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Pedro Sánchez, ante la investidura: apoyo del diputado de Revilla, un puñado de abstenciones y todo pendiente de Podemos

124 votos a favor. Solo uno más que los diputados logrados por el PSOE en las elecciones generales del 28 de abril: el representante del Partido Regionalista de Cantabria que preside Miguel Ángel Revilla. Este es el resultado de los más de dos meses de negociaciones y conversaciones desde que Pedro Sánchez ganara los comicios y uno desde que recibió el encargo expreso del Jefe del Estado para negociar los apoyos con los que ser elegido presidente del Gobierno.

Con la fecha de la investidura todavía sin fijar, aunque en el PSOE apuntan a finales de julio, Sánchez está todavía lejos de lograr los síes necesarios para ser elegido por el Congreso. Y recaba las críticas de sus potenciales aliados a uno y otro lado del espectro político. Ningún grupo ni partido, más allá del PRC, ha anunciado su voto favorable. Todos los que apoyaron a Sánchez en la moción de censura de 2018 están ahora en el no o en la abstención. Desde Compromís al PNV,  pasando por ERC o Unidas Podemos. Si bien en el cuartel general del PSOE, dan por hecho que el sí de Iglesias allanaría el camino con los nacionalistas vascos y también con Compromís, como ya pasó en la moción de censura contra Rajoy. 

Pero los 42 votos del que fuera calificado por Sánchez y la dirección socialista como su “socio preferente” están en el aire. En Unidas Podemos ya dan por hecho que el PSOE irá a una investidura fallida para que se ponga en marcha el calendario de dos meses con el fin de volver a intentarlo. Será entonces, en septiembre, cuando comience la negociación de verdad, creen en el grupo confederal. 

Pablo Iglesias sostiene que, pese a las apariencias, “el Gobierno de coalición está más cerca de lo que podría parecer”. Justo lo contrario a lo que aseguran en el Gobierno en funciones, donde descartan al 100% la entrada de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. Ahora, o con el reloj apretando en septiembre ante una repetición electoral que, si se hace caso de las declaraciones, casi nadie quiere, pero casi nadie teme. Desde el Gobierno han defendido en público que Sánchez lo intentará solo una vez, en julio. Si no sale, no volverá a someterse a la investidura salvo que cambie el panorama.

El PSOE y el grupo confederal llevan semanas intercambiándose mensajes en los medios de comunicación en lo que Iglesias ha dado en llamar “una partida de ping-pong”. El último set se ha resuelto este lunes. Si el viernes la portavoz del Gobierno en funciones apelaba a Unidas Podemos a “responder” a la propuesta hecha por Sánchez. Este lunes, la portavoz del Consejo de Coordinación de Podemos aseguraba: “Estamos a la espera de una propuesta formal. Esperemos que se materialice”.

Las dos reuniones pretendidamente secretas que han mantenido los líderes de ambos espacios han dado como resultado un alejamiento, al menos aparente, de las posiciones. El presidente del Gobierno ha anunciado una nueva ronda de contactos con líderes parlamentarios, aunque fuentes socialistas aseguran que no se esperan grandes novedades.

En la última ronda, Rivera le dio plantón, Pablo Casado le reiteró su no y con Pablo Iglesias las cosas no avanzaron ni un milímetro.

En el Gobierno en funciones sostienen que la suma con los de Pablo Iglesias no es suficiente. Pero sin el  de los 42 diputados de Unidas Podemos, que será determinado por las consultas que sus partes pongan en marcha entre sus militantes, la investidura de Sánchez es imposible. No vale ni siquiera su abstención ya que PP, Ciudadanos y Vox han dejado claro que votaran 'no', lo que supone 147 diputados. También votarán en contra sus aliados regionales de Navarra Suma, con dos representantes, después de la negativa socialista a intercambiar su apoyo en Madrid a cambio de ceder a UPN la Presidencia de la Comunidad Foral. Y dos más de Coalición Canaria, cuya portavoz dijo que no iba a aceptar no solo la entrada de Podemos en el Gobierno, ni siquiera un acuerdo programático.

Todo lo anterior suma 151 diputados, como mínimo, que dirán no a Pedro Sánchez, quien necesita reunir más síes en la segunda votación, toda vez que los socialistas han rechazado negociar el voto favorable de ERC. Su portavoz, Gabriel Rufián, se reunió con su homóloga socialista, Adriana Lastra. Una cita de la que no salió un posicionamiento claro, aunque Rufián dejó caer que la intención de ERC es abstenerse para evitar una repetición electoral que pudiera devolver a la derecha al poder y, encima, de la mano de Vox. Esto podría arrastrar a la misma posición a EH Bildu, que mantiene una unidad estratégica con los republicanos en el Congreso. 

En el espacio catalán está todavía por definir el voto de Junts per Catalunya. Los herederos del PDeCAT no han decidido su posición, pero desde la cárcel los diputados en prisión preventiva han reclamado una abstención, aunque desde la dirección del grupo se apunta a que “no se dan las circunstancias para facilitar la investidura de Sánchez”. Estos votos, en cualquier caso, no son necesarios si ERC se abstiene.

En el PSOE insisten en que no van a buscar el voto favorable de los independentistas. E incluso quieren sacudirse la responsabilidad de una posible abstención que permita la investidura de Sánchez por la vía del desbloqueo.

Los votos que sí quiere el Gobierno en funciones (y que ve asequibles siempre que sume con Unidas Podemos) son los seis del PNV y el de Compromís, aliado del PSOE en la Comunidad Valenciana. Aunque la investidura pudiera salir sin sus apoyos expresos, el día a día del Gobierno en el Congreso, especialmente los Presupuestos Generales, necesitaría de un apoyo seguro amplio ante las dudas que suscita en el PSOE la posición que tendrán los independentistas tras la sentencia sobre el procés que debe dictar el Tribunal Supremo, ya en la fase de deliberación.

El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, ha sostenido que “hay mimbres” para “construir entre todos una alternativa sostenible, coherente y durable para el Gobierno del Estado español”. El presidente del PNV, no obstante, señaló hace unos días la responsabilidad de Sánchez al asegurar que “está en sus manos” decir “con quiénes y para qué”. “¿Cuáles van a ser sus ejes fundamentales en política económica, energética, en temas sociales o empleo?”, se preguntó. El portavoz vasco en el Congreso, Aitor Esteban, se mostró el mismo día “indiferente” a la presencia de Podemos en el Ejecutivo.

El último voto en el aire es el de Compromís. Su diputado, Joan Baldoví, ha reclamado el compromiso de un nuevo sistema de financiación autonómica. El diputado valenciano también ha pedido al PSOE que se mueva para buscar los apoyos.