En vista de que Mariano Rajoy sigue sin tener prisa por intentar alguna iniciativa que le permita reeditar su gobierno, la actividad se concentra casi exclusivamente en su partido. Mientras Moncloa se decide a cumplir con la promesa de que se llamará a Pedro Sánchez para celebrar una reunión, los vacíos de la agenda del presidente en funciones tratan de llenarse con actos del PP. “Es el Gobierno el que está en funciones, el partido no lo está”, se justifica el vicesecretario Pablo Casado.
A juzgar por las declaraciones que los dirigentes del PP han hecho después de que se celebrara la reunión entre el líder del PSOE y el de Podemos, para que se produzca la llamada de Rajoy todavía habrá que esperar. Aunque el portavoz del PP en el Congreso aseguró que la conversación se producirá y “cuanto antes, mejor”, todo indica que no es inminente. Los dirigentes de Génova juegan al despiste y se aferran a que la culpa es de Sánchez y no de Rajoy.
“Lo importante no es quién tiene que llamar a quién, sino quién tiene que coger el teléfono”, se despachaba el ministro Alfonso Alonso ante las preguntas sobre el inmovilismo de Rajoy y su renuncia a intentar la formación de un gobierno. El titular de Sanidad, como casi todos los cargos del gabinete y la dirección del PP, insisten en que la negativa de Sánchez es lo que impide los movimientos de Rajoy. “Lo importante es tener un proyecto claro para España, lo que pasa es que algunos están muy frenéticos”, comentaba en alusión al socialista.
Rajoy, durante su última entrevista en Onda Cero, sólo fijó una condición para no cumplir su palabra de llamar a Sánchez. Y era que viera un acuerdo claro entre él e Iglesias. “Entonces el PP ahí no pintaría nada”, adelantó. A pesar de que la conclusión generalizada en la formación es que este miércoles no se produjo ningún avance y todo quedó en un “paseo y un sainete”, el aviso lanzado por el PP es que la invitación a reunirse con Sánchez se producirá “cuando decaiga la opción PSOE-Podemos”, como ha aclarado Fernando Martínez Maillo. El símil que ha escogido Javier Maroto para decir lo mismo es que se hará “cuando Sánchez pruebe todos los juguetes, se le rompan y vea que no funcionan”.
Para camuflar la poca actividad del Gobierno en funciones, el PP diseñó el mes pasado una serie de actos destinados a convencer de que el partido sigue trabajando y hace propuestas. Para ello se pensó en cinco conferencias, centradas en los objetivos que Rajoy dice perseguir para una segunda legislatura. La primera de estas jornadas exprés, ya que sólo duran alrededor de dos horas, versó sobre el empleo y el crecimiento. La discusión, organizada en torno a dos mesas redondas, pasó desapercibida ya que la polémica volvió a girar en torno a Rita Barberá y la corrupción. En concreto, sobre las diferencias de reacción entre el líder del PP y sus vicesecretarios más jóvenes en cuanto a las explicaciones ofrecidas por la exalcaldesa de Valencia.
La segunda de estas conferencias se hará este sábado y también la clausurará Rajoy. El tema es el pacto social, por lo que los moderadores de las discusiones serán el ministro Alonso y Javier Maroto, el responsable del área en la dirección del PP. A esa seguirá otra el 9 de abril que girará en torno a la unidad de España y, por ese motivo, se celebrará en Cataluña. El pacto educativo, y la financiación se abordarán en las últimas dos reuniones, previstas para el 16 y 23 de abril respectivamente. Aun quedarán otros dos actos, sin fecha, para que el PP prosiga su campaña sobre la importancia de las diputaciones para los pueblos y municipios pequeños.