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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Podemos y las confluencias marcan distancias con el PSOE tras verse empujados a un grupo conjunto

La investidura de Pedro Sánchez con el apoyo de Podemos y las confluencias catalana, gallega y valenciana está un poco más lejos. No imposible, pero sí más difícil. Las primeras negociaciones en el Congreso de los Diputados no han aumentado la poca confianza que las autodenominadas “fuerzas del cambio” tienen hacia el PSOE. Todo lo contrario. El motivo: la frustración por el resultado de las negociaciones que se han desarrollado en las Cortes en la última semana, en particular el pacto triangular entre PSOE, Ciudadanos y PP para dar a Patxi López la Presidencia del Congreso y el rechazo a la petición de sendos grupos a las candidaturas catalana, gallega y valenciana.  

“Venimos de una profunda desconfianza y nos han defraudado”, exponía ante la prensa el número dos de Podemos, Iñigo Errejón. A su lado, el portavoz de En Comú, Xavi Doménech, y de En Marea, Alexandra Fernández, con quien acababa de registrar apurando el plazo la petición de un “grupo plurinacional”. Un grupo que contará, de momento, con 65 miembros. Los cuatro de Compromís han optado por pedir su propio grupo aun a sabiendas de que es imposible que lo obtengan.

Tras horas de espera y, literalmente, en los últimos cinco minutos de plazo, Podemos y las confluencias bajaban los brazos ante la evidencia de que no iban a recabar ningún apoyo de los necesarios en su empeño. “No imaginábamos que nadie podía ser tan sordo como para cerrar la puerta al reconocimiento de la realidad plurinacional”, apuntó Errejón, que será el portavoz del grupo Podemos-En Comú Podem-En Marea. 

Ante la pregunta explícita, Errejón respondía que los últimos acontecimientos “alejan la posibilidad” de un acuerdo que lleve a Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa. Eso sí: el número dos de Pablo Iglesias dejaba una rendija abierta. “Nuestra mano ha estado tendida siempre [al PSOE] para que eligiera cambio o blindar lo de siempre. Hasta ahora, ha elegido blindar”. Y añadía: “Eso no significa que no nos vayamos a sentar a dialogar, pero que expliquen de qué y para qué. Tenemos plena disposición para hablar con todo el mundo para regenerar”.

Mucho más duro fue el portavoz de En Comú. Y no es baladí. El acuerdo suscrito otorga la categoría de Agrupación Parlamentaria a los representantes catalanes, gallegos y a los cinco diputados valencianos de Podemos que sí se han integrado en el grupo confederal que adelantó eldiario.es. Esto significa independencia política y económica. Y libertad de voto.

Xavi Domènech, que será primer portavoz adjunto del grupo, acusó al PSOE de “no haber entendido el mensaje” de las elecciones generales y de una “ausencia de inteligencia política”. Domènech también les echó en cara que se crean “los dueños” del Congreso y lazó un misil a la línea de flotación del secretario general del PSOE: “Pedro Sánchez no puede abrir negociaciones reales porque se lo han prohibido”. Con más énfasis, fuentes de En Comú Podem aseguraron a eldiario.es que “Pedro Sánchez podía olvidarse” de su apoyo si vetaba el grupo propio, como al final ha ocurrido.

“Ha habido un muro”

El número uno de En Comú por Barcelona acusó al portavoz del PSOE, Antonio Hernando, de hacer falsas propuestas en “un juego” al que, dijo, “no seguiremos jugando”. 

En el mismo sentido se pronunció la representante de En Marea, Alexandra Fernández, portavoz segunda del grupo: “Ha habido un diálogo constante para hacerles entender qué suponían estas candidaturas. Pero ha habido un muro y una negación constante de los partidos del búnker”.

La tensión de la última semana puso a prueba la cohesión de las confluencias con Podemos, que no ha aguantado indeleble. La candidatura valenciana se ha terminado partiendo en dos. Por un lado, los representantes de Podemos y, por otro, los de Compromís. Su portavoz, Joan Baldoví, acusaba pasadas las nueve de la noche a sus compañeros de no respetar el acuerdo sellado entre ambas formaciones para las elecciones del 20D. “Cuando alguien firma deben cumplir los compromisos”, señalaba pasadas las nueve de la noche.

El documento especificaba que había que agotar las vías judiciales para tener un grupo propio. Y, para ello, previamente se tiene que producir la negativa oficial a dicho grupo. Baldoví dejaba no obstante otra puerta abierta a una futura reconciliación: “Sin manías y sin rencores. Nosotros somos consecuentes”.

Se cierra así una semana frenética de negociaciones a varias bandas. Y se abre un nuevo periodo en el que el debate de investidura centrará toda la atención. El viernes el rey cierra la primera ronda de contactos con los representantes de los grupos. Tras visitar La Zarzuela, el secretario general de Podemos y presidente del grupo sellado este martes, Pablo Iglesias, marcará la posición de sus, por ahora, 65 diputados.