El polémico retrato del director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, ataviado como los generales del siglo XIX llega al Congreso de los Diputados. El grupo socialista ha registrado una batería de preguntas para conocer quién pagó el cuadro y el origen de las condecoraciones con las que posó de Mesa en la citada pintura cuyo destino todavía no ha sido explicado.
La iniciativa remitida a la Mesa del Congreso el pasado 7 de octubre lleva la firma del portavoz de Interior del grupo socialista Antonio Trevín y de la diputada Ana Botella y pide que el Gobierno responda por escrito si es cierta la existencia de ese cuadro, que desveló eldiario.es, cuánto ha costado, con cargo a qué partida se ha abonado y también si el retrato implica que De Mesa abandona su cargo. El PSOE alude así a la costumbre de la institución de colgar en las paredes centrales de su sede de la calle Guzmán el Bueno en Madrid un óleo de cada director general cuando expira su mandato.
“Dado que el mismo debería colgarse una vez que el señor Arsenio Fernández fuera sustituido como director general, ¿cuando y por qué motivos ha sido fijado (al parecer en diferido) su cese?”, pregunta el PSOE en el Congreso.
El grupo parlamentario también plantea qué condecoraciones luce el todavía director general del cuerpo –el sexto civil que ocupa el puesto en los 172 años de historia de la institución– en la pintura, quién las ha concedido y en base a qué méritos.
En el óleo, Fernández de Mesa porta la banda de la Gran Cruz Naval, con los colores de la bandera española, guantes, medallas en la pechera y bastón de mando. Su pose contrasta con la de sus antecesores en el cargo que siempre han elegido traje y corbata. Alguno de ellos como el general José Antonio Sáenz de Santamaría (que dirigió el cuerpo entre 1983 y 1986) portó en sus manos un ejemplar de la Constitución.
La fotografía del cuadro publicada por eldiario.es ha causado malestar en la institución. Fuentes de la Armada sostienen que un civil debe vestir, por norma, la banda de la Gran Gruz nacional por dentro del chaqué y no como ha hecho Fernández de Mesa, quien en privado, ha repetido a su entorno que se siente un militar frustrado.