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CRÓNICA

El PSOE remonta su propio pesimismo

Pedro Sánchez en El Hormiguero

José Enrique Monrosi

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Cuando Pedro Sánchez se despidió de las hormigas de Antena 3, en Ferraz se produjo algo parecido a un estallido de júbilo. Con pocos motivos de celebración tras varios años de encadenar derrotas electorales en Murcia, Castilla y León o Andalucía y, sobre todo, tras la debacle del 28M, la entrevista de este martes en El Hormiguero con Pablo Motos vino a cambiar de golpe el estado de ánimo de los socialistas. 

La intervención del presidente del Gobierno en un prime time abiertamente hostil tanto a su figura como al propio Ejecutivo de coalición fue valorada de manera prácticamente unánime como un éxito tanto entre sus afines como entre sus no afines. Y eso fue recibido en el PSOE como un portazo a su propio pesimismo tras el funeral político en el que se encontraban sumidos desde los resultados de las autonómicas y municipales. 

Esa ofensiva mediática de Sánchez, que en apenas una semana ha pasado por medios como Onda Cero, la cadena SER, laSexta, El País o infoLibre y que, además de la citada entrevista en Antena 3, lo llevará al Programa de Ana Rosa la semana que viene, ha coincidido en el tiempo con los continuos tropiezos del PP de Alberto Núñez Feijóo, enredado desde el 28 de mayo en la gestión de una victoria que lo ata de pies y manos a la ultraderecha de Vox para gobernar en ayuntamientos y comunidades autónomas.  

Los socialistas aseguran ahora percibir un claro cambio del viento que empezó a soplar en la madrugada del 28 de mayo y que amenazaba con un nuevo tsunami de la derecha el próximo 23 de julio. Para salir de esa depresión generalizada en la izquierda, coinciden varios dirigentes del PSOE, tenían que pasar cosas que alteraran el ambiente triunfal que rodeaba el PP. Y creen que todas esas cosas están pasando. 

Se ha culminado, por ejemplo, la alianza estratégica del PP con Vox en multitud de municipios y en gobiernos autonómicos con acuerdos tan estruendosos como el de la Generalitat Valenciana (negociado con un condenado por violencia machista) o con cargos públicos tan polémicos como el propio vicepresidente valenciano (el torero profranquista Vicente Barrera), la presidenta de Les Corts (la ultracatólica Llanos Masó) o el presidente del Parlament balear (el ultra Gabriel Le Senne). 

Esos acuerdos enfrentan a los populares desde hace dos semanas a continuas contradicciones en materias como la violencia machista o los derechos LGTBI. Algo que, sumado al ruido de otras negociaciones con la ultraderecha como el caso de Extremadura o la negativa del propio Feijóo a aclarar su sueldo han dejado vía libre para que el líder del PSOE consiga imponer su mensaje y acaparar gran parte del foco mediático. 

Con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero como telonero, que marcó el camino del paso al frente con una estrategia comunicativa más combativa ante el triunfante relato del ‘antisanchismo’ con una entrevista en la cadena COPE, la decisión de Ferraz fue la de situar al propio Pedro Sánchez al frente de esa estrategia. La conclusión tras una primera ronda intensiva de entrevistas en medios y en formatos a los que el presidente había dejado de acudir durante sus cinco años de mandato es que todas ellas, con especial mención a la de Antena 3, no solo le han sentado bien a la imagen de Sánchez sino que puede tener una influencia directa en las expectativas electorales del PSOE. 

Por el momento, el primer balance en el equipo de campaña de los socialistas es que se ha conseguido taponar el trasvase de votos al PP (que acabó suponiendo una sangría el 28M), que los sondeos reflejan un recorte de alrededor de dos puntos respecto a Feijóo y que, además, se ha conseguido activar al electorado progresista que se quedó en casa hace justo un mes. 

Evitar los errores no forzados

Están convencidos en la calle Ferraz de que la cuenta atrás para las generales supondrá un desgaste de la figura de Alberto Núñez Feijóo y que, de hecho, eso es algo que se percibe ya en el nerviosismo del líder de la oposición a la hora de afrontar la negociación de los debates electorales o la publicación de su propio sueldo. Una tendencia inversa a la que subrayan que demuestra el presidente del Gobierno en cada uno de sus intervenciones, de la que destacan su seguridad y su “gran momento de forma”. 

Por eso, uno de los llamamientos de la Moncloa y de la dirección del partido a los suyos es la de no caer en errores no forzados que faciliten a los populares volver a tener la iniciativa política. En ese sentido, la orden es evitar los tropiezos públicos como el del Delegado del Gobierno en Madrid de hace unos días, que elogió el papel del Bildu frente a “los patrioteros de pulsera”, o como el de la presidenta del Congreso y número 1 por Barcelona, Meritxell Batet, que este miércoles en la cadena SER aseguró que “la mayoría de la población no tiene problemas para pagarse el alquiler”. Tras la instrucción de Moncloa, Batet rectificó en sus redes sociales. 

El mensaje que se traslada ahora en el partido a todos sus cuadros es el de que no es ninguna quimera llegar al 23 de julio con posibilidades de reeditar un gobierno de coalición progresista. “Voy a ganar las elecciones”, le dijo Pedro Sánchez a Pablo Motos durante la entrevista. Pocos en el PSOE pensaron en la madrugada del 28 de mayo que la decisión de Sánchez de adelantar las generales fuera otra cosa que tirar la toalla. Y eso parece haber cambiado. “Han vuelto a hacer lo que mejor le sienta a Pedro: dar por muerto a Pedro”, resume un dirigente socialista. 

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