El PSOE refuerza a EH Bildu como socio frente a las campañas de la derecha

Es la primera vez que ocurre. Con el respaldo a la moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona, el Partido Socialista apoya activamente una candidatura de EH Bildu para que pueda gobernar una capital de provincia. Y eso supone un paso más en la relación política entre dos formaciones que, en la práctica, ya tienen desde hace años una colaboración estrecha para la gobernabilidad de otras plazas como Navarra o incluso el Gobierno del Estado. Una interlocución que se abre camino gracias, en gran medida, a la apuesta estratégica del independentismo vasco por priorizar los avances sociales a la agenda identitaria. Pero también en medio de las campañas de las derechas que equiparan a la coalición con la banda terrorista ETA. 

La diferencia esta vez es que es el PSOE quien ofrece su apoyo. Hasta ahora, y desde el ciclo político iniciado en 2019, había sido siempre la formación independentista vasca la que prestaba sus votos para sustentar mayorías progresistas lideradas por el PSOE. Así ocurrió hace solo un mes en la investidura de Pedro Sánchez, que contó con el voto afirmativo de los seis diputados de EH Bildu en el Congreso, imprescindibles en esa mayoría parlamentaria. Pero pasó también en 2020, cuando Sánchez solo requirió de la abstención de los diputados vascos para que le salieran las cuentas de esa primera investidura. Luego, los de Arnaldo Otegi se consolidaron como aliado parlamentario para sacar adelante el grueso de medidas de la legislatura, incluyendo los Presupuestos Generales del Estado, el estado de alarma y medidas de carácter eminentemente social como la Ley de Vivienda. 

En el plano territorial, tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado mes de mayo –donde el eje fundamental de la campaña de las derechas consistió en acusar al PSOE de pactar con los terroristas– se produjo un escenario atípico entre dos formaciones políticas al uso. El PSOE necesitaba a EH Bildu para retener el Gobierno de Navarra y los independentistas vascos, al PSOE para recuperar el bastón de mando en Pamplona. Sin embargo, en ese momento no se produjo un acuerdo a dos bandas. Bildu sí apoyó a María Chivite para hacerla presidenta y aseguró entonces que lo hacía sin contrapartidas, únicamente para impedir un gobierno de las derechas. Y tanto fue así que el Partido Socialista de Navarra no correspondió con sus votos a la izquierda abertzale en el consistorio de la capital, favoreciendo de esa forma una alcaldía conservadora con UPN al frente. Hasta hoy.

En aquella postura pesaron dos factores, según las fuentes de la dirección del PSOE consultadas. Influyó el enésimo intento estratégico de los socialistas por alejar a Unión del Pueblo Navarro de los postulados más recalcitrantes de PP y de Vox con el objetivo incluso de explorar vías de entendimiento en el Congreso, al estilo de lo que ya ocurre con otras formaciones conservadoras como Coalición Canaria o PNV. Ya lo intentó, de hecho, con la reforma laboral de la pasada legislatura. Una colaboración finalmente frustrada por Carlos Adanero y Sergio Sayas, los dos diputados tránsfugas que traicionaron a su partido y hoy engrosan las filas del PP. 

Sin embargo, el principal motivo sobre el que el PSOE sustentó su rechazo a apoyar a Bildu en Pamplona tenía que ver con la línea argumental mantenida hasta entonces respecto a la izquierda abertzale: se aceptaba su apoyo pero ni se gobernaba con ellos ni se les ayudaba a gobernar. Unas líneas rojas que empezaron a difuminarse este miércoles en Pamplona y ante las que en la calle Ferraz empiezan a sacudirse los complejos y las presiones de diferentes sectores de la derecha. 

“No tengo ningún problema con que un partido progresista democrático de España se haga con una alcaldía de provincia. En pocos días habrá en España otra alcaldía más progresista y una menos de derechas”, celebró el ministro de Transportes, Óscar Puente, durante la sesión de control en el Congreso este miércoles y tras las acusaciones de las bancadas de las derechas por “la rendición” ante “los herederos de ETA”. Puente fue el más explícito de los dirigentes socialistas en defender el paso dado, contextualizado por otros altos cargos del partido gracias al argumentario que alude a que tan solo se trata de “asuntos de mera política local”. 

Lo cierto es que ese acercamiento a EH Bildu responde a un posicionamiento estratégico del PSOE sustentado en una profunda reflexión de fondo y en un largo e intenso debate interno al más alto nivel respecto al tipo de relación que se debe mantener con el proyecto político que representa a la izquierda abertzale. Respecto a esa discusión, los socialistas señalan, en primer lugar, a la deriva de UPN. “¿Has escuchado lo que dicen en el Congreso? Son indistinguibles de PP y Vox. ¿Qué sentido tiene que ahondemos en esa apuesta?”, reflexiona un dirigente de Ferraz. 

La conclusión de ese debate interno es que, si en Madrid o en Navarra se da respuesta a la voluntad de la ciudadanía con la conformación de una mayoría parlamentaria progresista que incluye a EH Bildu, es un error ponerse de espaldas a la misma demanda de la sociedad navarra o de los votantes de Pamplona. Una reflexión que ya tuvo su punto álgido tras las elecciones autonómicas de 2019.

Entonces el resultado de los comicios al Parlamento de Navarra ya dibujó un escenario similar al actual: la socialista María Chivite podría ser presidenta si contaba con el apoyo de EH Bildu. La decidida apuesta del PSN por conformar un Gobierno progresista por primera vez en dos décadas se topó de frente con la negativa inicial de Ferraz, donde en ese momento también estaba trazada como línea roja cualquier tipo de interlocución o colaboración con los independentistas vascos. 

Pero aquel encontronazo lo ganaron el PSN y quienes en el seno del PSOE ya apostaban entonces por normalizar las relaciones políticas e institucionales con una formación legal, integrada mayoritariamente por corrientes completamente ajenas y enfrentadas al terrorismo y que, en cualquier caso, había dado en los últimos años claros pasos en el rechazo a la violencia y en el reconocimiento a las víctimas. Así que María Chivite fue presidenta en 2019 y Pedro Sánchez en 2020 gracias al apoyo de Bildu. 

Esa senda que recorre poco a poco el PSOE es correspondida con una encendida ofensiva de las derechas, que llegaron a popularizar el eslogan “Que te vote Txapote” en las campañas electorales de este año para atacar a Pedro Sánchez por sus pactos con EH Bildu. “La ley de vivienda se sustenta en los cimientos del atentado de Hipercor”, llegó a decir el hoy presidente del Senado, el dirigente popular Pedro Rollán, de los acuerdos entre ambas formaciones. 

Futuros pactos en Euskadi

La pregunta ahora es si la senda abierta en Pamplona tendrá réplica en el futuro también en Euskadi, con un horizonte electoral inmediato y tras el paso al lado de Arnaldo Otegi en la candidatura de la formación que lidera. Y la pretensión de EH Bildu es clara. “¿Por qué lo que vale en Madrid y Navarra no vale en Euskadi?”, se preguntan en el grupo parlamentario del Congreso, donde consideran que se da un paso para que los acuerdos en el País Vasco sean también posibles. 

En el PSOE, mientras tanto, echan el freno. “El PNV no es UPN”, recuerdan en Ferraz para dar su espacio también a un aliado estratégico como el Partido Nacionalista Vasco y para remarcar que “cada contexto es diferente”. 

A tenor de los resultados electorales del pasado mayo, el “Que te vote Txapote” de la derecha resultó una fórmula exitosa en las urnas. Pero también al calor de ese eslogan que utiliza el nombre del asesino de Miguel Ángel Blanco y que critican las propias asociaciones de víctimas del terrorismo surgió una reacción en la izquierda que lideró en la campaña de las generales el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

“No me produce ningún problema que se pacte con EH Bildu, creo que España va mejor haciendo que los que la han cuestionado participen. Si alguien que estaba en la violencia deja la violencia y respeta las reglas, ahí están las reglas, esa es la grandeza de la democracia”, afirmó. 

En el primer punto del acuerdo firmado entre el PSN y EH Bildu este miércoles en Pamplona, se lee: “Nos comprometemos a trabajar para generar un clima político de entendimiento que mire al futuro, sin olvidar el pasado, desde la convicción política y ética de que es necesario el reconocimiento y reparación de las víctimas generadas por la violencia de ETA, evitando en todo momento que se puedan generar situaciones de humillación,”.

En base a ese acuerdo, en el PSOE reivindican el paso dado como “impecable” desde el punto de vista político. Y señalan los pactos del PP con Vox como la verdadera amenaza a los derechos conquistados y como la constatación de que no puede ser Feijóo quien le dé a los socialistas lecciones sobre la legitimidad de la política de pactos.