira sería la primera salida de Sánchez como presidente más allá de las fronteras de la Unión Europea y supone romper la tradición de sus antecesores de elegir Marruecos para su primer viaje oficial. Fuentes del Gobierno aseguran que la intención era cumplir con ese hábito, pero que está siendo imposible cuadrar la agenda con el rey marroquí.

Moncloa encontró en la UE el primer argumento para que el primer viaje de Sánchez fuera de España no fuera al reino alauí sino a Francia, donde se reunió con Emmanuel Macron. El Gobierno justificó entonces que moverse por los ventiocho era agenda doméstica. Sin embargo, han pasado casi dos meses desde que Sánchez fue investido y cerrar un encuentro con Mohamed VI ha sido imposible por lo que el equipo de Sánchez ha seguido trabajando en su agenda internacional.

Fuentes del Gobierno dan importancia a esa ruta por Latinoamérica –que pretende abarcar Chile, Colombia, Bolivia y Costa Rica– para el “reforzamiento de los lazos” con el continente así como por la relevancia de las “relaciones económicas” con España.

Si Mohamed VI no da cita a Sánchez en las próximas semanas, su gira por Latinoamérica rompería con la tradición que inició Felipe González en 1983, cuando el destino de su primera salida oficial al extranjero fue Marruecos. El mandatario socialista recomendó a José María Aznar que hiciera lo mismo en 1996 cuando le arrebató el poder y el dirigente conservador cumplió un mes después. José Luis Rodríguez Zapatero se desplazó al reino alauí en abril de 2004 –mes y medio después de ganar las elecciones– y también eligió ese destino en su primer viaje oficial tras ser reelegido en 2008. Mariano Rajoy siguió el camino marcado por sus predecesores.

Moncloa defiende el papel de Marruecos en la frontera

Además de los intereses comerciales o de cooperación en materia judicial y de seguridad, el Gobierno español siempre ha tenido en Marruecos una de sus prioridades por su posición de frontera con España y Sánchez ha intentado sin éxito mantener un encuentro con el rey Mohamed VI que, por otro lado, el monarca español también lleva esperando meses.

La crisis migratoria –con un último salto a la valla de Ceuta la semana pasada– vuelve a tornar todas las miradas hacia Marruecos. Desde el Gobierno aseguran que no hay ningún problema. Sin embargo, Sánchez redobla sus esfuerzos ante las “necesidades y ayudas” que requiere el país fronterizo. “Marruecos es crucial. No hay una palabra de desagrado hacia Marruecos”, aseguran fuentes de Moncloa.

Sánchez ha reclamado por carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que cumpla con el compromiso alcanzado en la última reunión del Consejo Europeo para dotar a Marruecos de una ayuda valorada en 35 millones de euros para hacer frente a la presión migratoria.

“El presidente entiende el papel que está jugando Marruecos e insiste en el reforzamiento de ese papel no solo desde el punto vista diplomático sino también económico”, señalan en el gabinete de Sánchez. Esas mismas fuentes aseguran que otros países fronterizos con la UE han recibido “más apoyo” que Marruecos.

Esa presión migratoria se ha convertido en el nuevo arma de PP y Ciudadanos contra el Gobierno socialista. Pablo Casado aseguró que “hubo un efecto llamada con la visita del presidente del gobierno para recibir a los inmigrantes del barco Aquarius”, a pesar de que Sánchez estuvo en la llegada del buque al que España dio puerto seguro en Valencia y se desplazaron miembros del Gobierno a supervisar el dispositivo. En esa misma línea se ha pronunciado Albert Rivera, que ha acusado al Ejecutivo de “buenismo” y ha aireado el supuesto “efecto llamada”.

En el Gobierno están convencidos de que ya existía una “progresión de tiempo atrás” en la llegada de personas migrantes sobre todo a las costas españolas y que el Gobierno de Mariano Rajoy no supo atajar: “Nos parece que ha habido improvisación”, señalan los nuevos inquilinos de Moncloa. “El Gobierno no ha podido reaccionar más y en menos tiempo”, agregan fuentes de vicepresidencia, que reclaman “lealtad” a los partidos de la oposición.

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