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El presidente del Constitucional se despide entre críticas a las reformas del Gobierno para desbloquear el tribunal y el Consejo

El presidente del Tribunal Constitucional, Pedro González-Trevijano, a 15 de diciembre de 2021

Alberto Pozas

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Pedro González-Trevijano ha abandonado la presidencia del Tribunal Constitucional entre críticas a las reformas con las que el Gobierno ha pretendido desatascar tanto la renovación del tribunal de garantías como la del Consejo General del Poder Judicial. En su discurso de despedida en el mismo día en que cuatro nuevos magistrados toman posesión y se instaura una mayoría progresista, González-Trevijano ha afirmado: “No difuminemos los pesos y contrapesos de nuestra Ley fundamental, ni apresuremos reformas que incidan sin consenso en el originario pacto constitucional”.

El discurso del hasta hoy presidente del Constitucional ha llegado poco antes de que Juan Carlos Campo, Laura Díez, César Tolosa y María Luisa Segoviano tomaran posesión como nuevos integrantes del pleno, con una llamada a renovar el Constitucional en plazo y no con meses de retraso como ha sucedido esta vez, hablando también de los candidatos que deben elegirse, llamando a “la debida elección de los mejores y más aptos si no queremos caer, como ha apuntado el presidente emérito Cruz Villalón, en la irrelevancia”.

El presidente saliente ha lanzado varios mensajes en clave política ante un salón de actos con representantes del Gobierno como el ministro Félix Bolaños o las presidencias del Senado y el Congreso, protagonistas de las decisiones del pleno en las últimas semanas que impidieron tramitar la reforma legal para desbloquear precisamente esta renovación.

“No convirtamos los consensos y mayorías cualificadas previstas constitucionalmente en automáticos regímenes de cuotas o en un indefinido impasse. Tampoco difuminemos los pesos y contrapesos de nuestra Ley fundamental, ni apresuremos reformas que incidan sin consenso en el originario pacto constitucional, ni desdibujemos la autonomía de unos órganos constitucionales frente a otros”, ha dicho.

“El Tribunal Constitucional no puede sustituir la concordia que debe alcanzarse entre los operadores políticos, ni debe por tanto constituirse en una suerte de arena agonística en la que se diriman con habitualidad creciente conflictos en última instancia esencialmente políticos”, ha dicho González-Trevijano. “No han sido tiempos fáciles. Nunca lo son. Ahora tal vez lo son un poco menos. Pero repitamos lo obvio. El Constitucional cumple con su exigente cometido, que no es el de examinar cuestiones políticas, sino pretensiones jurídicas”.

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