La legislación española establece que los militares deben mantenerse en “la neutralidad política”. No pueden afiliarse a partidos políticos ni sindicatos o hacer huelga. Sus derechos a convocar manifestaciones o hacer declaraciones en los medios de comunicación también están severamente recortados. Esa “neutralidad”, que en otros países se aplica solo en tiempo de guerra, es impuesta a rajatabla por el Ministerio de Defensa y la cúpula militar, que arrestan y sancionan a los militares que se salgan del procedimiento interno para denunciar malas condiciones de trabajo, corrupción o desigualdad.
La persecución llega incluso a los representantes de las asociaciones profesionales (la única figura mediante la que pueden defender sus derechos laborales colectivamente). El Ejército del Aire ha abierto un expediente para expulsar a la delegada de la mujer de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) y en él, además de asegurar que no ha superado los últimos informes de evaluación, cuestionan ampliamente la neutralidad política de esta cabo de la base aérea de Alcantarilla (Murcia).
Por un lado, sus superiores censuran que hiciese declaraciones sobre el “machismo imperante” en las Fuerzas Armadas en la Cadena SER y en El Objetivo de La Sexta. Por otro, examinan de forma exhaustiva su perfil de Twitter, aportando capturas de pantalla de sus tuits. Sobre ellos aseguran que algunos mensajes “serían susceptibles de corrección disciplinaria por falta grave y otra mayoría bordean la disciplina y la neutralidad política”.
Incluyen comentarios sobre Podemos, PSOE o Ahora Madrid. “No he visto cómo actúa una mujer en el Gobierno. Con Carmena no anda mal la cosa”, recoge uno de ellos. En otro, se refiere a Mariano Rajoy como “presidente del partido con más corrupción de España”. También hay críticas al tratamiento que da el Gobierno a la memoria histórica. “Solo cuando haya un verdadero gobierno comprometido con la democracia se sacará a Franco del Valle y a las víctimas de las cunetas”, contempla uno de los mensajes incorporados.
El caso de Franco ejemplifica el problema. La estrecha vigilancia de Defensa sobre los posicionamientos de los militares ha provocado que las asociaciones profesionales, legales desde 2011, limiten su trabajo al aspecto estrictamente laboral. La critica interna no aflora. No obstante, un nuevo movimiento dentro de los cuarteles pretende dar un paso más y “cuestionar legítimamente un modelo de Fuerzas Armadas que convierte a los militares en ciudadanos de segunda y en los trabajadores más precarios del Estado”. Así lo asegura Marco Domínguez, miembro de Militares Con Futuro.
El movimiento aún está en proceso de formación. La primera piedra se puso en noviembre del pasado año. Domínguez fue escogido para formar parte de la coordinadora. “Los objetivos inmediatos son concretar el programa, la estrategia y la forma de organización más conveniente para alcanzar los objetivos marcados”, aclara, aunque adelanta un matiz fundamental: “No se trata solamente de defender derechos laborales, se trata de que toda la ciudadanía se pregunte qué ocurre dentro de los cuarteles que están pagando con sus impuestos”.
“Creemos que hace falta un movimiento que canalice la indignación desde dentro de los cuarteles hasta la calle, como alternativa a los cauces establecidos que se han mostrado del todo ineficaces”, expresa el militar en conversación con este medio. Explica que, sea cual sea la forma jurídica que adopten, no será la de asociación profesional. Tampoco utilizarán las vías de relación con la cúpula militar que Defensa estipula para ellas.
“Queremos caminar al lado del resto de colectivos sociales porque creemos que ese es nuestro lugar, al lado de los trabajadores. El Ejército en un país democrático es el pueblo en armas, por lo que los militares no podemos dejar de ser pueblo, ni pasamos a ser ciudadanos de segunda apartados de la sociedad”, declara.
¿Ejército feminista?
“Teresa Franco es una mujer valiente que lleva años trabajando por el avance de la igualdad dentro de las Fuerzas Armadas. Necesitamos más voces como la suya para que la gente sepa que hay otra forma de entender qué es ser militar en el siglo XXI”, opina Domínguez. Lo cierto es que pese a que la ministra María Dolores de Cospedal asegure que las Fuerzas Armadas son “un referente internacional también en la aplicación de medidas de integración, conciliación y atención en materia de igualdad”, los hechos demuestran lo contrario.
Tradicionalmemte el Ministerio ha mostrado poca cintura en este tipo de reivindicaciones. Muchos militares no olvidan que el anterior responsable de la cartera, Pedro Morenés, llegó a declarar en el Pleno del Congreso que “la incidencia de los delitos de acoso sexual en el Ejército es un 400% menor que en el resto de la sociedad” tras las revelaciones de la comandante retirada Zaida Cantera, obviando que la institución carecía por completo de protocolos adecuados, lo que desamparaba a las militares que querían denunciar. Días después, Morenés anunciaba la creación de unidades especializadas y la reorientación de la estrategia del Ministerio en este asunto.
Las mujeres solo representan un 12% del total de militares. El porcentaje baja según se asciende en la escala de rangos. Actualmente solo hay una mujer con mando real, al frente de una unidad de combate en el Ejército de Tierra.
Desde Militares Con Futuro destacan que el cajón de sastre de la “neutralidad política” no puede usarse para aplacar reivindicaciones como las de la conciliación o la igualdad, que esconde auténticos “dramas humanos”: “Por ejemplo cuando un militar tiene que irse de maniobras y no tiene con quién dejar a sus hijos pequeños. O compañeros que viven a cientos de kilómetros de sus casas que las pasan canutas para cuidar de un familiar enfermo. Cuando tratamos estas cosas estaría bien no preocuparse de si es una reivindicación más o menos política y ponerse manos a la obra para solucionar problemas reales”, defiende Domínguez.
“La lucha por la igualdad es prioritaria e irrenunciable para nosotros, queremos sumar a todas las compañeras que puedan aportar su visión de cómo prevenir y combatir la violencia machista en el ámbito militar. Las reivindicaciones concretas tendrán que recogerse en el programa cuando terminemos el proceso de formación del movimiento, y aquí más que nunca es necesario que las mujeres tomen la palabra”, explica.
Declaraciones contrarias a la disciplina
El caso del exteniente Luis Gonzalo Segura, expulsado del Ejército de Tierra por “hacer declaraciones contrarias a la disciplina en medios de comunicación”, es otro ejemplo de lo que les ocurre a los militares que deciden destapar la cara oculta de la institución. Segura reveló en varios libros y ante los medios la corrupción de la que había sido testigo en sus trece años de uniforme. A pesar del apoyo que le brindó la sociedad civil, fue despedido. Ha elevado su caso ante el Tribunal Constitucional, ya que cree que se ha violado su libertad de expresión.
Sobre la “neutralidad política”, opina que el legislador recortó sus derechos precisamente por su falta de neutralidad. “No es que los militares no podamos participar en política por romper la neutralidad política, sino que se impidió que los militares participaran en política porque no eran neutrales. Por nuestra homogeneidad ideológica, tan escorada a la derecha, y por supuesto la gran cantidad de franquistas que hay en nuestras Fuerzas Armadas”, revela el exteniente, que pasó trece años en la institución.
Segura es autor de El libro negro del Ejército español, donde explica esta situación. “En los países avanzados los militares participan en política. Aquí no se nos permite participar y manifestarnos porque esto descubriría lo que pasa dentro”, manifiesta, poniendo ejemplos: “Solo hay que pensar en el ex JEMA [jefe del Estado Mayor del Aire] González, diciendo que había que ilegalizar Podemos; o en el general [en la reserva] Chicharro, que era el ayudante del rey y al que hace nada han nombrado secretario general de la Fundación Francisco Franco… Imaginemos a toda esta gente hablando con libertad”.
El movimiento Militares Con Futuro asegura que no traspasarán las líneas rojas establecidas a las libertades en los cuarteles, aunque los antecedentes demuestren la estrechez de esas fronteras. “Mantenemos la neutralidad respecto a cualquier formación política, por lo que cumplimos a rajatabla la legislación vigente. Además, en el primer encuentro dejamos claro que toda nuestra actividad se ajustaría a la legalidad, aunque podamos cuestionarla de forma legítima”.