El Partido Popular se apresuró hace varias semanas al anunciar que encargaría una auditoría interna independiente que clarificase el estado de sus cuentas. Ninguna de las cuatro principales auditoras con presencia en nuestro país quiere arriesgar su nombre en un terroritorio tan opaco como la contabilidad de un partido político. A pesar de los intentos del PP, nadie quiere aceptar el encargo y nadie ha presentado una oferta para realizarlo.
Según fuentes oficiales de PriceWaterhouseCoopers (PWC) consultadas por eldiario.es, “no hemos presentado ninguna oferta, ni hemos pensado hacerlo. No estamos trabajando en ello ni lo tenemos en mente”. ¿Cúal es entonces el problema? ¿Por qué renunciar a un sustancioso contrato con el partido del Gobierno como cliente?
Fuentes del sector han afirmado a esta redacción que “el PP ha sondeado a las auditoras y estas se están poniendo de perfil”. La razón para que las auditoras rechacen la petición del PP es sencilla, según los expertos consultados: “Una auditoría normal es muy difícil que detecte una contabilidad en B. Todo el mundo es consciente de que el PP estaba buscando que una gran auditora avalase sus cuentas y nadie va a aceptar ese encargo”.
Dicho de otro modo, las auditoras no se fían de que tras publicar unas conclusiones favorables a las cuentas de Génova 13, su trabajo quede desacreditado por la investigación judicial. Las circunstancias cambiarían notablemente si en vez de una auditoría, el PP, solicitase una contabilidad forense. En este caso, los populares tendrían que permitir que la auditora pusiera en marcha una investigación interna más profunda “a fin de realizar un trabajo pericial de reconstrucción de las operaciones que pudieran haber tenido lugar sin conocimiento de la dirección del partido”.
Según publica Vozpópuli, “la tesorera del PP admite haber telefoneado a PwC, KPMG y Deloitte. Sin embargo, no dan por cerrado el concurso y aseguran que siguen esperando ofertas por parte de las firmas habituales”.