El PSOE activa para el 23J la alerta ‘antirreaccionaria’ frente a las derechas

No es la “alerta antifascista” que lanzó Pablo Iglesias tras las elecciones andaluzas de 2018 pero se le parece. A poco más de un mes para las generales del 23 de julio, el PSOE se emplea a fondo en señalar que la alianza entre el PP y Vox, plasmada en en ayuntamientos y autonomías para gobernar de la mano, amenaza con convertirse en “una ola reaccionaria” que, de llegar a La Moncloa, puede arrasar con todo. 

“Hago desde aquí un llamamiento a todos los progresistas de España. Somos más que los conservadores, si nos movilizamos y el 23 de julio vamos a votar, seremos capaces de parar esta ola ultraconservadora”, dijo el secretario de política municipal de los socialistas, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, encargado de activar esa alerta durante una comparecencia en Ferraz este viernes previo a la constitución de los ayuntamientos.

Ese mensaje del “miedo a la ultraderecha” ya ha sido utilizado como estrategia política en otras citas electorales con escaso éxito. En esta ocasión, sin embargo, creen los socialistas que existen matices que sí podrían implicar la reacción y la activación en masa del electorado progresista, la gran aspiración de la izquierda de cara al 23 de julio para poder compensar las altas cotas de movilización de la derecha. 

Negociado en cuestión de horas con un condenado por violencia machista, con un vicepresidente torero que no oculta su simpatía hacia el régimen franquista y con la entrega de competencias de tanto peso como Justicia, Cultura o Agricultura, en el PSOE ven este pacto avalado por Feijóo como la rúbrica definitiva de que el político gallego ha ligado para siempre su suerte a la extrema derecha. 

“Es un pacto vergonzante. Han pasado de las líneas rojas a la alfombra roja con Vox”, dijo la vicesecretaria general socialista y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, esta semana en una entrevista en TVE. “Les debería dar vergüenza”, criticó también la portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría. En realidad, el Partido Socialista se ha lanzado en tromba durante toda la semana a denunciar no solo los pactos con Vox sino la asunción por parte del PP en los acuerdos de Gobierno de buena parte de la agenda ultra. 

La derogación de medidas concretas sobre violencia de género, de departamentos específicos sobre violencia machista e incluso la eliminación del término para pasar a denominarse “violencia intrafamiliar” son una constante en los pactos que se están concretando entre PP y Vox. “El PP va a aceptar la brutalidad política contra la mujer. En todas esas ciudades ya no sonará el teléfono de ayuda a la mujer porque aceptan el negacionismo de la violencia machista”, dijo Gómez de Celis en su comparecencia. 

Aunque la amenaza de retrocesos en materia de igualdad va a ser estratégica en el discurso del PSOE de cara al 23 de julio (como ya ocurrió con el anunciado protocolo antiabortista de la Junta de Castilla y León) la idea es que la batalla ideológica sea más amplia y se produzca también en frentes como el cambio climático, la economía o los avances sociales. Y el objetivo es, además, poder contraponer ese modelo social desplegado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez a una única alternativa, la que ha fructificado en Valencia, para hacer indistinguibles al PP y Vox como dos elementos igualmente protagonistas de un mismo hecho político: las derechas reaccionarias. 

En esa estrategia se empleará también a fondo el propio presidente del Gobierno, que este domingo dará luz verde a la precampaña con un acto en Dos Hermanas (Sevilla). Pedro Sánchez, que alternará las semanas de campaña con algunas de sus obligaciones en la presidencia de turno de la Unión Europea, se afanará en hacer de la cuenta atrás a las generales algo parecido a un cara a cara constante con Alberto Núñez Feijóo. 

La oferta de multiplicar los debates electorales ya fue rechaza por Génova como una “excentricidad” del presidente, aunque en Ferraz siguen reclamando a los populares que Feijóo aclare a cuántos debates está dispuesto a acudir. Siguen pensando en el PSOE que, a pesar del desgaste y de los efectos movilizadores que a tenor de los resultados del 28M parece tener la denominada “derogación del sanchismo”, el presidente sigue aportando un valor añadido a las opciones de la izquierda, especialmente si consiguen estrechar ese cuerpo a cuerpo con el líder del PP. 

Saben los socialistas que difícilmente su contrincante, con el viento a favor en las encuestas y con el interés de que pase la campaña sin sobresaltos, aceptará exponerse en más de un cara a cara. Y frente a esa estrategia de que, 'cuanto menos pase, mejor', al PSOE le toca arriesgar. 

En las próximas semanas se convertirá en habitual ver al presidente del Gobierno en escenarios y formatos de comunicación que no ha frecuentado desde que entró en La Moncloa. Arrancará el lunes en el Intermedio de La Sexta con el Gran Wyoming, pero no se quedará ahí y se prevé que acuda a medios de comunicación de línea editorial conservadora cuyas invitaciones hasta ahora había declinado. 

Cuentan en el PSOE que la entrevista a Zapatero de esta semana en la COPE, reivindicando el legado de los socialistas en materias como la lucha contra el terrorismo de ETA, sirvió en gran medida para levantar una moral tocada y para dejar una lección: que no hay que dar por perdidas las batallas dialécticas ni en los escenarios más inhóspitos.