El PSOE y sus socios se comprometen a dar estabilidad a la legislatura tras las elecciones en Catalunya
Casi todo lo que podía salirle bien el domingo por la noche a Pedro Sánchez, le salió. La gran reválida a su apuesta por los indultos a los líderes del procès, primero, y la ley de amnistía, después, se solventó en las urnas con un éxito político sin precedentes en Catalunya. Los socialistas ganaron holgadamente unas elecciones en votos y escaños por primera vez en la historia y esa victoria rompió, de paso, la hegemonía parlamentaria mantenida por el independentismo y el soberanismo durante décadas.
“Es un mensaje muy claro, muy rotundo sobre lo que quiere y también sobre lo que no quiere la ciudadanía catalana”, valoran en la Moncloa, donde se muestran convencidos de que el respaldo explícito a una política “del reencuentro” dará paso a una reflexión interna en el seno del independentismo. “La gente ha pasado página, quien intente jugar al bloqueo o al enfrentamiento, hará una lectura errónea de estos resultados”, añaden desde el equipo del presidente.
Desde el adelanto electoral en Catalunya, el propio Pedro Sánchez siempre se mostró convencido de que, lejos de hacer peligrar la mayoría parlamentaria que le sustenta en el Congreso, una gran victoria este 12-M le despejaba el camino de la legislatura. Algo que defendió Ferraz en público este lunes.
“Entendemos que los resultados no tendrán ninguna repercusión en la gobernabilidad de España. El PSOE cumple sus acuerdos y no tengo dudas de que el resto hará lo mismo. Además, no hay alternativa a un presidente que ha visto revalidada su hoja de ruta en los comicios de ayer”, afirmó, rotunda, la portavoz del partido, Esther Peña, en rueda de prensa tras la reunión de la Ejecutiva Federal.
Con el respaldo del flanco vasco del PNV y EH Bildu garantizado y con ERC en plena combustión interna tras el batacazo electoral y la renuncia de Pere Aragonès, todas las miradas volvían a estar puestas en Carles Puigdemont. Pero fue el propio líder de Junts quien se encargó personalmente de despejar cualquier incógnita para descartar que la formación de Govern en Catalunya pueda repercutir en su respaldo al Ejecutivo de Sánchez en Madrid.
“Si el PSOE cumple, nosotros cumpliremos pase lo que pase en Catalunya”, dijo Puigdemont durante su comparecencia de este lunes en el sur de Francia. El expresident aseguró que no romperá su pacto con Sánchez incluso en el caso de que Salvador Illa llegue a un acuerdo tripartito con ERC y Comuns y le aparte a él de la carrera a la Generalitat, después de que haya confirmado su intención de presentarse a una investidura. “No amenazamos a Sánchez con que acabe la legislatura si hay un tripartito de izquierdas, pero si hay juego sucio, como es apoyarse en el PP o Vox, entonces no podremos continuar”, afirmó.
El convencimiento en el Gobierno y en el PSOE es que si el 12-M en Catalunya llega a suponer algo parecido a un punto de inflexión en la legislatura, solo lo podría ser en positivo. Con la ley de amnistía aún pendiente de ser refrendada en el Congreso (este martes la mayoría absoluta del PP en el Senado la rechazará y la devolverá a la Cámara Baja), la intención del Ejecutivo de coalición es apretar el acelerador de una legislatura a medio gas desde el pasado 23-J. Y creen en el equipo del presidente que tras el resultado del domingo todos los actores implicados en la gobernabilidad del país tienen más incentivos para ello.
Por eso, la gran prioridad política de los socialistas es amarrar cuanto antes el compromiso de sus socios para sacar adelante los Presupuestos del año que viene. Pero también aspiran a poner en marcha una ambiciosa agenda legislativa de medidas sociales o reforma de la Justicia que tenían aparcada hasta que se dilucidara el panorama catalán.
El PP solo ve “más inestabilidad”
La visión que tienen en el PP es diametralmente opuesta a la del PSOE. El portavoz nacional, Borja Sémper, aseguró este lunes que los socialistas han “expulsado el voto centrista y moderado” que crece a costa de fagocitar a los partidos de izquierdas y a los partidos independentistas. “Hoy el señor Sánchez tiene los mismos problemas que tenía la semana pasada”, apuntó en una comparecencia ante los medios.
El análisis que hacen en la sede de la calle de Génova es que el presidente del Gobierno “depende aún más del independentismo”, con un “país paralizado, sin Presupuestos Generales del Estado, con un posible caso de corrupción que afecta al Gobierno y al PSOE”. La endiablada aritmética que las elecciones del domingo han dibujado en el Parlament llevan al PP a tildar de “incierta” la estabilidad en Catalunya y a sostener que no va a ir a mejor la inestabilidad del Gobierno central.
En el PP creen, o al menos es lo que dicen, que Sánchez dejará caer a Salvador Illa y dará la Generalitat a Carles Puigdemont a cambio de mantenerse en la Moncloa. Y que eso no se lo perdonará el electorado. La primera muestra será en las europeas del 9 de junio. Unos comicios que serán los primeros en los que “todos los españoles podrán acudir a las urnas desde la investidura de Pedro Sánchez”, donde tendrán “la oportunidad de impugnar una política basada en mentiras continuas, en supuestas prácticas corruptas, en inestabilidad y en colonización y deterioro institucional”.
Sin embargo, en Ferraz están convencidos de que el impacto de su incontestable victoria en Catalunya trascenderá incluso los límites de lo parlamentario y llegará a cambiar de raíz el guion político de la legislatura. Porque la amnistía, aseguran, ha tenido el efecto deseado de desactivar la fuerza política que llegó a aglutinar el independentismo en el momento álgido del procès como respuesta a las políticas del PP. Y porque sin esa fuerza cualquier retórica sobre exigencias de referéndums o agenda soberanista queda, definitivamente, desactivada.
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