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El PSOE mira con inquietud las diferencias entre Yolanda Díaz y Podemos

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz durante un Pleno del Congreso.

Irene Castro

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Desde hace meses hay una práctica unanimidad en la respuesta de altos mandos socialistas sobre las expectativas electorales: “Nosotros aguantamos, pero el problema es lo que pasa a nuestra izquierda”. Ese es el resumen de las respuestas de distintos interlocutores del PSOE, que ven con preocupación la crisis de sus socios de izquierdas y temen cada vez más que las posiciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y Podemos sean irreconciliables. En el ala socialista llevan tiempo mirando la crisis que atraviesa el espacio que tiene a su izquierda, pero ahora reconocen que han dado un “salto cualitativo” al exponer públicamente sus posiciones. Para lo que cruzan los dedos es para que no rompan de cara a las generales y no haya “distracción del voto” que, por el reparto de los restos en el sistema electoral, frustre las expectativas que aún tienen en el partido de Pedro Sánchez.

En Moncloa y Ferraz están convencidos de que han logrado frenar el golpe que sufrieron tras la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP y en los primeros compases de la crisis que deja la guerra de Ucrania. El punto de inflexión consideran que se produjo en el mes de julio, tras el debate sobre el estado de la nación, en el que Pedro Sánchez imprimió un giro a la izquierda en su discurso que se mantiene hasta ahora, con la defensa a los impuestos a las energéticas y los bancos con pullas como la que lanzó el pasado viernes al exministro Luis de Guindos por ponerle zancadillas desde su destino en el Banco Central Europeo. 

Las encuestas reflejan el estrechamiento de la ventaja que el PP logró sacarle al PSOE tras la llegada de Feijóo a Génova, entre ellas la de Simple Lógica publicada por elDiario.es

“Vamos a ganar las municipales. Esa es la prueba”, señala un ministro sobre la mejora de las expectativas que emiten los socialistas. Sánchez fía su supervivencia en buena medida a que el tirón de los presidentes y alcaldes del PSOE le permitan ganar esa primera prueba de fuego. “El mapa va a ser bastante parecido al de 2019”, pronostica un dirigente con mando en plaza en Ferraz. Los socialistas se aferran, desde los últimos batacazos en Madrid o Castilla y León, a la idea de que quienes gobiernan se han consolidado.

“Si no ganamos las municipales, no habría margen para recuperarse”, reconoce una de las fuentes consultadas sobre la posibilidad de que el PP se imponga. En todo caso, a la otra baza a la que se acogen a nivel estatal es a que Feijóo solo puede llegar a Moncloa apoyado en Vox ya que ninguna formación, por muchos mimos que le haga al PNV, iba a entrar en una ecuación en la que esté la extrema derecha. Pero también en esa pata respiran con cierto alivio porque ven al partido de Santiago Abascal en horas bajas. 

La gran inquietud en las filas del PSOE es lo que pueda pasar a su izquierda ante la distancia que separa a Yolanda Díaz y a Podemos y que cada vez es más explícita. El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ha aprovechado sus últimas apariciones públicas para arremeter contra la vicepresidenta. “Había muchos militantes de Podemos que le decían a Díaz ”respétanos“, que lo que has hecho en el Ministerio de Trabajo, que es histórico, es gracias a que había un partido que te defendió como ministra y fue Podemos”, expresó Iglesias desde los micrófonos de la Cadena Ser 24 horas después de haber advertido de que “no hay discurso más reaccionario que el que dice que el problema son los partidos”, que es precisamente la idea que defiende Díaz.

Aunque públicamente Ferraz se limita a mostrar respeto por las cuestiones orgánicas del resto de partidos, el temor de los dirigentes consultados es que la plataforma Sumar que está preparando la vicepresidenta no integre a la formación liderada por Ione Belarra y que terminen yendo por separado. Algunas de las fuentes consultadas ponen en duda incluso que Díaz vaya a llegar a las generales. “Estamos ante otro Errejón, salvo que llegara a una entente cordiale con Podemos”, reflexiona un dirigente territorial. “Irá por barrios, habrá sitios en los que será posible”, señala una dirigente socialista, que atribuye la situación actual a la “tensión” previa a la configuración de las candidaturas electorales.

“La clarificación de Yolanda es fundamental”

A Yolanda Díaz la miran también en algunas de las autonomías presididas por el PSOE, como la Comunitat Valenciana, donde esperan revalidar el Pacto del Botánico. En el PSPV creen que Compromís aguantará con Joan Baldoví a pesar de sus problemas internos, pero ven con más preocupación la situación de Podemos, que necesita un 5% de los votos para conseguir representación en las Cortes. “Lo tienen complicado. Ahí depende de si les apoya Yolanda o no”, explican fuentes próximas a Ximo Puig: “La clarificación de Yolanda es fundamental. Lo normal es que vayan Podemos e IU y que Yolanda apoyara a ese espacio”. No obstante, IU está explorando un acuerdo con Compromís y Más Madrid para las autonómicas

En Baleares, Francina Armengol confía en que Podemos y Més aguanten, a pesar de que ambas fuerzas tendrán nuevos cabeza de cartel. En el PSIB reconocen cierto nerviosismo por esos cambios en un momento en que Podemos está “a la baja”, pero esperan poder sumar o, al menos, tener el camino expedito porque el Pi, que actualmente tiene tres escaños no se junte con PP y Vox. Es la misma situación que atraviesa Javier Lambán, donde la amalgama de fuerzas que componen las Cortes de Aragón, incluidos partidos regionalistas, se declaran incompatibles con un acuerdo en el que esté la extrema derecha. 

Otra de las cartas que el PSOE cree que tiene en su mano es la falta de candidatos potentes por parte del PP. Ocurre en Castilla-La Mancha y Extremadura, donde Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara gobiernan con mayoría absoluta, y también en Asturias, donde Adrián Barbón da por hecho que reeditará la presidencia del Principado. La Rioja es la plaza en la que Ferraz veía más complicaciones, por ser un bastión tradicional de la derecha, pero lo fían todo a la gestión de los fondos europeos y a la mala situación del PP en la región. 

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