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El PSOE no rentabiliza el 'efecto Sánchez' en Moncloa y repite el mal resultado en Galicia y Euskadi

Irene Castro

12 de julio de 2020 23:01 h

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El PSOE no rentabiliza el 'efecto Sánchez' en Moncloa en las elecciones de Galicia y Euskadi, donde han repetido casi el mismo resultado que en 2016, cuando se quedaron en un suelo electoral que precipitó la cruenta batalla interna que acabó con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general. En un escenario radicalmente distinto, los socialistas vuelven a quedarse con un sabor amargo tras los comicios de este 12 de julio en los que ya no solo no han logrado acabar con once años de mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo sino que se han quedado como tercera fuerza -esta vez el sorpasso ha sido del BNG- y en Euskadi solo han subido un escaño y, aunque en términos porcentuales han crecido ligeramente, al igual que en Galicia, el respaldo en papeletas ha sido inferior.

El partido de Pedro Sánchez no ha logrado ninguno de sus objetivos en las contiendas de este domingo, que se leían en buena medida como el primer test de los partidos tras la pandemia de la COVID-19. Aunque en Ferraz aseguraban que no era un examen a la gestión de la emergencia sanitaria, buena parte de la campaña ha girado en torno a ella y los de Sánchez han presumido precisamente de su labor en los últimos meses. Pero los socialistas no lo han conseguido rentabilizar y tampoco la caída de Unidas Podemos, que hasta ahora era su principal competidor por la izquierda. En Moncloa estaban, además, convencidos de que se mejoraría el resultado de hace cuatro años, como sucedió en las autonómicas que se celebraron el año pasado, pero se han quedado en una situación muy parecida.

“Teníamos que aguantar toda una ofensiva de un Gobierno de coalición que se estrenó con una pandemia y algunos pensaban que el desgaste iba a ser mucho mayor -se defendió el secretario de Organización, José Luis Ábalos-. No hemos triunfado, evidentemente, ahí están los datos, no son los que nos gustan, no son por los que hemos peleado, pero son los que tenemos y no acusan el desgaste que podrían algunos aventurar que se iba a producir”. No obstante, en el caso de la debacle de Unidas Podemos, el ministro sí apuntó a que su presencia en el Gobierno es una de las razones de su caída. Aún así, Ferraz trata de desvincular los resultados de los socialistas en dos territorios “singulares” y subraya el “fracaso” de Pablo Casado por no haber logrado el “desgaste” del PSOE con su “ofensiva” contra el Ejecutivo y por haberse hundido en Euskadi, donde se implicó en primera persona cambiando al candidato del PP en el último momento y concurriendo en coalición con Ciudadanos.

A pesar de que Ábalos puso el énfasis en la diferente estrategia seguida por Feijóo y Casado -“buena, en el primer caso, y ”muy mala“, en el segundo-, acusó al PP del crecimiento de las fuerzas nacionalistas tanto en Galicia como en Euskadi por su estrategia de confrontación. ”Cuando se polariza en temas territoriales, todo el nacionalismo sale beneficiado“, expresó el dirigente socialista al finalizar el escrutinio en la sede de Ferraz, a la que en esta ocasión ni siquiera se desplazó el presidente.

Con el escrutinio cerrado, el PSE-EE obtiene 10 escaños y un 13,64% de los sufragios -frente al 11,94% de hace cuatro años, cuando cosechó el peor resultado de su historia-. Con el 99,96% escrutado, el PSdeG logra 15 escaños -el último que le diferencia de los 14 de la pasada legislatura bailó hasta el final- y el 19,38% de los votos -un 1,5% más que en las últimas gallegas, aunque casi doce puntos menos que en los comicios del 10 de noviembre-. En ambas comunidades, los socialistas tienen tradicionalmente mejores resultados en las generales que en las autonómicas, aunque en esta ocasión la diferencia ha sido mayor que respecto a 2016.

El chasco ha sido mayor en Galicia, donde Gonzalo Caballero, el candidato del PSdeG, se ha quedado a doce puntos del resultado de Sánchez -aunque en las autonómicas gallegas de 2016 la marca PSOE, entonces en baja forma, logró cinco puntos más en las generales-. El aspirante socialista no solo no logra la Xunta sino que se queda como segunda fuerza de la oposición, por detrás del BNG. Los socialistas no capitalizan la hecatombe de Podemos-Esquerda Unida-Anova, que con la candidatura de las mareas les relegaron ya a esa posición hace cuatro años.

En Ferraz ya contaban con que vencer a Feijóo era misión imposible -e incluso ven en su triunfo una oportunidad de debilitar aún más a Pablo Casado-, pero el adelantamiento por la izquierda de los nacionalistas gallegos es un varapalo que destacados dirigentes del partido atribuyen al candidato y a la mala situación de la federación gallega. “Los resultados no son satisfactorios, no son los que esperábamos”, señaló Caballero en su comparecencia tras los resultados en la que aseguró que su intención es seguir al frente del PSdeG. Ábalos reconoció que el candidato llevaba poco tiempo en el parlamento gallego: “Tendremos que trabajar mucho más en Galicia para ser la alternativa. Ahora que el líder del PSdeG se incorpora de lleno a esta tarea es la que tendremos que desarrollar”. No obstante, algunos dirigentes de la organización en Galicia consideran que también ha acusado el “castigo” al Gobierno.

Tampoco en Euskadi el PSE-EE ha sacado rédito a su presencia en el Gobierno vasco ni en el central, que era una de las ideas fuerza de la campaña de Idoia Mendia. El aparato socialista contaba con obtener once o doce escaños, y finalmente se tienen que conformar con diez -tan solo uno más que en 2016-, aunque consiguen ser claves de nuevo para el lehendakari, Iñigo Urkullu. “Los socialistas vamos a utilizar cada papeleta que han dedicado a nosotros en reconstruir económicamente Euskadi -dijo la candidata este domingo-. Hemos dado nuestra palabra y la vamos a cumplir, como siempre”. En Ferraz enfatizan que ahora suman mayoría absoluta con el PNV, no como en este mandato.

“La abstención siempre juega en contra de nuestro partido”, agregó la líder de los socialistas vascos en la valoración de los resultados en la que admitió la decepción: “Nos habría gustado obtener una fuerza mayor de la obtenida”. Aún así, Mendia apuntó que los resultados son “buenos” porque el Partido Socialista ha conseguido recuperar “el liderazgo de la izquierda no nacionalista” que le fue arrebatado por Podemos en la anterior contienda electoral. Por eso se reivindicó como “la izquierda útil”, a pesar de que no ha logrado atraer el voto perdido por los de Pablo Iglesias.