El PP empieza a asumir que la 'era Aguirre' toca a su fin
Cada vez son más las voces en el PP que dan por muerta la carrera política de Esperanza Aguirre y ven cerca el momento de su retirada, esta vez definitiva. Aunque la presidenta del PP madrileño dejó el sillón de la Comunidad a su delfín, Ignacio González, cuando anunció su abandono de la primera fila de la política, ha seguido haciéndose la interesante sobre sus aspiraciones a ser alcaldesa de la capital. Frente a los que siguen defendiendo que sólo ella “puede ganar la alcaldía”, varios diputados por Madrid creen que ya no tiene ninguna oportunidad de ocupar el cargo que le falta.
“Ha estirado mucho la cuerda como para que Rajoy se lo pida. Es lo que ella querría, pero tiene demasiado encima”, aventura uno de ellos, que se ríe sobre la presunta ignorancia de Aguirre en cuanto a las andanzas de Francisco Granados antes de caer en la Operación Púnica y su petición de perdón tras declararse “harta de la corrupción”.
Corrupción y escándalos
Desde que Aguirre presumiera con desparpajo de haber sido quien destapó la trama Gürtel, a la larga lista de casos de corrupción y escándalos que la acorralan se sumó su carrera por la Gran Vía perseguida por agentes de tráfico, un episodio que le quitó muchos puntos en su imagen pública. Su ocurrencia para examinar de limpieza a los alcaldes que han de relevar a los detenidos o imputados provocó bromas fuera del PP, pero levantó ampollas entre sus propias filas.
Su particular versión del hearing al que se sometió Miguel Arias Cañete en Bruselas dio lugar a los llamados “talent show” de candidatos, preparados y amañados con ayuda de colaboradores de Aguirre. En el paquete de asesores también se contó con los consejos sobre telegenia a los alcaldes novatos de Jorge Rábago, otro usuario del PP de las tarjetas black.
El invento no hizo ninguna gracia en el PP madrileño ni en el nacional. La protesta de los alcaldes llevó a González y a varios asistentes a encararse con ella en un comité regional muy tenso y a calificarlos de “humillantes” y “circo mediático”. En la reunión, la presidenta del PP madrileño acabó preguntando a su delfín si acaso él no era partidario de la transparencia.
“A los que tienen la información no pueden dejarles solos”
En el PP también hay diputados indignados que responden con la palabra “mafia” a la hora de describir la recuperación de Beltrán Gutiérrez, el exgerente del PP madrileño que fue descabalgado de su función por gastar 58.000 euros con su tarjeta black y borrado de la cuenta de cotización del PP nacional.
Lo que lamentan los enfadados es no tener claro por quién empezaría una renovación en el PP regional sin Aguirre ni González. Junto al nombre de la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, los hay que apuntan a Lucía Figar, consejera de Educación e incondicional de la presidenta del PP madileño.
El traspaso de la nómina de Gutiérrez a la cuenta de la formación regional se ha defendido como un “respeto a sus derechos como trabajador” que simplemente había pasado a ocupar otro puesto. El cambio de cargo para Gutiérrez recuerda el caso de Luis Bárcenas y Jesús Sepúlveda. “A los que tienen la información no pueden dejarles solos. Lo dicho, la mafia”, señala el parlamentario que añade que “cada vez es más inevitable el cambio regional”, pero lamenta no ver candidatos claros.
El gerente imputado de Cospedal
Que a María Dolores de Cospedal le faltase tiempo para pedir a Aguirre que diera explicaciones sobre la recolocación de Gutiérrez, sentó como un tiro en el PP madrileño. Rápidamente recordaban un detalle obvio. Si se habla de gerentes autonómicos, la secretaria general tiene a uno imputado por el juez Ruz por firmar un recibí de 200.000 euros.
El origen, una mordida a cambio de un contrato de basuras y el uso del dinero negro para la campaña electoral que la llevó al poder en Castilla-La Mancha. Pese a la gravedad del caso y que puede acabar salpicándola directamente a ella, Cospedal reaccionó a la imputación de José Ángel Cañas como si fuera una gran noticia. “Es una oportunidad para aclarar la verdad”. La secretaria general se mantiene en sus trece en que todo lo que tenga relación con los papeles de Bárcenas es una “historia mentirosa” urdida por el extesorero para vengarse de ella.