Las políticas de igualdad han sido uno de los principales ejes de la legislatura que toca a su fin. De hecho, desde antes de que comenzara el lustro de Pedro Sánchez. El movimiento feminista desplegó toda su capacidad de movilización con un 8M que en 2018 supuso la primera huelga de mujeres en España. Un paro histórico que abrió un ciclo de traslación de reivindicaciones feministas a la legislación que se ha congelado con la ley del 'solo sí es sí' y las rebajas de condenas de agresores sexuales decretadas por los jueces. Las réplicas de este terremoto han afectado al feminismo, a las relaciones entre el PSOE y Unidas Podemos y también a la negociación entre Sumar y Podemos para las elecciones del 23 de julio que se cerró el viernes. En el PP lo saben, y lo quieren usar.
El posible retroceso de la ola feminista ha llevado al partido de Alberto Núñez Feijóo a intentar hacerse con esta bandera, que nunca ha logrado apropiarse. Primero, para abrir una brecha entre el PSOE y Unidas Podemos [ahora Sumar], algo que logró con la contrarreforma de la ley de libertad sexual que pactaron socialistas y ‘populares’ sin el acuerdo de la ministra de Igualdad, Irene Montero, principal promotora y defensora de la norma.
El PP, además, lleva meses intentando atribuirse todos los éxitos en materia de igualdad logrados en las últimas décadas. Aunque para ello, su líder, Alberto Núñez Feijóo, haya reinterpretado a su antojo la historia reciente.
El último ejemplo se produjo la semana pasada. Feijóo se lanzó a por el voto femenino en el acto Women Now, organizado por el Banco Santander. En su discurso ante un público congregado bajo el mantra de las mujeres líderes, apostó por el “feminismo sin etiquetas” y arremetió contra la ley del 'solo sí es sí'.
Esta norma, junto a la 'ley trans', ha sido uno de los objetivos principales del PP desde que Feijóo aterrizó en Madrid en abril de 2022 para desbancar a Pablo Casado. Feijóo ya usó las quejas de parte del feminismo asociado históricamente al PSOE contra la norma que reconoce nuevos derechos a las personas trans impulsada por Irene Montero, y así intentar atraer voto tradicionalmente socialista que pueda engrosar su proyecto.
Una fórmula que volverá a utilizar ante las elecciones del 23 de julio. De hecho, su secretaria general, Cuca Gamarra, ha tachado de “feminismo infantil” el que defienden Irene Montero y Podemos, la denominada “cuarta ola”. Un calificativo habitual en las ruedas de prensa y declaraciones de dirigentes y portavoces del PP, que sitúan su ideología, y su edad, por encima de las del equipo del Ministerio de Igualdad.
“Hitos” sin Zapatero
Feijóo continuó su 'speech' ante las mujeres convocadas por el Santander: “En los últimos años se han intentado utilizar las políticas de igualdad como un elemento de división, de lucha partidista”. “Con nefastas consecuencias”, aseveró el líder del PP. A pesar de que los 'populares' han rechazado siempre las cuotas en política, el jefe de la oposición puso como ejemplo que en cuatro de las siete autonomías en las que el PP tiene posibilidades de gobernar tiene mujeres al frente.
El líder del PP utilizó su discurso para apropiarse de los avances en materia de igualdad al hacer una cronología en la que señaló una serie de “hitos” en los que obvió la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, en la que, por ejemplo, se constituyó por primera vez un Ministerio de Igualdad. Durante su mandato, con Bibiana Aído como ministra, se aprobó la ley de lucha contra la violencia de género o la de igualdad. Entre otras. Después, Aído tuvo que irse de España.
“En 1998 se puso en marcha el primer plan de acción contra la violencia doméstica (sic)”, comenzó el líder de la oposición, que citó la posterior ley reguladora para que “hubiera una respuesta inmediata ante cualquier denuncia de maltrato” en 2003, así como las legislaciones autonómicas para incorporar el permiso de paternidad dentro de los permisos remunerados. “Saltamos al año 2014”, prosiguió para referirse a la ratificación del Convenio de Estambul.
Once años en los que, según Feijóo, España no vivió ningún avance en materia de igualdad. La referencia que hizo a la ley de lucha contra la violencia de género fue para la incorporación de los hijos de mujeres agredidas como víctimas. Y también incluyó el Pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2017 al que se sumaron los partidos, excepto Podemos.
“Todas estas leyes llevaban la firma del partido político que presido”, presumió Feijóo ante ese auditorio tras haber afirmado que “la revolución que protagonizan las mujeres (...) ni se ha eclipsado nunca ni se ha distorsionado”. “Más que una revolución, lo que están haciendo es una evolución constante en la que se van marcando hitos que la sociedad va adoptando”, apostilló.
En busca de nuevos votantes
Feijóo reconoció que en las “últimas décadas” se han producido “avances”, pero que aún “queda mucho trabajo por hacer”. Ahí expuso sus ideas fuerza para el programa electoral en materia de igualdad. “No puede ser que las mujeres tengan que elegir entre su profesión o ser madres. Vamos a trabajar para que esa renuncia no tenga que producirse y que la maternidad deje de ser un techo de cristal”, dijo el expresidente gallego en referencia a la brecha salarial, a pesar de que su partido votó en contra de los decretos encaminados a reducirla durante esta legislatura que ahora termina.
Otra de las propuestas estrella del PP será la cacareada gratuidad de la educación de 0 a 3 años. Un planteamiento que obvia que la idea no es utilizar el presupuesto para crear plazas públicas de educación infantil, sino subvencionar a cuenta de los impuestos las matrículas y honorarios de las guarderías privadas, sea cual sea su coste.
En el PP sostienen que la tormenta judicial, política y mediática provocada por los “efectos indeseados” de la ley del solo sí es sí fue una de las claves de la campaña del 28M. En el PSOE también creen que la gestión de esta norma, y la política general en la materia, han lastrado sus opciones electorales. Algo similar ocurre en Sumar, donde el veto a Irene Montero se ha impuesto en la dura negociación con Podemos para la confluencia ante las elecciones del 23 de julio.
En este aparente río revuelto, el PP cree que puede pescar y recuperar cierta centralidad dentro del movimiento feminista.